Dias Tristes

El destino siempre ara de las suyas

En Toda mi vida solo unas pocas personas han sido las que me han importado, mi hermana y kondou-san y aunque no lo admita hijikata-san y los del shinsengumi también. Cuando conoci a la Yorozuya sentí un gran respeto por el samurái plateado es decir el Danna y el gafas no me desagradaba, pero la china la vi como una rival desde el primer momento en que la vi, la primera vez que interactuamos solo peleamos y no hablamos y a la segunda vez casi lo mismo, pero poco a poco yo fui metiéndome con ella y ella devolviéndomela peleábamos por tonterías y nos insultábamos y retabamos.

Mi hermana la vez que nos vimos en Edo me pregunto si tenia amigos, dijo que le gustaría que tuviera amigos mas jóvenes ya que siempre estaba rodeada de gente mas mayor que yo, me pregunto que si tenia a alguien que le pudiese contar mis problemas, pero ciertamente no había nadie. Ni siquiera a Kondo-san le mostraba mis debilidades siempre e estado solo y e sentido envidia de Hijikata siempre me considere que yo no era una buena persona mis manos estaban manchadas de sangre. Siempre e escondido mis sentimientos en una mascara indiferente .

Nunca e sido sociable con la gente, pero un día me di cuenta de que una cierta persona sabia mas de mi de lo que nadie sabia, podía saber lo que pasaba por mi mente, lo que escondía y incluso se simpatizaba conmigo, y era la persona que menos me imaginaba que pasaría eso, la china, mi enemiga o eso decimos que somos.

Me la volví a encontrar, un día lluvioso nada menos, y casualmente ese día no se había traído su paraguas y yo justamente si. El destino, el que no se porque me juntaba con ella cada vez que podía, un día triste por supuesto.

- Hola sadist, ¿no te importara darme el paraguas verdad? vale, !gracias! Dijo sin esperar mi contestación y intentándose llevar por la fuerza mi paraguas.

- Así no se piden las cosas china, si no quieres mojarte tendremos que compartir el paraguas ya que no pienso dejártelo ni loco. Le dije haciendo que suelte el agarre del paraguas.

- Bueno, pero vamos rápido ok.

- ¿Ir a donde? Yo tengo que ir a comprar algo, o vienes conmigo o te mojas, tu decides. 

- Maldito bastardo, iré solo si me invitas algo de comida. 

- Compratela tu mocosa, no soy el sirviente de nadie y menos de ti, al contrario yo tengo sirvientes que hacen lo que les diga. 

- Pues pídele a uno de tus criados que me den.

- Si lo hago, necesito algo a cambio. Le dije vacilante.

- Eres un pesado, ¿no puedes hacer nada sin llevarte algo a cambio?

- No eres la persona mas precisa para hablar, señorita que no puede ni compartir un paraguas porque acepta solo si le doy comida a cambio. 

- !Ya me as hartado idiota! Dijo tirándose a por el para intentar darle un puñetazo, pero como siempre Sougo esquivaba. 

Izquierda, derecha, izquierda, izquierda, derecha esquivar sin parar y intentar golpear a la maquina devora sukombu. Con la pelea el paraguas que los cubría de la lluvia se había dejado perdido en algún lado de la calle, sin importarles los vianantes ellos seguían con su pelea.

Ya cansados decidieron parar y descansar en una zona con menos personas, para tener algo de tranquilidad. Con la pelea no se dieron cuenta y olvidaron la llovizna que caía, y ahora ya había calado suficiente para enfriarlos completamente.

El sádico noto como Kagura tiritaba levemente y sus dientes crujían al intentar reprimir sus tiriteos el orgullo suyo era muy grande como para que su proclamado rival numero 1 supiese que se estaba muriendo de frió ya que solo llevaba su típico vestido, pero el capitán del Shinsengumi ya lo había descubierto. Muy tarde pensó Kagura cuando vio que la observaba entre la oscuridad.

- Que te pasa, se que soy un bellezon pero si te quedas embobado mirándome tu supuesta reputación de sádico caerá a bobalicón.

- ¿Tu orgullo es tan grande como tu estomago verdad china?

- !Vete a la mierda sádico! Fue su respuesta.

Poco después la chaqueta de el le cayo en la cara, y cuando miro para verle con intriga lo encontró durmiendo recostado en la pared del lugar con su mascara puesta.

Cogió su chaqueta y se la puso -Gracias... Idiota. Fue lo ultimo que dijo antes de caer dormida también.