capitulo veintiuno

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"¿Me extrañaste?"

"¿Me extrañaste?"

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Justin la tomó por la cintura, pegando aún mas su cuerpo con el de ella.

Al parecer estaba dispuesta a hacer el amor con él. Tal vez solo por quedar bien con el castaño para que no la lastimara más... O tal vez por que en verdad quería hacerlo.

Justin le lanzó una última tierna sonrisa. Por fin podría darle su tan deseada luna de miel, excepto si algo llegará a arruinarla.

Pero hasta ese entonces, todo estaba marchando excelente.

El ojimiel acercó sus carnosos labios con los de su mujer y comenzó a besarla, de una manera delicada, dulce, romántica.

Chloe correspondió enseguida a ese beso. Y tal vez suene extrañamente raro, pero ella necesitaba aquel tacto. Necesitaba sentirse querida, ≪aún que solo fuera una obsesión por parte de él≫ necesitaba sentir que después de tanto tiempo, no estaba sola. Lo tenía a él, de una forma anormal, pero lo tenía, y con eso era suficiente para ella.

Justin bajó sus labios por el cuello de la pelirroja, besándolo suavemente, provocando escalofríos por todo el cuerpo de ella.

Sentía como si una descarga eléctrica recorriera cada parte de su ser, y no precisamente como las que recibía en su cuello cada vez que desobedecía; No, esta descarga era diferente, esta sí se sentía bien, demasiado bien.

Justin poco a poco fue llevándola a la cama, aún sin dejar de besarla, y la recostó lentamente en el colchón desgastado.

No aguanto más las ganas y tomó de la blusa de Chloe para por fin deshacerse de la prenda que tanto le estorbaba.

Estaba ansioso por ver su cuerpo desnudo solamente para él y para nadie más.

Y ella ansiosa por volver a mirar aquel cuerpo cubierto de tatuajes y músculos bien marcados.

Desesperado buscó el broche de su sostén para arrancarlo de una vez por todas, lanzándolo al suelo.

Sus ojos brillaron al ver sus pechos descubiertos. Eran tan perfectos, ni tan grandes, ni tan chicos, simplemente la medida perfecta.

Lo que más le gustaba a Justin, era que su cuerpo era totalmente natural, sin ninguna cirugía ni implantes falsos. A él no le gustaban las mujeres operadas, al contrario, sentía asco. Decía que si iba a follar con una mujer de plástico, mejor lo hacía con una muñeca inflable.

Luna de miel ≫ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora