El refugio

156 7 1
                                    

Carmen

Dormimos en una gasolinera en la que ya no había casi nada de comida, solo algunas latas de sopa y algún que otro batido, pero como no teníamos más remedio, nos lo tomamos. - ¿Qué vamos ha hacer hoy?- preguntó Kike.
- Buscaremos refugio, no creo que aquí aguantemos mucho. Además, hay muchos furnantes rondando por aquí cerca.- comenté.
- Pues sería mejor que fuésemos saliendo ya porque...- dijo Ana asustada.
Todos miramos hacia atrás. A lo lejos había un grupo de furnantes acercándose.
Cogimos un poco de batidos que guardamos en una mochila que nos encontramos en una tienda destrozada. Después salimos corriendo de la gasolinera en dirección contraria a los furnantes.
Unas horas después, nos encontrábamos en el centro de la ciudad.
- ¿No sería mejor que fuéramos al campo o a las afueras? Aquí habrá muchos furnantes.- dijo Ángela.
- Llevas razón, será mejor que demos la vuelta- comentó Eva.
- ¿No creéis que es un poco difícil dar la vuelta ahora?- se preocupó Kike.
- Buscaremos un refugio en el centro. Podría ser un sótano o algún sitio escondido donde duremos al menos una noche...- les conté.
- ¿Y vamos a estar cada noche buscando refugio? ¿No podemos tener uno fijo?- se quejó Ángela.
- Si pudiéramos salir a las afueras...- pensé.
- ¡Tengo una idea!- gritó Kike.
- Shhh, nos van a descubrir- le regaló Ana.
- A eso me refiero, hacemos ruido en un lado y vamos por el otro, así los furnantes no se darán cuenta.- explicó Kike.
- ¿Cómo hacemos ruido si vamos por el otro lado?- pensó Eva en voz alta.
- Podríamos, no sé...- Kike se quedó callado.
- ¡Ya sé!- grité.
- Shhhh- me regañaron todos.
- Perdón. Digo que podríamos arrancar un camión que suene muy fuerte.
- ¿Eso significa que alguien sabrá arrancar coches no?- preguntó Ángela.
- Yo- comentó Kike.
- Bueno, vayamos a buscar un camión. Sacaré la catana por si acaso.
Encontramos un camión en mitad de una rotonda.
- ¿Tiene gasolina?- gritó Ana.
- Sí- confirmó Kike desde el camión- preparaos.
Kike arrancó el camión y un estruendoso sonido se apoderó de la rotonda abandonada.
Un grupo de furnantes muy numeroso se acercaba hacia nosotros.
- ¡Corred!- grité.
Corrimos lo más rápido que pudimos. Los furnantes se acercaban al camión por todos lados así que tuvimos que callejear.
En una calle cerca de las afueras, buscamos alguna boca de metro para terminar de salir sin que nadie ni nada nos viese. Al encontrar una, entramos dentro.
- Tendremos que andar por los túneles ya que no hay ningún conductor.- Explicó Ángela.- Vayamos por la línea roja.
Nos metimos en los túneles de la línea roja, que eran muy oscuros. A la mitad del último túnel, estaba el metro. Entramos en él para buscar comida o algo por el estilo. Pero en vez de eso, encontramos a una niña tirada en el suelo.
- ¿Laura?- se preocupó Kike.- ¡Laura! ¡Ayudadme a cogerla!
- Quién... Eres...- balbuceó Laura.
- Tranquila, estamos aquí. Te ayudaremos.- le dijo Ana.
- Gra... cias...- intentó pronunciar.
- Vamos corriendo a fuera.- Ordenó Eva.
Salimos corriendo del metro. Seguimos por el túnel hasta llegar al exterior.
- Creo que le han dado un golpe en la cabeza, por lo que se habrá quedado inconsciente.- conté.
Vi una cabaña a lo lejos y les dije a los demás:
- Vayamos a aquella cabaña, tenemos que salvarla de cualquier forma, es nuestra amiga.
FIN DEL CAPÍTULO 6





5.000.000.000 de vidas inocentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora