Sin Escape

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Un hombre en sus 50 con sonrisa jovial entro y mi corazón se arrugo con una estúpida e ilógica decepción que solo encendió una hoguera de ira en mi interior. 

¿Que estaba mal conmigo? 

¿Por qué había huido a la azotea y no solo me largue de aquí?

buscas algo, de alguien

Por supuesto que no! 

yo creo que si

Dios! cállate 

-¿disculpe?-

Oh, joder! estaba discutiendo conmigo misma. Me estaba volviendo loca, necesitaba tres años de terapia y antipsicoticos. 

-lo siento- me excuse con él hombre bien conservado en pantalón de vestir y camisa a medio abotonar -una mala noche- eso era información extra, pero el pobre tipo me había escuchado hablando sola, se merecía la explicación. 

Él hombre solo asintió y cuando el numero 16 alumbro, se marcho sin una mirada atrás. 

Exhale. 

Es solo porque es atractivo. Nada mas.

Es un hombre verdaderamente apuesto, inteligente y con una voz que puede domar a las cobras -la prueba era que había terminado con mi madre- entonces solo es eso. mera atracción física, mi cerebro primitivo reaccionando ante un espécimen con buen ADN para hacer bebes. 

Fin de la historia.

Eran los restos de una larga historia evolutiva de la cual no podía deshacerme, pero que obviamente tendría que aprender a controlar hasta que lograra suprimirla. 

Cariño ¿a quien intentas engañar?

-Oh! púdrete-

Ya basta! Tenia que para de discutir en mi cabeza. No es como que pudiera deshacerme de ella tampoco, pero definitivamente tenia que parar de hablar en voz alta o terminaría en un manicomio. 

Cuando la palabra ROOF alumbro y las puertas se abrieron, el aire frió y el ligero olor a cloro me golpearon. La azotea venia equipada con una variedad de mesas y sillas de playa que rodeaban una piscina de agua azul marino y una barra que al parecer solo servia bebidas con pequeñas sombrillas y cócteles de colores. Pero de la otra mitad, separados por una pesada puerta de cristal, bajo techo, había un enorme restaurante, con otra barra mas ostentosa y hombres de negocios luciendo a lo que seguramente serian las chicas de la noche. 

Estas siendo una perra prejuiciosa. 

Puse los ojos en blanco.

El lado de la piscina estaba relativamente vació, había un par de chicas jóvenes hablando cerca del borde, riéndose de una pareja que estaba al otro lado, succionando cada gramo de saliva fuera del otro. Era un poco escandaloso, pero sin duda lo estaban pasando bien. 

Me deje caer en una de las sillas de playa, cerca del balcón que daba a una gloriosa y horrenda caída de 30 pisos, pero con una vista increíble de la ciudad extendiéndose por debajo de nosotros. 

Me quite los zapatos y los puse pulcramente a un lado y solo respire. 

-Buenas noches, señorita- un hombre en sus treinta con pantalón negro, camisa blanca y pajarita negra me saludo -¿desea algo de tomar?-

mire a la piscina y a la pareja que aun seguía en una máxima muestra publica de afecto con las manos empezando a volverse mas traviesas y a las dos chicas espiando y chismoseando al respecto... parecían divertirse, yo también quería un poco de diversión. 

Censura (a forbidden love story #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora