"Caso Inconcluso"
Se levanto más temprano de lo habitual, la castaña se incorporo con pereza y observo la habitación. Un mensaje llego a su teléfono haciéndolo vibrar.
«¿Estas despierta?» decía este.
«Si, ¿quieres que nos veamos para desayunar?» No tardo en responder.
«Por supuesto. Solo di donde y a que hora».
«En la cafetería Ágora en una hora».
«Okay, te veo en una hora».
Dejo el teléfono sobre su cómoda y retiro las sabanas para levantarse por sus pantuflas. Busco algo de ropa y se dirigió al cuarto de baño. Abrió la llave caliente, luego la fría dejando correr el agua hasta que estuviera a una temperatura agradable. Espero unos momentos, mientras dejaba su ropa cerca de la toalla. Se miro al espejo y coloco una mano sobre la herida de su cabeza. Era su quinto día de trabajo, desdé lo sucedido en el banco no hubo mucho movimiento, no hay pistas o eso pensaba ella. Comenzó a deshacerse de su ropa colocándola en un cesto de ropa sucia. Se adentro a la dicha, el agua era tibia, paso un buen rato bajo la regadera intentando relajar sus músculos. Al terminar el agua dejo de correr y salió de la ducha envolviendo la toalla en su cuerpo y otra en su cabello húmedo. Unos minutos más tarde, salió del cuarto de baño cambiada. Unos jeans ajustados de mezclilla y una blusa de manga corta de un color violeta. Quito la toalla de su cabeza dejándolo caer aun húmedo a un costado. Con un cepillo desenredo su cabellera castaña. Se coloco sus botas militar de color negro, diferencia de muchas mujeres ella no usaba tacones, tampoco se maquillaba, o se vestía de forma llamativa. Arizza prefería lo sencillo. Cepillo sus dientes por último, tomo las llaves de su camioneta, su teléfono y claro se llevo consigo su arma y su identificación de agente, ya que a las nueve entraba a trabajar. Salió del departamento cerrándolo para luego bajar los escalones y dirigirse al vehículo.
Encendió la camioneta y se puso en marcha, la cafetería no estaba lejos a unos quince minutos en auto, llegaría a tiempo. El camino fue muy rápido. Aparcó delante de la cafetería al otro extremo de la calle y bajo de la camioneta. Cruzo la calle y abrió la puerta de la cafetería haciendo que una campanada se escuchase en el lugar. La puerta volvió a cerrarse con otro sonido de campana. Busco con la mirada a alguien entre las mesas de la cafetería. Una chica le hizo señas desde una mesa más alejada cerca de la ventana. Se acerco y la chica se levanto para abrazarla como un saludo. Al separarse Arizza la inspeccionó, su cabellera castaña había cambiado por un pelirrojo oscuro y lacio. Iba maquillada y tenía unos lentes un poco grandes, solo los usaba cuando los necesitaba. Iba vestida con un pantalón de cuero y un blusa verde que dejaba descubierto sus hombros. Y claro no podía faltar unos tacones altos de aguja color negro.
—¡Casi ni te reconocí! —Dijo Arizza mientras ambas tomaban asiento.
—Decidí hacer un cambio de look.—Dijo mostrándole una hermosa sonrisa a la castaña. Ariz le regreso el gesto riendo levemente.
—Lo note.
—Ya ordene por ti antes de que llegases, se que te gusta el pay de limón y claro el café con algo de vainilla.
—Me conoces muy bien Oly.
Ambas mujeres comenzaron hablar mientras su pedido llegaba.
—Entonces, ¿Cómo esta tu frente y tu labio?
—Bien, aparentemente.
—Me hubiera gustado estar ahí para ayudarte. —Comentó con una mueca. Arizza negó con la cabeza mirando a la pelirroja.
—Tienes suficientes problemas de los que ocuparte, no puedes cuidarme todo el tiempo, tengo un trabajo y tu igual.
—Lo se, pero eres mi hermanita. —Aclaro y la mirada de la mujer se poso en la mesa, la castaña tomo su mano sobre la mesa mostrando su agradecimiento por preocuparse tanto. Pero sabía que tenía que enfocarse en otras cosas y no solo en la castaña. Arizza se animo a preguntar lo que estaba pensando.
—¿Cómo esta Stella? —Pregunto por fin Arizza.
—Ella... esta bien... —Respondió con voz baja, pero la castaña le entendió, cada vez que hablaba de ella se ponía sentimental, sus ojos brillaban pero siempre mantenía la postura, no se dejaba llevar por los sentimientos aun que este rota por dentro. —Ya ha crecido... Dentro de poco cumplirá los diez. —Comento con una medía sonrisa. Arizza le dedicó una sonrisa antes de hablar.
—Lo se. Es una gran niña. —Dijo. —Y no podría tener mejor madre Olivia. —Sus palabras lograron sacarle una sonrisa verdadera a la mujer.
—Bueno, no vinimos aquí para ponernos sentimentales. —Soltó una leve risa. Arizza le encantaba hacerla sonreír por más mínimo que fuera, Olivia era su hermana mayor y bien sabía que le costaba cuando se trataba de su hija Stella, no la veía mucho a causa de su trabajo, trabaja en ventas, incluso a veces tiene que salir de viaje y dura tiempo sin verle.
—A veces ponerse sentimental es algo bueno. Además vez tan poco a tu hija, es entendible y no te preocupes, sabes que puedes contar conmigo y con mamá. Siempre voy a visitarlas, cuando el trabajó no me llama. —Le dice la agente.
—Gracias por cuidarlas mientras estoy fuera de la ciudad.
—No es nada. Eres mi hermana, haría cualquier cosa por ti.
Minutos después el desayuno de ambas llego a su mesa, le dieron las gracias al señor de mediana edad y se retiró dejando de nuevo solas a las dos mujeres. La pelirroja comenzó hablarle sobre lo que ha estado haciendo estos últimos días que no se vieron. Arizza tomo un bocado de su pay, saboteándolo, le encantaba el pay de limón es su postre favorito. Antes de que lo notara, termino el pay y continuó con la charla.
—Entonces, ¿qué me dices tu? ¿Alguna novedad? —Pregunto apoyando los brazos en la mesa.
—Bueno, el caso no ha avanzado nada. —Apretó sus labios. —Eso es todo, me he asegurado de repasar cada evidencia recabada pero, nada. —Confirmo. La pelirroja asintió y volvió hablar:
—¿Y qué tal tus compañeros? Digo en ambas agencias.
—En el CSI, todos se enfocan en su trabajó, la jefa, Lilian VanHouse es seria y estricta, una mujer fría. Swank es mi compañero en la agencia. Por otro lado en la unidad del FBI de la ciudad, las personas son amables, o bueno, casi todos. —Recalcó.
—¿A qué te refieres con casi todos? —Pregunto.
—La mayoría de los de la unidad son amables y solidarios. Y luego esta el agente Daddario... No le agrado, no me agrada, el sentimiento es mutuo. —Respondió. Olivia rió enarcando una de sus cejas.
—Si te da problemas, ya sabes que hacer.
—No lo hará.
Olivia le miro con cierto aire orgulloso.
—Esa es mi chica.
—Aprendí de la mejor.
Después de terminar su desayuno, hablaron un poco más y el tiempo se les vino encima.
—Dios, faltan cinco para las nueve.
—Debes irte, estaremos en contactó.
Beckett abrazo a su hermana y se despidió. Fue directo a su camioneta y su teléfono sonó. Era Swank, contestó la llamada.
«Beckett» Dijo la castaña.
«¿Dónde estas? Se supone que tenías que estar diez minutos antes.»
«Lo siento de verdad»
«Encontramos algo o mejor dicho alguien que nos ayudara en el caso ».
«¿De verdad? ¿Quién?» Pregunto inquisitiva. Encendió la camioneta esperando la respuesta de su compañero.
«Un testigo»
«¿Testigo?» Pregunto. Su semblante serio cambio a uno de sorpresa.
«Si, en estos instantes le están tomando la declaración, ven directamente a la unidad del FBI y aquí te pondré al corriente, no tardes».
«Esta bien Swank». Dijo para después cortar la llamada.
Arizza dio vuelta a su volante y condujo entre las calles. Quinces minutos después se encontraba frente al edificio de la unidad. Se adentro mostrando su acceso al guardia y fue directo al ascensor. Oprimió el botón que conducía al piso cinco que según si mal no recuerda era donde se ubicaba la sala de interrogatorios y donde tomaban la declaraciones a testigos. Las puertas del elevador estaban por cerrar cuando alguien lo detuvo con su mano adentrándose en el elevador. La única persona con la que no quería cruzarse Beckett y al parecer el tampoco quería estar ahí. La castaña se hizo a un lado lo suficiente para tener una distancia adecuada. Oprimió de nuevo el piso cinco y esta vez las puertas cerraron. Un pequeño movimiento indico que estaban subiendo de piso, la castaña no dijo palabra alguna pero el pelinegro fue quien rompió el silencio.
—Tu primera semana de trabajo y ya llegas quinces minutos tarde. —Comento.
—Si bueno, señor trabajador, algunos tenemos una vida. —Dijo mirando a los ojos marrones del hombre. —No me gustaría terminar como tu, viviendo en la unidad. —Bufo.
—Yo no vivo en la unidad, tengo un apartamento. —Aclaro con el ceño fruncido.
—Felicidades, deberíamos juntarnos a tomar té un día de estos. —Respondió sarcástica. Arizza no solía ser sarcástica cuando se encontraba en su trabajo, pero a veces no podía evitarlo.
—No me apetece ese tipo de planes y menos con personas que no son de mi agrado.
—Así que no te agrado, tu tampoco a mi Daddario. —Dijo sincera. —Pero estamos en un caso, nuestras unidades trabajan juntas, no podemos solo estropearlo por que tu no me dejas hacer mi trabajo.
—¿Qué yo no te dejo? —Preguntó incrédulo. —Son ustedes quienes llegaron a irrumpir a nuestro caso. No necesitamos ayuda de la CSI.
—Vaya que la necesitan. —Elevo la voz. —Y te recuerdo que solo eres un simple agente del FBI, nosotros somos la CSI y podemos hacer que transfieran el caso a nosotros si no hacen bien su trabajo.
—Y usted es una recién ingresada de la unidad CSI, no tiene derechos sobre mi o los de mi unidad agente Beckett. —Contestó. Arizza estaba por contestarle cuando las puertas del elevador se abrieron. Matthew le cedió la salida, dejándola salir primero del elevador mientras el iba detrás de ella pisándole los talones. En el camino se cruzo con otros agentes de la unidad. Personas amables pensó Ariz. Verónica saludo a ambos agentes y a su costado estaba Thomas.
—Veinte minutos tarde Agente Beckett y Daddario. —Dijo Thomas.
—Y llegan juntos, que interesante. —Comento Verónica viendo a ambos agentes. Seaver y Hewitt se rieron ante la cara de desagrado que pusieron ambos al escuchar eso.—Como sea, ya que están aquí. —Dijo aún con una sonrisa en su rostro la agente Hewitt. —El testigo ya dio la declaración.
—¿Qué dijo? —pregunto Ariz.
—Solo confirmó nuestra teoría, el estaba pasando por el vecindario cuando todo ocurrió.
—Qué conveniente. —Habló el pelinegro sin creer una sola palabra.
—No te adelantes, confirmo nuestra teoría, asegura haber visto a una mujer, de cabellera rubia. —Aclaro Seaver.
—Además tome muestra de su ADN para compararla con la de la escena, si coincide lo tendremos bajo vigilancia hasta que se compruebe lo contrario. —La bioanalista se despidió de ambos para dirigirse al laboratorio de la unidad.
—¿Y qué hay de los asaltantes del banco? ¿Ya hablaron? —Pregunto Daddario a su compañero más viejo.
—No, yo lo intente, Rusell lo intento, Swank, Nichols esta en eso, veremos si los hace hablar.
En ese momento Arizza diviso la figuro del hombre moreno y alto que salía de una sala, parecía molesto y a la vez exhausto. Los tres se acercaron al agente y el primero en hablar fue Seaver.
—¿Qué sucedió?
—Harrington dijo que los hombres no dijeron palabra alguna, y en cuanto la mujer... —Hizo una pausa viendo a la castaña. —Ella pidió hablar con Beckett.
La mujer frunció el ceño mirándole de forma confusa.
—¿Conmigo? —Pregunto viendo al moreno. —¿Por qué....?
—No lo se. —Negó encogiéndose de hombros. —Dijo que no diría nada, pidió hablar con usted.
La castaña dejo escapar un suspiro y asintió.
—Bien, yo entrare a la sala de interrogatorios. —Hablo. El moreno le indico cual puerta era y le aseguro que estarían vigilando desde la vitrina polarizada. Y si la mujer intentaba algo cualquier cosa intervendrían, sin embargo Arizza negó, podía defenderse sola.
—No me hará nada, esta esposada a la mesa. —Recalco la chica.
—Te sorprenderías cuan listos son las mentes criminales. —Dijo Seaver. Asintió hacia sus compañeros y giro el picaporte de la puerta para entrar a la sala. La mujer miro atenta a la agente, esta cerro la puerta detrás suyo y se acercó a la mesa, quedando separadas por aquella mesa metálica. Se cruzo de brazos y pasaron varios segundos hasta que una de las dos hablo.
—Agente. —Hablo con una sonrisa. —Me alegro que este aquí.
La mujer le señalo el asiento frente a ella, como invitándola a tomar asiento. Arizza se lo pensó unos segundos y después lo hizo. Entrelazo sus dedos en la mesa y la mujer frente suyo le miro divertida.
—Señorita Bleer, me dijeron que no quiso hablar.
—No, por eso solicite hablar con usted.
—¿Puedo saber el por qué? —La pelirroja hizo una mueca y pensó unos momentos.
—¿Por qué? —Pregunto agachando la cabeza para luego reír, dejando a la castaña desconcertada. —Esa es buena, sabe bien el por que.
—No, realmente no lo se. —Dijo molesta por la actitud de la mujer. Posicionó sus codos en la mesa para acercarse más a la mujer. —¿Va a decirme el por qué? ¿O tendré que sacarle la información? Usted decide Bleer, agente buena, agente mala, ambas me van bien.
—Tiene coraje, me agrada... —La mujer miro con una sonrisa sínica a la agente.
—¿Va hablar por las buenas o por las malas? —Pregunto.
—Hum... Que tal, ¿un poco de las dos?
Arizza apretó la mandíbula provocándole un severo dolor por el golpe que le había dado aquella pelirroja.
—Comienza hablar. —Le ordenó dándole un golpe a la mesa. La pelirroja miro el anillo en su mano y soltó un bufido.
—Lindo anillo. —Beckett en arco una de sus cejas y quito su mano de la mesa. —¿Lo compro usted?
—No.
—¿Imagino que alguien se lo dio entonces? —Pregunto curiosa. —¿Alguien en especial?
La mujer le miró incrédula se levantó del asiento y comenzó caminar por la habitación.
—No es de su incumbencia señorita Bleer. —Respondió cortante. Se cerco a la mujer apoyando ambas manos en la mesa. —¿Por qué asaltaron el banco? Quiero una razón concreta, sabemos que robarían el dinero, pero todo esto que provocaron fue una distracción. Que casualidad que mantuvieran a las unidades por horas ahí, y luego horas más tarde desaparece otro ejecutivo. Su cuenta bancaria esta vacía, ¿Le dice algo eso?
—Si, ¡que no hacen bien su trabajo! —Exclamo riendo. La mirada fulminante de Arizza hacía la mujer lo decía todo, quería golpearle, pero no se dejaría llevar.
—Veo que no quiere hablar. ¿Por qué? —miro a la mujer. Esta no contesto y solo le sonrió. —Tus compañeros te iban a dejar, no les importas, de echo... Ellos acaban echarte de cabeza. —Mintió.
—Eso no es cierto. —se defendió.
—Vaya que es cierto, no les importo, dijeron que todo fue obra suya, que tenías amenazados a sus familiares. TODA la culpa cayo en tus hombros.
—¡Ellos no dijeron eso! ¡NO LES CONVIENE!
—Tranquila. Te propongo algo, tu me cuentas tu parte y no eres tu quien cargara la culpa.
—¿Me cree tonta? ¡JAMAS le diría algo!
—¿Porqué? ¿A qué le tiene miedo? No se por que sigue encubriendo a los otros después de lo que hicieron, mira que dejar a tu compañera atrás... si usted comienza hablar, hablare con el juez en cuanto a su sentencia, será flexible. Y con eso, ahora, ¿me dirá todo? —Dijo bajando a la altura del rostro de la mujer. Esta le miro pensativa para después contestar:
—Puede irse... muuuy a la mierda. —Arizza sonrió de lado y asintió.
—Bien, creo que le esperan largos años en la cárcel. —Dijo. La agente estaba apunto de irse, llego a la puerta y se detuvo para girarse hacía la mujer. —Una cosa más, yo misma me encargare de que se pudra en la cárcel, téngalo por seguro.
La mujer abrió la puerta mientras la pelirroja gritaba a la agente y se removía en su lugar con las esposas.
—¡VOY A MATARLE AGENTE! ¡JURO QUE LO HARÉ!
La castaña cerro de un portazo mientras ignoraba toda clase de insultos. Segundos después salieron Matthew y Jhon. El moreno le vio con una sonrisa.
—¡Vaya Beckett, no sabía que tenías ese don de hacer explotar a la gente!
—Bueno, solo es cuestión de buscar las palabras adecuadas.
—¡Buen trabajo! —Dijo Nichols. —¿No crees Matt?
—Si, claro, gran trabajo. —Respondió indiferente. Un incomodo silenció se formo hasta que la agente Rusell llegó.
—Chicos, Blake tiene la lista de los ejecutivos, Adam convoco una junta. —Anunció. Todos siguieron a la agente hasta llegar a la sala. El jefe de unidad dio los buenos días, Blake se encontraba en la pantalla, la imagen de ella apareció mientras escribía y saludaba a los agentes.
—Bien. —Observo Harrington a los agentes. —Blake estuvo trabajando en reducir la lista de los ejecutivos, por el momento solo se reduvio a un treinta por ciento. Blake. —Hablo y la chica hablo desde su ordenador mientras todos le veían.
—Bueno, tomando en cuenta ciertas características de los ejecutivos la lista se reduce en una lista de ciento veinticinco ejecutivos. —Todo agente de la unidad soltó un suspiró.
—¿Y si reduces la lista a los más importantes? —Pregunto Cecilia.
—Eso daría a... —Dijo tecleando en la computadora. —Noventa y uno.
—Aun son demasiados, qué tal si solo tomas en cuenta los ejecutivos que tienen más dinero guardado en el banco. —Propuso Jhon. La rubio tecleó nuevamente.
—Cuarenta y dos.
—¿Qué me dices de los ingresos mensuales? Algunos ejecutivos debieron lograr aumentar más sus ingresos. —Propuso Arizza. Clare al ver el resultado de la lista se sorprendió y sonrió.
—Seis, y si quitamos al ejecutivos Garrick y DeVeers, solo quedan, ¡cuatro! —Exclamo un tanto emocionada, tal vez el caso no este del todo perdido.
—Excelente, Blake envíales una copia a cada uno de la lista de los ejecutivos.
—En seguida señor. —Dijo y la pantalla se desconectó. Los teléfonos de todos resonaron en la sala. Arizza abrió el archivo que Clare les había enviado.
—Tenemos que interrogar a cada uno de estos ejecutivos y claramente tendremos unidades cuidado el perímetro, si el asesino vuelve aparecer, uno de esos cuatro debe ser su objetivo.
—O tal vez solo de dos. —Hablo Swank, Arizza no había notada la presencia de su compañero. Asintió dándole la razón, sabía a lo que se refería, tal vez solo lleve unos días como agente en el CSI pero leyó suficientes archivos, en los cuales se encontró con dos pertenecientes a los ejecutivos Hathaway y Bowman. Dos grandes estafadores, si bien lo sabía, solo timaban a sus clientes hasta sacarles el último centavo.
—¿Dos? —Pregunto Cecilia.
—Si, Connor Hathaway y Chris Bowman, los dos estafadores más escurridizos. Han engañado a ada uno de sus clientes, muchos de estos metieron una demanda contra ellos, pero, como toda persona de poder, logro salir victorioso gracias a sus contactos en los medios y en otros lugares. —Explico Swank.
—Si alguien es el objetivó, será alguno de ellos dos. —Hablo la agente más joven.
—¿Cómo estas tan segura? —Le pregunto el pelinegro. El agente Daddario poso su mirada marrón en los ojos turquesa de la joven.
—Por que forman parte de los ejecutivos con mejor ingreso mensual, tal vez por que han estado jugando sucio últimamente, si es así deben tener muchos enemigos. Sus clientes.
—Beckett tiene razón, quiero decir yo estaría enfadado si me arrebataran mi gran suma de dinero. —Apoyo Seaver a la agente.
—Así que, este posible asesino puede, ¿Qué sea uno de sus clientes? —Pregunto Harrington.
—Si y no. —Respondió Swank. —La mujer que asesino a Garrick, según el testigo, puede que sea una de sus clientes que perdió dinero gracias a sus juegos sucios, pero lo más probable es que sea alguien más que hizo el trabajo.
—El cliente contrato a alguien para darle una lección al estafador. —Musitó bajo Rusell. Sin embargo Arizza logro escucharla.
—Si, así que hay que interrogar a estos ejecutivos. —Hablo dirigiendo su mirada a la mujer.
—Entonces andando. —Anunció el jefe de unidad.~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
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WITHOUT A TRACE|Matthew Daddario|FIC #1|
FanfictionTODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. WITHOUT A TRACE, FIC, MATTHEW DADDARIO. -XMissStoriesX-