El traidor

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Kike

Nos acercamos a la cabaña que debería de haber pertenecido a algún agricultor, ya que había huertos justo al lado.
Intentamos abrir la puerta, pero no cedía. Tendríamos que hacer algo para entrar, por cada minuto que pasaba, Laura se debilitaba más. Si seguía así, acabaría muerta o en coma.
- ¿Por dónde entramos?- gritó Ángela histéricamente- ¡Laura está muy débil! ¡Tenemos que encontrar algo para curarle el golpe!
Entonces, acosté un cobertizo al final de los huertos.
- Si mi lógica no falla... Puede que en el cobertizo haya una caja de primeros auxilios.- razoné.
-Vayamos para allá- ordenó Ana entrecerrando los ojos porque el sol del atardecer nos daba en la cara.
Nos acercamos al cobertizo vigilando nuestros alrededores para estar alerta por si se acercaba algún furnante.
Al llegar, comprobamos si la puerta estaba abierta, aunque sabíamos que no. Al intentar abrirla, Eva intentó forzar el manillar hasta que lo rompió.
- Eva, que bruta eres- le regaló Ángela- por mucho que lo fuerces no se va a abrir.
- ¿Y ahora que hacemos? ¿Laura se morirá del golpe porque no podemos ayudarla?- me preocupé.
- No creo, es solo un golpe. En todo caso se quedará inconsciente unos días más.- aclaró​ Eva.
- Dejadme a mí, apartaos- nos empujó Carmen.
Sacó la catana de su funda y le dió a la puerta varias veces hasta que se hizo trizas.
- ¿Veis? No era tan difícil.
Tumbamos a Laura en el suelo y buscamos algún antiinflamatorio o morfina para intentar bajarle la inflamación aunque no encontramos nada.
- ¡Laura se va a morir aquí y nosotros sin hacer nada porque no podemos!- sollozó Ángela.
- Que no se morirá, solo se quedará inconsciente un poco más, pero cuando despierte le dolerá mucho.- le tranquilizó Ana.
- ¡Eh! ¡Mirad!- abrí un frigorífico del que saqué un poco de hielo.- ¡Corred ponerle la bolsa de hielo sobre la herida!
Eva cogió el hielo y se lo puso a Laura corriendo.
- Un momento...- dudó carmen- Si el frigorífico estaba abierto, el generador de electricidad debería de estar funcionando. Si está funcionando, es porque alguien lo habrá encendido. Eso significa...
Antes de que Carmen terminará la frase, una silueta con forma humana se asomó por la puerta que rompimos para entrar. Justo después, la silueta sacó una pistola, que a juzgar por su forma, era una M-16.
- ¿Quiénes sois?- preguntó la sombra con voz de hombre mayor.
- Eh... Somos unos niños que intentamos sobrevivir a este "apocalipsis furnante"- comentó Ana.
- Levantad los brazos ahora mismo.- nos amenazó con la pistola.
Todos levantamos las manos a la vez y nos levantamos. Laura se quedó en el suelo tumbada con el hielo en la cabeza
- ¿Y ella? ¿Me está ignorando?- gritó.
- No...- dijo Ángela asustada- está inconsciente, le dieron un golpe en la cabeza.
- ¡Haberme avisado antes! Corred venid hacia mi casa.
Al entrar en su casa, nos invitó a un té, algo que me pareció muy extraño.
Mientras tomábamos el té (que ninguno probábamos por si acaso) el hombre se llevó a Laura a una habitación de arriba.
Cuando bajó, se preparó un té el también y se sentó con nosotros.
- ¿Puedo ir al baño?- preguntó Carmen.
- Sí claro, es aquella puerta de allí.- dijo el hombre mientras señalaba una puerta de madera.
- Gracias- le agradeció Carmen.
- Bueno... No me había presentado, soy...
Antes de que el señor dijese su nombre, la punta de la catana de Carmen salió de su frente llena de sangre.
- Regla uno para el apocalipsis furnante: No confíes en nadie.- Dijo Carmen.
Dejamos al hombre tirado en un charco de sangre y subimos corriendo hacia la habitación donde dejó a Laura.
Estaba atada en una cama llena de correas. En la esquina de la habitación había un agujero en el que se encontraban varios furnantes.
- Con que la iba ha echar a los furnantes...- comentó Ana con tono sarcástico- Ya sabréis lo que vamos ha hacer, ¿no?
Bajamos a coger al señor y lo subimos hasta la habitación. Después lo tiramos a los furnantes, que lo devoraron enseguida.
Acto seguido, levantamos a Laura y salimos de la cabaña.
- Tendremos que dormir aquí en la cabaña, no hay opción. Se hace de noche y no hay tiempo a buscar aotro refugio.- Les expliqué.
- Está bien, pero solo una noche.- dijo Ángela.
FIN DEL CAPÍTULO 7

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