Capitulo 10

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            Pensaba cómo es posible que las personas, no podamos controlar nuestra lengua al hablar, que con un solo comentario puede dañar a una persona. Una acción realizada puede dejar emocionalmente mal a una persona. Eso estaba pasando conmigo, Albert con sus comentarios me estaba haciendo bajar mi autoestima.

La única persona que me importaba la opinión era de ¡el! y que el pensara que estaba demasiado flaca, que debería comer, me destruía, me ponía mal, me sentía horrible. Así como el mismo, me hacía sentir la chava más hermosa, más codiciada, toda una Miss Universo, con un simple comentario de decirme "Que hermosa, me encantas" Así mismo me hacía sentir, fea, insegura, insatisfecha, despreciable, con solo decirme que "Deberías comer" Al salir de la piscina Yampuir me esperaba con una toalla que estaba repartiéndole a todos, me seque la cara, cuando Albert se aproximó a abrazarme por la espalda. Me daba besos sigilosamente en el cuello, sentía caliente el cuerpo, oía su respiración, pero sabía que lo hacía para compensarme. Ya estaba entendiendo como era su jueguito, me ofendía, me trataba mal, para luego tratarme como a la persona que el ama. Sabía que solo era su jueguito, pero aun así decidía jugar. Cayo la noche sin previo aviso, ya todos se habían ido solo quede con Albert. Estábamos en las mesas frente a la piscina y le dije.

— ¿Sabes? Tal vez no debí quererte tanto. Tal vez no debí arriesgarme tanto. —Dije muy triste con la mirada perdida.

— ¿Te arrepientes de haber venido? ¿Te arrepientes de haberme conocido? porque yo no, y jamás lo haré. Y como te lo dije unos días atrás ¡Eres lo mejor que me ha pasado!—Dijo muy convencido.

—No, no me arrepiento. Pero tal vez no debí quererte como te quiero. O tal vez sí, pero tan solo me quisieras como yo te quiero. Tan solo te arriesgaras como yo me arriesgo. —Dije en voz baja.

—Si podría ser tal vez no te hubieras arriesgado. —Dijo molesto. —Hablas de arriesgarte a saber por cuantos más te has arriesgado, y a saber qué clase de padres tienes que no te ponen freno. Porque ¡Imagínate! venir aquí a India sola, una niña de 18 años que no sabe qué hacer con su vida. No me imagino cómo has de ser en tu país, has de tener más libertinaje ¡Vives la vida loca! ¿Haber dime? ¿Por cuantos te has arriesgado así? ¿Con cuántos Hindúes hablas? Dime un numero ¡sin pena! no te juzgare así como hablas, parece que conociste a un monstruo. Siempre dices o haces cosas, para que yo parezca el culpable de todo. Todos piensan que yo soy el que te hace sufrir, y más bien es todo lo contrario, me has humillado, gritado, insultado, avergonzado. ¿Por qué no puedes ser normal? ¿Por qué no puedes ser como Rohana?—Expreso viéndome a los ojos.

<< Le di una cachetada que mis dedos se en durmieron del impacto>>

— ¡Imbécil! ¿Qué te crees que eres para decirme eso?—Dije gritando con cólera. —Tú no sabes todo el esfuerzo que hice para venir, le mentí a mis padres que me han de estar odiando por haber venido aquí sin permiso de ellos. Y solo por ti. Ay una niña de 18 años eso no te importo cuando me hacías el amor ¿Cierto?—Dije sarcástica. — Yo no soy ninguna ¡Puta! Para que me hables de esa manera ¿Por qué me tratas así? ¿Qué te he hecho? ¿Dime? Pues ¡SI! vine a conocer un monstruo sin corazón, sin sentimientos, que solo piensa en él y no le importa los sentimientos de los demás. ¿Por qué te haces la victima? si sabes que eres tú el que me ha causado el daño. Y no soy normal porque no se me da la gana. Sabes por qué no puedo ser como Rohana, porque yo si se amar incondicionalmente, no de vez en cuando, porque yo no soy manipuladora, porque no tengo mal corazón, y porque yo no me ando besando con el hermano de mi novio. Por eso no soy como Rohana. —Dije súper enojada.

— ¿Y así quieres que te elija a ti?—Dijo decepcionado mientras se sobada la mejía, en donde le había dado la cachetada. — ¡Ves! Tienes arranques de loca.

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