➳Siete

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《Cotidianidad》

Los golpes insistentes en la puerta fueron una de las primeras cosas que ayudaron a despertarme, pero Katie dándome uno de sus sermones fue lo que en realidad termino por espabilarme al completo.

Ella se metió dentro de la casa como un torbellino, reprochándome por mi gran y obvia falta de responsabilidad por largos minutos en los que realmente no logre entender a que se refería.

- Era obvio que ustedes dos iban a desvelarse juntos - Katie bufo, algo molesta cuando Lucas apareció en la cocina semidesnudo y confundido, tan confundido como yo.

La rubia nos observo a los dos con una mueca extraña por cortos segundos, y luego se recompuso con rapidez, acomodando su cabello y sacudiendo su cabeza cortamente.

- Vamos Katie - me queje.- Son las seis - ella me envió una mueca, moviéndose y preparando café con confianza en mi cocina.

- Y tenemos que salir en media hora - murmuro, mirándonos a Lucas y a mi como si fuéramos estúpidos.

- Mierda - sisee.

- ¿Ahora lo recuerdas? - se burlo, con tono irónico.

- Carajo, lo olvide - Lucas susurro, quejándose por lo bajo.

- Si, si - gruño Katie.- Vístanse, malditos calenturientos - rodee los ojos, y entonces me moví rápidamente, buscando un par de pantalones y metiéndome en ellos dando algunos saltos de forma incomoda.

- Puse un despertador - le grite, luchando para ponerme una camiseta mientras aún saltaba para subirme los pantalones.

- Parece que no fue muy útil - respondió ella, en otro grito burlón.

- ¿Has visto mi camiseta? - Lucas murmuro, aún algo atontado por haber sido despertado de forma brusca.

Así que simplemente sonreí de lado, encontrando su camiseta entre mis prendas esparcidas por el suelo y tirándola hacia él con un movimiento corto.

-  Gracias, preciosa - murmuro él, atrapando la prenda en el aire y enviándome una sonrisa brillante.

- Muévete, es tarde - susurre, sonriendo con diversión al escuchar los regaños de Katie desde la planta de abajo.

Termine de vestirme en tiempo record, cepillando mis dientes con rapidez y poniéndome las botas de forma incomoda mientras bajaba las escaleras y peinaba mi cabello con los dedos.

- Bien - murmure.- ¿Tenemos una ubicación? - Katie sonrió de lado, pareciendo levemente fastidiada cuando me señalo algo en el mapa.

- Tenemos que limpiar el perímetro - murmuro.- En la zona este, a aproximadamente 4 kilómetros de la entrada principal - señalo la zona con su dedo.

- Suena bien - murmure.- ¿No habíamos revisado ya esa zona? - pregunte, algo confundida.

- Si, así es, revisamos la zona este hace unos dos días - Lucas murmuro, acercándose ya completamente vestido.

- Si, bueno, al parecer no ha sido suficiente - katie murmuro, y suspire.

- ¿Estamos hablando de una horda? - la rubia ladeo el rostro.

- Probablemente - aseguro.- Una pequeña, pero horda al fin y al cabo - asentí.

- Hay que quitarlos del medio, no podemos dejar que se acerquen demasiado - murmure.

- Ese es el plan - Lucas asintió.

- Deberíamos lograr que se desvíen - Katie continuo.

- Podríamos llevarlos por esta calle - murmure, señalando una zona con mi dedo.- Lo hacemos sin llamar la atención hasta alejarlos lo suficiente o solo los matamos - Katie bufo.

- No podemos matarlos, Adelaida - se quejo.- Es una horda - rodee los ojos.

- ¿Y eso que? - sisee.- Dejarlos vivos y tan cerca de la zona segura puede jugarnos en contra en el futuro - suspire.- No podemos confiarnos, y no podemos simplemente hacer suposiciones. Necesitamos un plan seguro - ella asintió.

- Si los matamos también llamamos la atención - Lucas me recordó.

- ¿Que tan grande es la horda? - murmure, mirando a Katie.

- No demasiado - aseguro.- Pero sigue siendo arriesgado - alce las cejas.

- ¿Que tal si los desviamos en grupos? - murmure.

- ¿Grupos? - Lucas y Katie preguntaron al unisono.

- Si - susurre.- Dividimos a los caminantes en grupos más pequeños y los matamos uno a uno sin hacer mucho escándalo,reducimos la horda en silencio hasta acabar con ella - Katie ladeo el rostro.

- No suena mal - susurro.

- Tenemos que deshacernos de ellos, y solo desviarlos no parece un buen plan para mi - les explique.- Si no los sacamos del medio ahora los tendremos que quitar luego - ladee el rostro haciendo una mueca.- Y realmente prefiero ahorrarme eso - Lucas asintió.

- Estoy dentro - murmuro.

- Bien, esta bien, estoy dentro también - Katie termino por aceptar, varios segundos después.

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El trabajo se hizo medianamente fácil, así que para el mediodía Katie, Lucas y yo estábamos de vuelta en Alexandria, con sonrisas satisfechas por nuestro gran trabajo y enormes deseos de ducharnos para quitar la suciedad de encima.

Luego de haberme duchado las cosas siguieron su curso como todos los días. Mi padre seguía fuera desde muy temprano así que tuve que hacerme cargo de Judith y asegurarme de que Carl no hiciera algún tipo de estupidez, el tipo de estupideces que siempre solía hacer.

Tenia a Judith recargada en mi cadera mientras intentaba acomodar la cocina y me preparaba para terminar de vestirme y salir a tener que encargarme de la comunidad hasta que mi padre volviera, porque si, yo estaba a cargo por ser la mayor.

Aunque en realidad estaba segura de que Carl podría hacerlo mejor que yo si se lo propusiera.

El día estaba algo sobrecargado, y sabia que se debía a la ya conocida visita de Negan y su grupo de infames. Las personas estaban inquietas, removiéndose sobre mi con preguntas estúpidas que hacían parecer que ellos aún no se acostumbraban a la rutina que llevábamos hace semanas.

Mentiría si dijera que no estaba por completo irritada.

Aunque en realidad no podía ni quería quejarme.

Mi padre confiaba en mi, y tenia que comportarme como una adulta responsable, o lo más parecido a eso, hasta que él volviera.

Claro que nadie dijo que seria fácil.

En algún momento de la mañana pude dejar a Judith con alguien que la cuidara, y luego me encargue de ayudar dentro de la comunidad, manteniendo el orden y dando respuestas mientras intentaba ser lo más paciente posible.

Por supuesto que esa calma no duro demasiado.

Lo supe en el momento exacto en el que oí los golpes sobre la reja y no pude evitar gruñir por lo bajo.

- Mierda - sisee.

- ¿Otra vez? - escuche a Carl quejarse, luego de haber aparecido a mis espaldas.

El idiota rey estaba aquí, y tendría que hacerme cargo.

Otra vez.

- Yo me encargo - susurre, suspirando.- No hagas una escena, no hoy - Carl sonrió de lado, divertido.

- Por supuesto, hermanita - pude oír el sarcasmo en su voz, aunque realmente no le di importancia.

No podía realmente estar completamente al pendiente de Carl, pero estaba deseando que me diera una pequeña mano y se comportara medianamente bien hasta que el hijo de perra se fuera con sus malditas cosas. 

- Pequeño cerdito, pequeño cerdito. ¡Déjame entrar! - por supuesto.

Maldito día de mierda.

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editado✓

Savage ➼ Negan (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora