Viejas memorias invadieron su mente, un chico más joven, y pequeño, que siempre iba a visitarla, le ayudaba cuando se sentía mal, y antes de cada visita, siempre pero siempre estaban los aullidos de Momo, igual que hace un rato.
Recordaba despertar desesperada sin que Momo fuera capaz de ayudarle, ni mucho menos sus padres, le llamaban a él, sus historias, y su magia, la ayudaban a borrar lo que sea que le perturbara, dormía tranquila esas noches.
―Venía más cuando tuviste tu primer Augere, en ese entonces eras solo una pequeñita de grandes ojos, te gustaba dibujar en las paredes, y te gustaban los cuentos de hadas, ah y como olvidar tu obsesión con los viejos reyes del mundo ―explicó Jay, dibujando con un lapicero de tinta plateada sobre su piel un símbolo que asemejaba a la paz... si no fuera por los otros trazos que le acompañaban.
Emma le miró con tranquilidad, le recordaba, no perfectamente, pero sabía quién era, "un vampiro", sonrío ante el recuerdo, le decía vampiro por sus afilados caninos, no que fuera uno, ¿o sí?
―Aún me gustan los cuentos de hadas y los dinosaurios, ―explicó Emma, Jay sonrío para sí, devolviendo el anillo de Emma a su lugar.
―Lo sé, ―dijo observando sus ojos―. Listo, ya no deberías seguir odiándome, al menos, no por instinto.
―Gracias, ―dijo Emma. Jay se encogió de hombros.
―No es nada, ―dijo sacando un caramelo de su bolsillo y comiéndolo―. Interesante elección de color.
Emma le miró confundida, ¿color?, miró su ropa, llevaba el mismo cárdigan gris que se había puesto para el juego de Emmett, a Jay le causó gracia su reacción.
―Está a la mitad, no llega a ser blanco, y no llega a ser negro, gris, perfecto, ―explicó él―. ¿Me pregunto si lo harás conscientemente?
― ¿De qué estás hablando? ―Preguntó, pero Jay se encogió de hombros restándole importancia.
―No me prestes atención a mí, hablo solo la mayor parte del tiempo, ―dijo Jay―. A lo que sí deberías prestar atención es a la pregunta que te hice antes, no fue Parker Scratch, así que hay algo que no me están contando, ¿Alguna idea Emilia?
Emma le miró nerviosa, ¿Por qué le preguntaba eso? ¿Qué podría saber ella?, y repasó en su cabeza lo sucedido, Parker Scratch, la carta, las sombras, el juego, LA CARTA...
―No es eso, ―dijo Jay, antes de que Emma pudiera siquiera hablar―, no fue la carta.
― ¿Cómo sabías lo que diría?, ―dijo Emma saltando perpleja en su asiento.
― ¿Esto otra vez? Pensé que ya habíamos superado el miedo. ―dijo el guardián.
―Pero es que... tu... no puedes hacer eso, ―explicó nerviosa, eran sus pensamientos, su mente, ¿acaso podía escuchar todo lo que pensaba?
―Sí, ―respondió Jay―. Pero no es tan fantástico como crees, la mayor parte del tiempo es aburrido, como sea, no fue la carta, ayudé a tu abuelo a enviarla, estaba protegida, ¿algo más?
― ¿Podrías evitar leer mis pensamientos? ―insistió Emma―. Es un poco... privado.
Jay puso los ojos en blanco con fastidio, y sacando su pincel dibujó un símbolo en la frente de Emilia.
―Solo es temporal, el vínculo que tenemos siempre rompe hechizos como ese, ―explicó Jay―. Recapitulando reina del drama, ¿qué otra cosa?
Jay miraba fijamente al anillo, y Momo pareció decirle algo, los ojos de Jay se abrieron como platos y su cuerpo se tensó inmediatamente.
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Ascendums: Una historia mágica...
FantasyEmma vive atormentada por sueños oscuros y misteriosos, donde voces susurrantes recitan secretos incomprensibles. Su vida, marcada por la mentira de sus padres, se ve sacudida por la llegada de una carta anónima que revela verdades ocultas. La carta...