Capítulo 18- Muchos flashbacks y ¿DA?

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Ex-extra-tra

Anteriormente en Nunca Entres Al Bronx:

"No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero para cuando pude despertar, tenía una bolsa en la cabeza y un insoportable dolor en el abdomen.

Estábamos en movimiento, lo que me daba a pensar, que estábamos en un coche, en una furgoneta o en algo que tuviese ruedas y que cupiesen más de 3 o 4 personas.

Y como no, yo estaba en una superficie dura, que muy fácilmente podría ser suelo.

Estuve un rato oyendo las tranquilas respiraciones de los desgraciados que estaban en el coche, eran 4 aproximadamente, no estaba segura."

Melody's POV

-Bien niña, esto es muy fácil- dijo esa voz tan jodidamente conocida, pero aún no sabía de quien era.

La cosa era esta, estaba en un lugar desconocido, con unas personas desconocidas, pero que bien habría podido conocer antes de la amnesia y una bolsa en la cabeza, que hacía que cada vez que respirase, perdiese un poco de oxígeno, cabe decir que ya respiraba con dificultad. Sin contar con la cinta adhesiva que tenía pegada en la boca que servía como mordaza ni con que mis manos estaban esposadas por detrás de mi espalda.

-Agsuzjsj- intenté hablar- kdkdjdb.

-Oh, es verdad, no puedes ver... ni hablar- se rió.

Empecé a moverme cual foca retrasada para sacarme la bolsa de la cabeza, pero por más que me moviera, no conseguía hacer nada.

-Yo me voy a ir un momento, y tú vas a quedarte aquí quieta porque si vuelvo y no te encuentro aquí, no te espera nada bueno.

{...}

Pasaron aproximadamente diez o quince minutos cuando oí una puerta abriéndose y cerrándose.

Alguien se acercó a mí y me quitó la bolsa de la cabeza, hasta que mis ojos tardaron en acostumbrarse a la luz, los mantuve cerrados.

Una vez los ojos se hubieron adaptado a la iluminación de la sala, los abrí rápidamente, intentando ver a la persona que tenía delante. Esa persona me sonaba, ¿de qué? No lo sé.

Tenía el pelo marrón claro y los ojos azules.

Entrecerré los ojos para analizarlo mejor, para concentrarme mejor, ya sabéis, como los niños pequeños sacan la lengua cuando se concentran.

La habitación era bastante lujosa, demasiado lujosa como para raptar adolescentes creía yo. Había un sofá de tela negra, donde estaba sentado ese señor, un poco más a la derecha había una barra americana con bebidas alcohólicas y refrescos de muchos tipos, a su lado, un billar y una mesa para jugar a las cartas, con su mantel y su baraja encima. En el lado izquierdo de la habitación había una televisión y en el suelo una alfombra, el suelo tenía marcas de patas, exactamente como las del sofá que tenía delante, lo que significaba... Que lo habían arrastrado hasta donde me encontraba yo, apoyada en una pared.

Yo me esperaba algo más lúgubre, ya sabéis, un antro de mala muerte con el suelo lleno de manchas de sangre de sus anteriores víctimas y ratas comiéndose los cuerpos.

<<Exagerada>>

No es momento para discusiones Guillerma.

-aghkasdñhk- intenté hablar, pero más que palabras salían... ¿gruñidos?

<<Balbuceos>>

Sí, eso mismo.

Se cansó y tiró sin piedad de la cinta adhesiva.

Nunca Entres Al Bronx ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora