Capítulo 5.

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No sé cuanto tiempo ha pasado y la verdad es que no me importa, simplemente me encuentro sentado en el suelo, apoyando la espalda en la pared fría, con la mirada fija mi nombre escrito en esa puerta de cristal que se niega a desaparecer.

Evito a toda costa pensar en lo sucedido, no soy capaz, ya que si pienso en ello romperé a llorar y no sé si tengo la fuerza de voluntad suficiente como para parar.

Claudia y Elena se encuentran frente a mí, mirándome, sin inmutarse, sin saber que decir, porque realmente no hay nada más que decir. Elena se acerca, arrodillándose a mi altura.

-Cómo estás?- Pregunta tanteando el terreno.

-Sabes lo que más me duele?- Le digo mirándola a lo ojos.- Que todos esos momentos de mi vida no los recuerdo como propios. He sido feliz, pero no recuerdo como me sentía. He amado, y no recuerdo haberlo hecho.- Una lágrima cae a través de mi mejilla y la aparto con la mano bruscamente.- Tú estabas allí, caíste, ¿Podría yo hacer lo mismo?

-Stiles...

-Solo quiero recuperar mi vida.- Digo en tono suplicante.

-No creo que se pued...

-Si puedes.-Dice Claudia de forma estricta mirándome seriamente.

-Podemos hablar a solas?- Elena vuelve a levantarse y la coge del brazo, alejándose de mí.

PVO GENERAL.

-No puedes hablar en serio. Le estas creando falsas ilusiones.- Elena habla en tono bajo evitando que Stiles escuche la conversación.

-No lo son.

-Su alma pertenece al purgatorio, si cae, desaparecerá para siempre.

-No, si sacamos su alma del purgatorio.- Dice Claudia muy decidida.

-¿Estás loca? No se puede arrebatar un alma del purgatorio así como así.

-No, pero puedo intentar hacer un intercambio.

-¿Qué?- Los ojos de Elena se abren desmesuradamente mirándola como si estuviera loca.

-Es mi culpa que esté aquí, y tengo que arreglarlo.

-Esa no es la forma.

-Es mi hijo. Solo quiero que sea feliz.

-Pero...

-Llévalo a la sala inicial. Y... asegúrate de que esté bien.

PVO Stiles.

La conversación termina, y Claudia se va, mirándome fijamente antes de comenzar su camino.

-Acompáñame.- Dice Elena desde la misma posición, esperando a que me levante.

-¿A dónde?

-Querías volver a casa, ¿Cierto?

Es lo único que quiero. Me levanto con cierta dificultad, y recorro todo el camino escuchando como mi corazón palpita violentamente contra mi pecho. Llegamos a la habitación en la que desperté, no sé cuanto tiempo atrás, pero ya no la siento tan fría como antes.

-Tendré mis recuerdos de vuelta?-Le pregunto con un nudo en la garganta.

-Sí. A su debido tiempo; cuando te sientas preparado para afrontarlos.

-Recordaré algo de esto?

-No.

-Me dolerá caer?

-Apenas te darás cuenta.- Dice dándome una sonrisa en forma de despedida.

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24 de junio de 2016.

PVO STILES

Mi cabeza va a explotar. Parece como si tuviera todos los huesos del cuerpo rotos. Apenas puedo moverme y puedo sentir el olor de mi propia sangre esparcida por el suelo. Escucho el sonido de las ramas siendo golpeadas unas con otras a causa del viento, lo que me da a entender que estoy en algún bosque. Siento el crujir de las hojas a unos metros, los pasos de alguien acercándose, y quiero gritar "ayuda", pero no puedo producir ningún sonido. Tampoco es necesario, ya que esa persona se ha acercado lo suficiente para verme.

-OH Dios mio! ¿Estás bien?.- Es una voz femenina, escucho como se agacha a mi lado e intenta buscarme el pulso en mi cuello.- Espero que no mueras.

PVO SCOTT.

El entierro terminó hace unas horas, pero aún nos encontramos todos alrededor de su tumba, en silencio. Su padre sigue con la vista fija en la foto de él puesta en el epitafio. Mi madre se encuentra a su lado, devastada. Hoy ambos han perdido a un hijo.

Lydia lleva todo el día llorando sin parar y sin formular palabra.

Derek no ha venido. No lo culpo, lo entiendo. Yo tampoco quería venir. No me siento preparado para despedirme de él. 

-¿Cómo te encuentras?- Pregunta Kira tras de mí acariciándome el brazo con suavidad.

-Déjame en paz Kira, no quiero hablar.- Me aparto bruscamente de ella, y camino con rapidez a la salida del bosque.

Sí, no lo hemos enterrado en el cementerio, ya que eso habría supuesto tener que notificar su muerte en el registro médico, y los forenses habrían notado que no murió de causas naturales, abriendo así una investigación policial. El sheriff se ha negado a eso, era inútil igualmente.

Camino sin rumbo fijo, intentando no pensar en nada, y antes de darme cuenta estoy trepando por el arbol frente a la casa de los Stilinski y entrando a la habitación de Stiles a través de la ventana.

Miro su habitación detenidamente. Está exactamente igual como la dejó, aún huele a él.

Me siento en la cama mirando al suelo, secándome una lagrima que resbala despacio por mi mejilla, y no puedo evitar recordar que hace menos de veinticuatro horas estábamos en esa misma habitación, riéndonos, ambos vivos.

-Sabia que estarías aquí.- Reconozco la voz del Sheriff desde la puerta de la habitación. Se acerca y se sienta en la cama a mi lado.

-No sabía donde más ir.

-¿Cómo estás?

-No sé como sentirme, no puedo asimilarlo. ¿Cómo estás tu?

-Jamás pensé que fuera humanamente posible sentir tanto dolor.- Responde de forma ahogada.

Y así pasan las horas, hasta que cae la noche, sentados uno al lado del otro, en silencio, con la mirada en un punto fijo.

1 de Julio de 2016

PVO STILES.

Mis párpados ceden, abriéndose torpemente, poco a poco, dejándome ver un techo blanco inmaculado. Muevo mis brazos lentamente, sintiendo algo suave bajo estos. Bajo la mirada, observando el lugar donde estoy.

Una habitación simple sin adornos, una cama con sabanas blancas, manchadas de sangre probablemente mía, mesa de noche, armario y escritorio de madera oscura. Lo único que hay en la habitación es un libro abierto en el escritorio.

-Por fin despiertas.- Dice una voz desde la puerta de la habitación sobresaltándome. 

Una chica de no mas de veinte años me mira con los ojos muy abiertos analizándome. Supongo que es a ella a quién pertenece la voz femenina que me recogió en el bosque.

-Te he conseguido ropa.- Dice al ver que yo no hablo, acercándose con una bolsa en la mano.- Espero que sea de tu talla.

Se gira para que me pueda vestir.

-Gracias.- Salgo de la cama con algo de esfuerzo y comienzo a vestirme en silencio. -Cuanto llevo inconsciente?- Le pregunto mientras termino de ponerme la camiseta.

-Una semana.-Se gira al notar que estoy vestido.- Te queda algo grande.- Me mira con el ceño fruncido.- Por cierto, me llamo Malia.-Se presenta dándome la mano.-Malia Hale.

Y Tu Te Fuiste (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora