CAPÍTULO 9 |MARATÓN 4/5|

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La agente Beckett, Daddario, Seaver y el jefe de unidad bajaron de la camioneta. Sus miradas se centraron en el edificio frente suyo. Arizza recorrió su mirada por la escuela. Los alumnos venía de aquí para haya, con sus mochilas en mano. Charlando entre ellos, bromeando, alumnos siendo pesados con otros. La vida de adolescente comunes, todas de ellas distintas. El teléfono del agente Daddario comenzó a sonar. Todos esperaron a que respondiera. Los agentes estaban esperando la llamada de la linda y carismática Blake. La cual se le brindo la tarea de investigar acerca del historial de Roberto Valley. El pelinegro anunció que era Blake y entonces coloco el teléfono en altavoz.
—¿Encontraste algo, Blake? —Pregunto su jefe.
«¡Vaya que si, señor! Roberto Valley estudio en la secundaría Mighlet North, era un estudiante destacado. Sociable, capitán del equipo de futbol americano, ahora mismo tendría veintisiete años, señor. Sin embargo el pasado verano en la cárcel Earth River, en San Francisco, fue encontrado una mañana en su celda con herida de bala en la cabeza. Su caso quedo como un suicidio. Además de que según sus informes de salud, no se encontraba bien psicológicamente. Cada día que paso en aquella celda, según oficiales de Earth River, fueron los más tranquilos para el hombre. Pero, llegaron a la conclusión de que su suicidio fue por el encierro, no tenía muchas visitas, de echo su madre era la única que lo visitaba. Su padre no quiso saber nada de el, lo tachaba de un asesino. »
—Entonces, el chico era popular en ese tiempo en la secundaria. ¿Y luego qué? ¿Se volvió loco y decidió implantar un bomba a la escuela? —Hablo Matthew.
—No exactamente. Roberto Valley mostraba ser un chico normal de secundaria en aquel tiempo, sin embargo, un chico con un trastorno narcisista. —Dijo Harrington.
—Un chico popular que presentaba una serie de conductas disfuncionales en su personalidad. —Recito Beckett.
«Así es, lo interesante de todo esto, es que Roberto Valley no era hijo único, tiene un hermano. Su nombre es Dan Valley, tiene dieciséis años y ahora asiste a la misma institución que su hermano. »
—El es nuestro principal sospechoso, su hermano fue encarcelado, tal vez ese trauma de pequeño comenzó, cuando se llevaron a su hermano. —Dijo el más viejo de la unidad.
—Bien, entremos a la institución. —Dijo el jefe. Las puertas del instituto estaban abierto a los alumnos, sin embargo estaba vigilado por dos guardias. Arizza y los agentes estaban por cruzar la calle, cuando de pronto, las camioneta de los periodistas no tardaron en llegar de golpe a la entrada.
—No somos los únicos interesados en entrar. —Comentó Daddario.
—Así será más difícil que nos dejen pasar. —Seaver le dedicó una mirada a Arizza. La castaña solo asintió. La agente cruzó la calle, haciendo que el jefe de unidad y el agente Daddario se quedaran con gesto confuso. La agente trató de despabilar a los periodistas, pero solo logro ser empujada, haciéndola perder la paciencia. Querían entrar a la secundaria y estos periodista acaparaban la entrada completa. Nuevamente la agente trato de abrirse paso y termino en el suelo. Enfadada por el trató de los periodistas, levanto del suelo. Llevo su mano hasta la funda donde guardaba su arma. Segundos después un disparo estruendoroso en el cielo, hizo callar a todos los periodistas.

—¡CSI! ¡DISPERCEN EL ÁREA! TODO aquél que se niegue, se le retirara su licencia. —Los periodistas un poco asustados se fueron yendo, otros corrieron prácticamente a subirse a las camionetas. Beckett enfundo su arma y saco su identificación diciendo que necesitaban entrar a las instalaciones por un caso. Sin problema, dieron paso a los agentes.

—Eso fue magnífico Beckett. ¿No crees Harrington?—Comento Seaver entre risas.

—Si. Bastante agente.

—Gracias.

—Un poco precipitado, diría yo. —Dijo Matthew. La castaña le miro con una de sus cejas enarcadas.

—Pero, estamos dentro de las instalaciones. ¿O no? —Hablo Arizza. El pelinegro le miro y cuando estaba por decir algo. La castaña se adelanto junto con el jefe de unidad. Seaver se volvió a reír y Matthew fruncido el ceño.

WITHOUT A TRACE|Matthew Daddario|FIC #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora