Nueve

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Este capítulo aún no está corregido, disculpen las faltas ortográficas.
Por favor, lean la nota del final. (:


  —¡Blake, despierta ya! —El grito de Lavander hizo que abriera los ojos de golpe.

   —¡Se lo juro, profesor, yo no abrí la bóveda! —solté en cuanto me incorporé en la cama.

   Mis tres compañeras de cuarto, se retorcieron de risa.

   ¿Creían que mi grito del día anterior había sido estruendoso? Pues Brown parecía una banshee comparada conmigo.

   Salí de la cama dispuesta a ahorcarla.

   Hermione me detuvo cuando estaba a unos cuantos pasos de alcanzarla. Hasta entonces, me dí cuenta de que todas estaban perfectamente vestidas con el uniforme de nuestra casa. Fue ahí cuando me pregunté qué harían ese trío despiertas y listas para un nuevo día en Hogwarts tan temprano.

   Como si fuera capaz de leer mi mente, Parvati dijo: —Hemos intentando hacer que despiertes desde hace veinte minutos.

   —¿Cómo que veinte? —Giré a ver el reloj muggle que estaba junto a mi cama (análogo, por supuesto. Ningún aparato moderno funcionaba dentro del castillo). Era tardísimo—. Diablos, diablos, diablos.

   Fuí directo hacia donde tenía mi ropa y comencé a cambiarme la pijama. No me daba tiempo para una ducha. Gracias a Merlín, mi cabello estaba de buenas ese día y no tuve complicación alguna con él. Solo lo até en una coleta rápida después de cepillarlo.

   Diez minutos después, las cuatro íbamos bajando las escaleras, prácticamente corriendo a la sala común para encontrarnos con los muchachos que ya nos esperaban.

   Lavander y Parvati salieron primero, dejándonos a los cuatro en la estancia llena de sillones vacíos.

   Nuestra primera clase era Herbología, y según Hermione, los Hufflepuff estarían acompañándonos en ella. No tenía problema con eso. El hecho de que la profesora Sprout fuera jefa de esa casa no significaba que iba a ser menos arbitraria o que diera favoritismo sobre nosotros... como cierto profesor que solía rondar en las pesadillas de la mayor parte de los alumnos de primero.

   Tan pronto como entramos al invernadero, las diferentes esencias de las plantas y materiales orgánicos de la profesora Sprout inundaron mis fosas nasales. Era una mesclar interesante: la lavanda se confundía con el estiércol de dragón que se utilizaba como fertilizante, haciéndolo un poco más tolerable.

   Teníamos suerte de que la Mimbulus Mimbletonia no se encontrara cerca, ya que liberaba un olor hediondo si llegaba sentirse amenazada. Dato aprendido de una mala experiencia del curso pasado que preferiría no recordar. Los chicos y yo olimos mal por una semana completa.

  Como no había un asiento específico para los alumnos, nos acomodamos como pudimos a cada lado de la enorme mesa que se encontraba a rebosar de Snargaluffs, una especie de planta con espinas, vainas verdes y un tronco nudoso.

   —Muy bien, muchachos —comenzó la profesora Sprout—. Hoy trabajaremos en parejas. Para hacer las cosas rápidas, la persona que esté frente a la maceta hará equipo con quien se encuentre a su derecha.
   » Espero que todos traigan consigo una copia de Árboles Carnívoros del Mundo porque es esencial para la actividad de este día.

   Era una mañana calurosa, y el hecho de que ni una de las ventanas del invernadero estaba abierta me hacía agradecer la decisión de recoger mi cabello. No quería ni imaginar como sería en cuanto tuviera que ponerme los guantes de piel de dragón para comenzar a trabajar.

not a mudblood » d.m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora