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X. ━━ antídoto.
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Había una cosa que siempre había sido un completo misterio para Olivia durante toda su vida: el apellido de Alfred. Jamás escuchó a alguien decirlo o mencionarlo, incluso él se presentaba a sí mismo como "Simplemente Alfred". Al inicio creyó que era para protegerse a sí mismo, era una buena estrategia después de todo, teniendo en cuenta todo su historial criminal, era bueno que nadie supiera su apellido, pensó en que durante los años pasarán este de forma espontánea se lo terminaría diciendo. Eso jamás sucedió. Aquel misterio dejó a Olivia con un mal sabor de boca, tal vez era más que solo simple protección de la policía, él los tenía comprados de todos modos, además de que nadie supiera más allá de su primer nombre era más tétrico de lo que parecía.
Intentó investigarlo, por más buena espía que ella fuese, Alfred era notoriamente diez veces mejor gracias a su experiencia. Terminó enterándose que la pelinegra buscaba información personal sobre él, cosa que lo puso en alerta enseguida, ya que por más que confiaba en Olivia para manejar misiones al ser su mejor peleadora y subordinada, era claro que no la quería verla husmear en su registro personal. Siempre mantuvo una distancia respetable entre ambos, por más que ellos parecían odiarse entre sí, siempre hubo ese "respeto" que ambos tenían al establecer límites. Alfred no actuó de la mejor manera, pues terminó dejándole una cicatriz en la costilla derecha a la chica de la que ella jamás se pudo deshacer, llamándolo "simple advertencia" después de eso era claro que ella no volvería a querer obtener algún tipo de información de ese lunático.
—¿Viniste a la escuela? —Peter le preguntó mientras se recostaba en su casillero—. Creí que dijiste que no había caso en continuar tu fachada.
—Mi jefe recibió llamadas que había faltado a la escuela, tuve que inventarle una excusa barata que estoy segura que no creyó nada —Olivia empezó a sacar unos libros—. Debo seguir mi fachada ante él, al menos.
Olivia cerró su casillero de golpe, estaba enojada internamente porque su plan no había funcionado como ella quería, todo por su estúpida maldición. Quedó pensando un momento en si de verdad hubiera cumplido su objetivo si la maldición no estaría de por medio ¿Sería capaz de asesinar a Peter? Trataba de decirse a sí misma que sí, pero la verdad es que en el fondo sabía que no era así, la maldición Labonair simplemente justificaba el hecho de no poder hacerle daño a Peter Parker ¿Debería decirle? Pensó en aquella pregunta toda la noche, respecto a su marca de nacimiento y la verdad, pero al final decidió no hacerlo. Al menos no ahora.
