Capítulo 2

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                Estaba una noche observando las estrellas pensando en ¿Quién era yo? ¿Por qué estaba en este mundo? A nuestra edad nosotros los jóvenes nos sentimos acorralados por la sociedad, ellos quieren que seamos perfectos. Que seamos ejemplos para los demás, pero ellos no hacen nada para que nosotros nos sintamos bien. La etapa de la adolescencia es una de las más difíciles porque queremos experimentar de todo, en un solo sorbo y nos olvidamos de los riegos. Pero muchas veces nos cansamos de nuestra familia, de nuestros amigos de todo hasta de nosotros mismo. Nos deprimimos de la nada, lloramos sin saber porque. Pero es un proceso que tenemos que pasar, llegamos a ser rebeldes pero es algo normal, es parte del autodescubrimiento que nos hacemos. Y llega un punto en que nos sentimos incomprendido, no tomados en cuenta en las decisiones de nuestros padres. Uno de los más grande problemas que tiene esta sociedad moralista es que nos pasan comparando unos con otros, cada quien es diferente y actúa diferente.

En nuestras familias siempre escucharemos frases como "Deberías ser como tu prima ella si es buena estudiante" "Deberías ser como la hija de mi amiga ella si piensa en su futuro" "Deberías ser cómo la hija de la pastora ella si es una niña decente y no le gusta andar en fiestas" ¿A quién le importa? Porque sinceramente a mí no. A mí no me importa si mi prima es buena en la escuela, no me importa si la hija de la amiga de la vecina piensa en futuro. A mí no me importa si a la hija de la pastora no le gusta andar en fiesta. Estoy cansada que nos comparen, cansada que los demás quieran lo de otros. Porque no se conforman con lo que hay, claro uno no puede elegir a quien tener. ¡Claro! Yo tampoco me hubiera elegido. Siempre me he considerado una niña mimada que se le ha dado lo poco que ha querido ¡Cuando se puede! Y cuando no solo toca que conformarse. Mi recuerdo de niñez es ver a mi madre siempre hermosa arreglándose para ir a su trabajo, siempre yendo elegante y portando su espada como la guerrera de Cristo que es. Un día mis papas tomaron rumbo hacia la iglesia en medio de una oración fuerte un varón de Dios se acerco a mi madre y le dijo "Tienes algo en el vientre puedo observar una sombra negra" Mi madre quedo consternada por las palabras de aquel siervo aunque ella ya se imaginaba, tenía varios días con su periodo atrasado al siguiente día fue a realizarse exámenes médicos y efectivamente venia la hermosa bendición que está escribiendo esto. Mi primer recuerdo en la iglesia es cuando forme parte de Danza sabía que no había nada mejor que danzarle al rey. Mi hermano era líder de "Corros" Danza para hombres, era discipulador, formaba parte de Sonido y Televisión de la iglesia. Mi hermana formaba parte de alabanza. Pero el diablo que Dios lo reprenda siempre de envidioso quiso arrebatarle esa bendición a mi madre de ver a sus hijos agrandándole al rey. Pero el que es hijo siempre vuelve pero en mi juventud me perdí, deje de ir a la iglesia, deje de orar, perdí la comunicación con Dios y le abrí la puerta a un ser malévolo que nos anda siguiendo preparado para cualquier movimiento en falso devorarnos. Me encontraba mal entre a encerrarme en mi habitación, a llorar sin ninguna razón que justificara ese acto. Solo me sentía mal sin saber porque decidí ir me a dar un baño, al regresar tome mi teléfono y entre a mi aplicación favorita instagram, me aparecieron notificaciones que Albert Saify le había dado me gusta a una foto mía, siempre he sido curiosa decidí entrar a su perfil me di cuenta que era una persona muy atractiva.

El no era latino, el era un Hindú. Siempre me ha encantado toda su cultura, sus costumbres, tradiciones. Era una conexión inmensa la que sentía con ese país, uno de mis sueños era conocer Israel y luego India. Me gusta por sus vestimentas tan decentes y aun así se miran hermosas sin necesidad de mostrar su cuerpo. En los países occidentales muy pocas mujeres muestran su cara y mucho menos alguna parte del cuerpo. Cuando se enamoran lo hacen de su alma, conociendo su interior y dejando lo superficial del lado. Allí no importa si eras bonita o fea, te llega amar por lo que llevas dentro.

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