Capítulo 9. El secreto de Sara

87 7 3
                                    

Marion

Llegamos a clase de filosofía.
No estaba Ian a mi lado así que estuve todo el día sin compañero de hombro, hasta ese preciso instante que vino Sara a sentarse conmigo.

De alguna manera, esta última semana nuestra confianza había crecido, aunque yo no creía que estuviese tan triste solo por lo que me había contado antes en la media hora libre.

—¿Qué haces que no estás en tu sitio? —preguntó André con cierto retintín.

—No vino Ian y pensé que podría hacer compañía a Marion, profesor —trató de explicar Sara.

—Está bien... —asintió. Empezó a dar clase y tiempo después recibí una nota de Sara.

-¿Sabes una cosa? Estoy harta de guardarme las cosas para .

-¿Qué sucede? —escribí.

-Me gusta Ian —leí otra vez.

En ese momento tardé en mirarla. Aquello explicaba todo. Me quedé inmóvil y solté el bolígrafo.

—¿De verdad? —susurré perpleja.

—Sí... —resopló.

—¡Marion y Sara! Por favor, silencio u os separaré —interrumpió el profesor.

—Lo siento —se limitó a contestar Sara.

No tuve más remedio que intentar atender. Esta vez me resultó difícil y
mi imaginación empezaba a volar...

«Ahí estaba yo, entrando en clase unos meses después de que Ian se fuese del colegio para siempre debido a su sufrimiento de bullying por su orientación sexual. Las clases se habían vuelto oscuras y tristes, no había nadie en el aula, estaba vacía, pero... Me sorprendí al encender la luz, pude ver a Sara que lloraba y gritaba desconsolada diciendo: "¡Yo te amé! ¡¿Por qué me hiciste esto?!" Fui corriendo hacia donde estaba ella, acurrucada en el suelo, con las piernas cruzadas y sin mostrar su rostro debido a que tenía la cabeza pegada a sus rodillas.

—Marion, vete —me decía—. ¡Vete! —repetía.

Se oía su llanto en todas partes, esa noche no pude dormir oyendo su llanto...»

—Bueno mis queridos alumnos... Ahora llega lo interesante.

De pronto desperté de aquél raro pensamiento y oí la voz de André.

—Debéis investigar bien sobre el tema que vosotros mismos elijáis para el trabajo que os acabo de explicar. Las parejas podéis formarlas vosotros mismos siempre y cuando trabajéis. El trabajo se presentará el miércoles.

—¿Puede haber un grupo de tres personas? —preguntó Sara.

—Sí, somos impares así que no hay problema —respondió.

—Esto... Sara, ¿qué trabajo hay que hacer? —Estaba empezando a agobiarme.

—Siempre estás en las nubes —sonrió—. Debemos hacer un trabajo sobre un problema social; explicarlo y presentarlo en clase —explicó.

—¿Qué problemas hay?

Sara me señaló la pizarra y empecé a leer, ninguno me llamaba la atención hasta que...

—Hablemos de la exclusión social, así podremos incorporar la homofobia.

—¡Es una gran idea! —exclamó—. Debemos comentárselo a Ian.

—Sí... Respecto a Ian... —me puso la mano en la boca para que no siguiera hablando.

—No digas nada aquí, anda —me dijo preocupada.

MarionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora