Capítulo 3

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-¡Capitán!-Gritó Mitsuba. Obviamente era inútil llamar a una persona sin vida y esperar respuesta de esta.

-No puede ser.-Sollozó Yoichi. Pese a matar a miles de vampiros y ver sangre antes, nunca pensó que volvería a ver a un familiar derramándola. Esto solo le trae recuerdos de su hermana.

-¡Mierda!-Kimizuki corrió al cuerpo de Guren y con las manos temblorosas lo cargo a su espalda.-Lleva la cabeza Mitsuba, ahora.-Le mandó. Aunque por fuera se mostrara calmado y decidido por dentro está muriendo del miedo y quiere salir corriendo.

-No quiero.-Se dejó caer al frio suelo y lloró como niña que le quitan su preciado dulce.

-¡No es momento de llorar!-Le gritó al borde de las lágrimas y el colapso. Está al notar como Kimizuki también esta al borde de abandonar todo solo obedeció y entre lloriqueos se levantó, tomó la cabeza del capitán y sin ánimos de posar su mirada en ella camino junto a Kimizuki; tenían que llegar ahora mismo al cuartel y darle un funeral propio de un héroe.

-Shinoa.-Yoichi salió del shock y observó como ella aún miraba fijamente la dirección por donde Mikaela y Yuichiro desaparecieron. 

-¿De verdad está muerto?-Preguntó calmada.

-Sí, debemos regresar.-Puso su mano sobre el hombro de ella y una duda lo embargó. ¿Por qué no está llorando por Guren?

-Adelántate, ya voy.-Sin alternativa alguna la dejó sola, no quiere discutir con ella, por lo menos no ahora mismo.

-Nos vemos.

-Al fin pagaste por lo que le hiciste a mi hermana, Ichinose Guren.-Soltó una vez Yoichi estaba lo bastante lejos para no oírla. Sonrió mirando la espada que yacía en el suelo.-Mahiru.-Susurró con alegría. Se acercó y sin dudarlo tomo entre sus manos la espada, en un par de segundos un aura pesada atacó todo su cuerpo, cerró los ojos ante tal fuerza y se quejó.

-Shinoa.-Abrió impactada los ojos y miró al lugar de donde provenía aquella voz.

-¿Mahiru?-Analizó el lugar y todo es blanco, un blanco que la ciega levemente.- ¿Dónde estoy?

-¿De verdad murió?-Un humo negro se acerco a la chica.

-¿Guren?-Soltó la espada y dio un paso para tratar de tocar el humo, pero evidentemente era inútil, es solo humo.

-Sí.

-¿Por qué dejaste que te encerrara aquí?-Shinoa tiene tantas dudas y Guren nunca fue capaz de darle respuestas concretas, ahora es su oportunidad de saber todo.

-Por el bien de la humanidad.

-¡No digas estupideces!-No podía aguantarlo. La extrañaba mucho y que su muerte haya sido un misterio que le ocultasen le enojaba.

-Shinoa, gracias a mi muerte la humanidad sigue vida.

-¿Qué paso ese día? Dímelo, necesito saberlo.

-Sabes exactamente lo que pasó.-Mahiru se materializa a su lado y el humo desaparece.

-No eso, ¿Por qué dejaste que él te encerrara aquí?

-¿Sabes porque todo termino de esta manera?-La mayor soltó una risa abrumadora y abrazó a su hermana por la espalda.

-...-El silencio fue la única respuesta que obtuvo por parte de Shinoa.

-Se rompió uno de los tabús, Guren causó que miles de personas murieran.

-¿Qué?-Shinoa se alejó de golpe de ella.

-¿Nunca te han dicho que la codicia de la humanidad no tiene límites?-La cara de la menor era un poema, Mahiru no dejaba de sonreír y esto la inquietaba mucho.

-¿Qué tabú rompió?

-Revivir personas. Exactamente a cuatro.

-¿Quiénes?-Indagó desesperada por obtener más información.

-Sus compañeros. Uno de los ángeles se molestó de tal manera que mando aquel humo para matar a todos los humanos. ¿Patético no? No poder soportar la perdida de su familia.

-¿Cómo lo hizo?-Mahiru desapareció dejando a la menor desesperada de mas información- ¡Vuelve!

-¿No te gustaría tener el poder de revivir a todos?-Se escucho retumbar por todo el lugar la voz de su hermana pero no la veía.

-¿Dónde estás?-Miró a todos lados pero no la divisó.

-¿No te gustaría traer a la hermana de Yoichi a la vida?-El corazón de Shinoa late a mil por hora, su cara se torno de un rojo pálido y comenzó a sudar demasiado.

-Si eso llegase a pasar, la humanidad volvería a sufrir.-Trata de mantenerse firme ante la voz de su querida hermana, pero tenía razón, le fascina la idea de poder hacer feliz a sus compañeros y de paso volver a traer a su hermana.

-¿No te gustaría ver feliz a Yuu junto a su familia?-Mahiru sabía que Yuichiro es el punto débil de ella y no dudaría en usarlo a su favor.

-Sí.-Susurró.

-¿Me ayudarías?-Mahiru apareció por la espalda de ella, esta solo se giro.-Si te doy mi fuerza serás capaz de salvarlo de Mikaela. ¿Quieres eso?-La mayor hizo aparecer la espada frente a Shinoa y la miro sonriente.

-Mierda.-Dudó por un momento sobre si tomarla sería una buena idea, pero haría lo que sea por ver sonreír a Yuichiro.

-Tómala.-Y obedeció a su hermana. Ahora ella era la nueva portadora de Mahiru.

-¡Shinoa!-Pestañeo y se encontraba de nuevo en el mundo real con la espada entre las manos.

-¡Ya voy!-Colgó el arma en su cinturón y decidida caminó hasta el camión que la esperaba.-Es mi momento de ser útil.-Sonrió triunfante. 

Upside Down [Mikayuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora