Servicios De Su Alteza Real [Death Note (LightxL & NearxMello) Yaoi Fanfic]

Seize

[Narra Elle]

Karen es una jodida máquina. Me refiero en el sexo, claro. Me he sentido en el cielo al sentir sus manos tocándome y sus labios besándome en cualquier parte de mi cuerpo, dudo que haya alguien que sepa hacerlo mejor que él. Y, al contrario que Light, lo hace apasionada PERO delicadamente. Comparado con el príncipe, Karen espera a que me adapte a sus movimientos y espera a que esté listo.

Obviamente no le amo sólo por esto, no soy Light, a mí no sólo me gusta el físico de una persona. Yo aprecio más el carácter que la cara o el cuerpo. Luka en realidad quería acostarse conmigo para dejar de masturbarse, seguro que hace eso con cada sirviente joven que se encuentra: juega con sus sentimientos, los enamora, se los folla y después pasa de ellos como de la mierda. Yo detesto ese tipo de persona, no entiendo qué vi en él.

Encima tengo que prepararle para su matrimonio... Después de lo que pasó entre nosotros. Que alguien me mate, por favor. No lo soporto, no puedo estar con él a solas. Me quiero morir.

Llegamos a su una habitación en la que están los materiales de costura. Cuando entra él, cierro la puerta y me acerco al escritorio más cercano, que es bastante grande, sobre el cual están las telas que la costurera real ha decidido para el príncipe Luka. Me han pedido a mí que lo diseñe, ya que mi madre era costurera y vendía sus diseños en tiendas pequeñas para ganar dinero extra. 

Cojo el metro, que es una tira de papel de dos metros, y me acerco al príncipe Luka.

–Necesito tomarle unas cuantas medidas, Alteza –le digo, cogiendo el metro firmemente.

Él suspira y pone la espalda recta y derecha. Me coloco a un lado de él y estiro el metro para medir su altura, su anchura y la longitud de sus dos brazos.

Al acabar, los apunto en la hoja de papel más cercana a mí. Um... Un buen cuerpo, no hay duda. Qué pena que su personalidad no sea igual de buena.

Esto va a ser un poco vergonzoso... Tengo que pedirle que se quite la ropa que lleva puesta para probarle un traje que el rey se puso cuando se casó.

Trago saliva, nervioso, y desvío mi mirada al sentir mis mejillas ponerse rojas.

–¿P-Podría... desvestirse, p-por favor, Alteza ? –pregunto.

Él no dice nada, sus ojos son inexpresivos, al igual que su rostro. Simplemente se quita la chaqueta y empieza a desabotonarse la camisa frente a mí, lentamente, como si quisiera torturarme. Al terminar, la desliza por sus brazos, dejándola caer al suelo.

Me fijo un momento en su cuerpo. Sus abdominales están bien marcados, sus músculos son los que pueden volver loca a cualquier chica, y se le ve fuerte. Entrenamiento militar, como siempre. Malditos franceses, sólo piensan en la guerra.

Cuando se quita los pantalones, me doy la vuelta para no verle y para dirigirme al armario. Su Majestad había dejado el traje ahí, después de tantos años, seguro que está hecho polvo, nunca mejor dicho.

Al abrir el armario, me encuentro con un traje blanco, mayormente blanco, los botones y las hombreras son doradas, al igual que el cinturón. Las mangas están cosidas con hilos negros, a juego con los zapatos.

Es sin duda un traje precioso, digno de cualquier príncipe heredero. Ah, es verdad... Es para Luka.

Lo saco del armario, sacudiéndolo un poco para quitarle el polvo sin dejar de mirarlo con infinita admiración, es muy elegante y muy bonito. Me acerco a su Alteza de nuevo y le tiendo la percha con el traje sin mirarle.

–Póngase esto, por favor.

–¿De qué te avergüenzas? –me pregunta de repente–. Sí ya me has visto desnudo.