Capitulo 4

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― ¿Qué ha sido eso? ―preguntó alarmado, casi cayendo de su camilla, Emma y la enfermera soltaron carcajadas al ver su reacción.

―No despertabas, la enfermera Linda y yo esperábamos que lo hicieras por tu cuenta, pero, honestamente, ambas empezábamos a tener hambre. ―dijo Emma, Emmett la miró aliviado, abrazándola con fuerza, pero Emma lo miró extraño mientras se separaba de su apretado e incómodo abrazo.

― ¿Muestras de afecto sin peticiones ridículas? Pronto, ¿Qué día es hoy? ―preguntó Emma alarmada.

Pero Emmett reía a la vez que jugaba con el cabello de su hermana, fastidiándola. Emma rodó los ojos hacia él, acomodándolo nuevamente.

―Pensé que estabas muriendo o algo similar, y después, todo lo que supe fue que... no tenía fuerzas. ―dijo Emmett. Emma le miró con dulzura, ¿se había preocupado por ella? << ¿Quién lo diría? >>

―Solo fue un desmayo, la enfermera Linda llegó al rato de escuchar a Momo ladrando, por suerte no duró demasiado, cuando desperté me preguntó si había comido y dormido bien, la respuesta te sorprenderá, ―dijo Emma con sarcasmo y gracia.

―Tu hermana está bien, solo necesita comer y dormir mejor, mucho mejor. ―dijo mirando las ojeras oscuras que adornaban el rostro de Emma―. En cuanto a ti, parece ser que esa fue tu reacción ante la situación de estrés que fue ver a tu hermana en ese estado, estarás bien, ambos pueden llevarse una paleta.

― ¿Oíste eso Emmett? ¡Paletas gratis! ―dijo Emma con una sonrisa.

Pero Emmett aún estaba un poco tenso por la situación, su hermana nunca había pasado por algo así antes.

― ¿Quieres una paleta? ―le preguntó Emma. Tomando la suya y comiéndola, se esforzó por mantenerse en pie, aún se encontraba un poco mareada, pero no parecía un buen momento para decirlo, Emmett no respondió y Emma guardó la paleta de su hermano en su bolsillo trasero―. Como sea, muchas gracias enfermera Linda, ya debemos irnos.

― ¿Desde cuándo amas tanto las paletas? ―preguntó Emmett sorprendido, mientras salía de enfermería.

―Desde que mi tonto hermano no me dejó desayunar y mi nivel de azúcar está por el piso, espero no te importe que me coma tu paleta también, lo necesito. ―respondió Emma caminando frente a él, Emmett se encogió de hombros, no le importaba.

―Tranquila, oye ¿Qué hora es? ―preguntó Emmett, deteniéndose a observar su reloj―. Oh no, necesitaba la clase de matemáticas.

―Lo sé, podemos pedirle los apuntes a Ellie, después de todo no se negaría a ayudarte, ―dijo Emma.

Emmett la miró con fastidio, siempre lo molestaba con eso, Ellie era su vecina, y la chica que le gustaba desde que tenía uso de razón.

―Creo que me estoy retractando de dejarte mi paleta, ―Emma sonrío mientras volteaba a verlo y se comía la otra paleta.

―Ahora vamos bella durmiente, tu príncipe aguarda, además no queremos llegar tarde a física, ―dijo halándole del brazo, Emmett la detuvo.

―Me alegra que estés bien Emma, en serio me asustaste, ―dijo Emmett, Emma lo miró y suspiró, no había querido hablar de eso, no le gustaba ver a su hermano preocupado.

―Lamento haberte asustado, no pensé que... quiero decir... nunca me había pasado nada así, supongo que tendré que hacerte caso y dormir bien. ―dijo Emma con pesar, tensa.

―Así que esa es la clave para que me des la razón, desmayarte, vaya, desearía que te desmayaras más a menudo. ―dijo Emmett bromeando, su hermana no parecía querer hablar de ello y no iba a obligarla.

Ascendums: Una historia mágica...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora