Capítulo 17. Una acampada desastrosa

77 4 1
                                    

Sara

Colgué el teléfono después de hablar con mi amiga y me tiré en la cama. Seguía sin poder creérmelo, había quedado con Ian, pero estaba muy cansada desde la fiesta de anoche.
No sabía aún que íbamos a hacer, había sido tan precipitado...

-Ian, ¿A dónde vamos? —le escribí.

Pero a los dos minutos de leerme, ya me estaba llamando.

—¡Dime! —contesté rápido.

—Sara, ¿te dejarían pasar la noche fuera?

—Sí... Espera ¡No! Quiero decir... Tengo que preguntar.

—Bueno, es un poco arriesgado... Mejor déjalo.

—No, no. Dime.

—Es que... Necesito irme de casa, por lo menos pasar la noche fuera. Había pensado en ir de acampada, ¿te vienes?

—¿Y Charlie? —pregunté por curiosidad.

—Ahora te cuento todo. Porfa, ven conmigo es que...

—Te da miedo ir solo —completé.

—Exacto. Como me conoces eh.

—¿Y cómo vamos a ir?

—Vamos hasta la sierra de Guadarrama en tren.

—Vale...

—Si nos perdemos, preguntamos. No te preocupes por eso.

—Ian, no tienes remedio.

—¿Qué pasa?

—¡¿Cómo me lo dices ahora?! —reía.

—Te vienes entonces ¿no? Te recojo en tu casa en media hora, tienes que llevarte saco de dormir, pijama, esterilla, una manta, una linterna...

—Sí, lo esencial. ¿Algo más?

—Comida, que no se te olvide. Yo llevo la tienda y las cosas para montarla.

—Vale, hasta luego —colgué al segundo.

Inmediatamente, bajé al salón donde estaba mi madre.

—Mamá, mamá.

—Dime.

—¿Puedo pasar la noche fuera? Es que... Ian me ha dicho si paso un día de acampada con él.

—Pero, ¿cómo me lo dices ahora?

—Ya...

—Pues ni hablar. Tú ya saliste ayer y dormiste con tu amiga, ¿crees qué puedes estar todo el día fuera?

Joder.

—¡Por favor mamá! —supliqué—. Por favor, por favor.

—¡Que no!

—Pero ¿Qué pasa aquí? —preguntó mi padre entrando en el salón—. ¡Qué escándalo!

—Nada, es inútil razonar con mamá.

Subí a mi habitación y cerré la puerta de un golpe. Intenté no darlo por perdido y me puse a buscar mi viejo saco de dormir y me vestí con la primera camiseta que encontré, una de Death note. Ya estaba terminado de meter todo en la mochila cuando mi padre entró por la puerta.

—Con que te vas de acampada eh...

—Mamá no me deja.

—He hablado con tu madre.

—¿La has intentado convencer?

—Sí... Siempre que vuelvas mañana por la mañana nos parece bien.

MarionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora