»NUEVE«

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Fernanda ve a Hector sonreír y le responde con otra sonrisa.

H: ¿Te gusta la comida china? (preguntó mientras dejaba la bolsa encima de la mesa de la cocina)

Ella se encogió de hombros. Observó en silencio a Hector llevar los platos y vasos a la mesa y sacar el contenido de la bolsa de compras. Silbaba suavemente; era evidente que su salida sin compañía le había rejuvenecido.

H: ¿Qué te gustaría beber? (preguntó)

F: Agua, está bien.

Hector llenó dos vasos de agua con hielo, luego fue por el cochecito de Lorenzo mientras Fermanda dejaba el biberón sobre la mesa de la cocina para luego colocar al el bebé dentro de su coche. 

Hector sirvió la comida en ambos los platos.

H: ¡Caray!, qué deliciosa se ve, lo cierto que tengo hambre (expresó para luego preguntar) ¿Y qué han hecho ustedes dos mientras estaba fuera?

Fernanda probó el arroz y estaba sabroso, pero no tenía mucho apetito.  Había conseguido no hacer ninguna pregunta a Hector la tarde anterior, pero su conversación telefónica con Carol había despertado su curiosidad.

F: Ha llamado Carol (dijo con el tono más inexpresivo que le fue posible)

Hector alzó la cabeza.

H: ¿Cuándo?

F: Cuando estabas fuera (respondió un poco irritada por su tonta pregunta)

H: ¿Volverá a llamar?

F: Esta noche no. Ha dicho que quizá mañana.

Hector dejó su tenedor en el plato y reflexionó un momento. Miró a Lorenzo, luego a Fernanda. Se puso de pie y se dirigió hacia un armario.

H: ¿Quieres algo de beber? 

F: Tengo agua aquí.

H: Quiero decir algo de verdad, algo más fuerte (abrió el gabinete y sacó una botella) ¿Whisky? ¿Vodka? ¿Vino?

Ella movió la cabeza.

F: No, gracias.

Observó el contenido del armario, lo cerró otra vez y volvió a la mesa. Dio un trago a su vaso de agua y miró a la mujer de junto con atención.

H: ¿Te ha dicho quién es ella? ¿Cuál es su parentesco conmigo?  (Fernanda volvió a mover la cabeza)

F: Me ha dicho que está aclarando las cosas con… con alguien. (Dijo hundiendo nuevamente su tenedor en el arroz) Me ha preguntado cómo está Lorenzo y... (consideró un segundo si debía mencionar su insinuación de que podía haber pasado la noche en su casa, pero decidió no hacerlo) Me ha pedido que te de un abrazo de su parte. 

Hector siguió estudiando con atención a Fernanda, mientras parecía procesar lo que acababa de oír, como si tratara de descifrar al mismo tiempo la enigmática expresión de ella. Al ver que permanecía en silencio, una sonrisa iluminó su cara.

H: Eres increíble, Fernanda (dijo con admiración)

F: ¿Por qué?

H: No piensas hacen ninguna pregunta, ¿verdad?

F: ¿Sobre qué? (preguntó ella, con su expresión más ingenua)

La sonrisa de Hector se convirtió en una carcajada. Extendió una mano sobre la mesa y estrecho la de Fernanda.

H: Cualquiera ya me habría agobiado con preguntas de todo tipo (dijo) Sin duda ya habría creído tener derecho de averiguar algo. Pero tú... no preguntas nada (su sonrisa se apagó un poco) ¿Es obstinación o simple desinterés?

»Sin Planes de Amar«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora