Capitulo 18 (M.3/5)

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Bueno, chicos, vuelvo a narrar a primer persona, es que estoy más acostumbrada así, sorry.


Mis manos sudaban, no quería cruzar miradas con Germán, estar en este auto me está afixiando, por Dios, ¿cómo puedo ser tan idiota?, ¿Por qué simplemente no puedo tener una vida como todos los jóvenes de mi edad?, realmente pensé que podría deshacerme de él sin problemas, estaba contenta de eso, porque simplemente me da asco lo bien que lo pasé en la noche.

Simplemente es tenebloso y asqueroso saber eso, pensé.

-¿Qué pasó con tu madre?-.Preguntó, como si le inportase.-Perdón, Mariela—.Se corrigió. Rodé los ojos.

—¿Acaso importa?—.dije.— Ambos sabemos que nos odiamos, y que jamás en la vida podríamos llevarnos bien.

—No te equivicas, Gringa.

Realmente este chico es agotador, no entiendo como todas las chicas están muertas por él, y dudo mucho que sólo sean chicas.

—¿Por qué fuiste tan lejos de tu casa? Quiero llegar lo más rápido posible y tu un poco más te vas a China.

No contesté. Pues ¿Qué iba a contestar?, sólo preguntaba para fastidiar, siempre que preguntaba se notaba una lucha contaste en sus labios para no sonreír o reír.

—Llegamos—.Estacionó el auto frente su casa.

Entre en panico, otra vez, no quería volver a estar en la misma cama con él, simplemente no puedo, me da miedo el echó de haber olvidado todo en aquella cama, me da miedo y, hasta asco.

—¿No hay nadie en tu casa?—.intenté sonar normal.

—Nadie—.sonrió.

Nos adentramos a la casa e intentaba no hacer contacto visual ni físico hasta llegar a su habitación, se que de todas formas por más que lo evite  ahora, luego no lo podre hacer, siento como si todo mi estómago se apretara por los nervios, y mi sangré bajar haciéndome sentir realmente débil, como si en cualquier momento podría caer.

Ni siquiera estábamos cerca de las escaleras y sentí como unos brazos me envolvían con fuerza y rapidez y con ello provocando que mi piel se erize de una forma rara, su nariz termina en mi cuello oliendo mi perfume como si este fuese oxígeno, luego besaba mi cuello, temía que dejase alguna marca.

—G-Germán—.hable débil.

—Callate, Lenay—. Dijo guiándome hasta su habitación, una vez adentro cerró la puerta, estaba tan pérdida en los besos en mi cuello y en la forma que me hacia sentir, porque mierda, mis hormonas no piensan lo mismo que mi cerebro.
Me comencé a preguntar que tal se sentiría sus...

¡No!, grité en mis adentros.

Las manos de Germán se habían adentrado en mi camisa, acariciando mi piel como si su vida dependiera de eso, pronto mi camisa ya no estaba puesta en mi, me estaba poniendo nerviosa, algo de mi -algo que ni siquiera debería existir- me dice que disfruté, que sólo es un trató y puedo mantener paz en aquel lugar, y que vea esto como un polvo de distracción y olvidarme de mis cosas, por que lo admito, todo lo negativo se transformó en deceo de querer más, y la otra parte que sea racional y que esto no debería estar haciéndolo, que si quería demostrar que ya no soy la misma tendría que afrentar las cosas, pero yo sé que no es tan así.

Me quedare con mi lado zorra, Pensé.

Tal vez ni siquiera lo que estoy or hacer pero esto me esta volviendo loca.

Tome su camiseta y lo saqué de su cuerpo dejando a la vista un cuerpo un tanto, pero no demasiado, trabajado. Mis manos actuaron por si solas y acariciaron su cuerpo, era como mirarlo con mis manos, me sacó el sujetador y comenzó a jugar con mis pezones rosados que combinaban a la perfección con su piel blanca que parentaba ser inmune al sol.

❝Mi favorita❞ [Gernay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora