Cap 14

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Mientras corría, admiraba un mundo demasiado lento, podía ver con claridad las motas de polvo flotar en los rayos del sol, podía admirar a una niña que parecía flotar, más sin embargo, solo estaba saltando, podía ver a todas las personas caminar en cámara lenta, era impresionante, a pesar de todo lo que me había rechazado al inicio, en ese momento me sentía alegre de ser lo que soy, me alegré de tener estas habilidades que me hacen ser diferentes a todos los demás... porque podía apreciar todo desde otra perspectiva.

Una vez llegué al claro, admiré la cabaña como si fuera la primera vez, pero ahora, esa admiración se combinaba con un escalofrío que recorría todo mi cuerpo, dejando tras sí una piel tan sensible que podía percibir la humedad de los árboles. Los rayos del sol atravesaban las copas de los árboles y daban un color marrón a las hojas; deseé con todas mis fuerzas que esos árboles no estuvieran en esos momentos para que la cabaña no se viera oscura.

La hierba crujía con cada paso que daba y sentía que cualquiera a un kilómetro a la redonda podía escucharme. El corazón parecía tenerlo en mis manos y el aire parecía escapar de mis pulmones.

Tenía miedo.

Casi al llegar a la puerta, saqué la llave con cabeza en forma de "S", la introduje y, con lo que pareció un estruendoso ruido, la puerta se abrió lentamente. Debido a las cortinas cerradas, el interior estaba parcialmente oscuro y pude distinguir la sombra de cada objeto a la vista. Sin embargo, hubo algo que me heló la sangre instantáneamente, pude percibirlo por el aroma abrumadoramente familiar que desprendía y fue entonces cuando comencé a caminar al interior tratando de ocultar mi miedo.

-¿Francis? -Mi voz salió quebrada.

Como respuesta, solo obtuve un pequeño ruido que provenía de la cocina; me quedé totalmente paralizada mirando a esa dirección.

-Vete. -Escuché la voz de Francis en un susurro que apenas se filtraba de su boca. Comenzó a avanzar hacia mí tan lento que se me hizo una eternidad hasta que se detuvo a unos pasos de donde yo estaba. - Largo de aquí.

Como si no hubiera dicho algo, me acerque con la misma lentitud hasta quedar a un paso de él; lo tenía tan cerca que tuve que hacer un monumental esfuerzo para no llorar y abrazarlo. Lo miré de pies a cabeza para convencerme de que en realidad era él quien estaba delante de mí, pero al llegar a su rostro, sentí cómo mi sonrisa desapareció. Francis tenía expresión que no pude descifrar ¿Enojo tal vez? Alargué la mano hacia su mejilla pero, para mi sorpresa, antes de que lo pudiera tocar, me apartó de un manotazo y retrocedió un poco.

.-Largo de aquí -Repitió.

No puedo explicar con las palabras exactas el dolor que sentí y no precisamente en la mano, sino en mi pecho, fue como si tomaran mi corazón y lo aplastaran con un puño.

Mis lágrimas empezaron a caer.

-¿Qué sucede? -Apenas pude pronunciar. -¿Francis?

Solo me miró por un largo tiempo; pensé que en cualquier momento me abrazaría y me diría que solo fue una estúpida broma. Pero no.

-¿Quién te ha dicho que vinieras? - Me sujetó del brazo y empezó a caminar hacia la puerta.

En un arranqué de desesperación, me liberé de su mano con la fuerza necesaria y me quedé parada frente a él, dispuesta a no moverme hasta saber el motivo de su comportamiento.

-¿Pero qué demonios te sucede? -Le grité histérica. -Te he esperado por más de una semana, he estado muy preocupada, han sucedido demasiadas cosas desde el último día en que nos vimos y aun así me tratas como si fuera un estorbo.

Cerca del enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora