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XI. ━━ amarga despedida.
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Por primera vez en mucho tiempo Olivia no sabía qué hacer. Se encontraba confundida y al borde de un colapso, el antídoto descansaba en sus manos, pero no sabía qué hacer ahora, veía la hora en su celular, cada vez se le hacía menos tiempo para ir donde Alfred y terminar las cosas de una vez por todas. En el fondo sentía una mala corazonada, como si algo dentro de ella le dijera que algo no estaba bien, no sabía si era simplemente su ansiedad hablando, pero rara vez sus presentimientos se equivocaban, había algo mal respecto a su pequeña reunión con Alfred, lo pudo sentir en la voz de Zachary ¿Le estaría mintiendo? No quería pensar eso de su padre, no ahora que tenía tan pocas personas en las cuales confiar, pero no podía dejar de sentir que algo no estaba bien.
Le dio el antídoto a Gwen Stacy, contando que está pudiera entregárselo a su padre quien era un policía, necesitaba saber que antes de irse iba a poder ayudar a Peter, no quería que todo su esfuerzo haya sido en vano. Sintió un escalofrío cubrir toda la piel ¿Tenía que irse? Pero debía saber que Peter estaba bien. Maldijo internamente sabiendo cuánto le preocupaba ese chico y quería solamente culpar a su maldición y a la estupidez de querer protegerlo, pero a la vez sabía que pensar que todo esa preocupación era a raíz de su marca de nacimiento era solo una forma de engañarse a sí misma. Ya no quería engañarse a sí misma, ya no quería mentirse, ya no quería fingir tampoco.
—¿Tienes que irte? —la rubia le preguntó—. ¿A dónde irás?
—No puedo decirte —Olivia bajó la cabeza nerviosa—. Prométeme que le harás llegar este suero a Peter, por favor, necesito saber que dejo esto en buenas manos.
—Por supuesto —Gwen asintió.
—Ya se que te agradecí por ayudarme en toda esta locura, pero lo vuelvo a decir, gracias.
—No tienes que agradecerme, para eso estamos las amigas.
Olivia se quedó parada en seco cuando aquellas palabras salieron de la boca de la rubia. Nunca antes había tenido a alguien a quien llamar amiga. Le sonrió dulcemente, sin decir nada con el miedo de arruinar el lindo momento que estaban teniendo, comenzó a caminar lejos de ella dándole el antídoto en la mano y empezó a correr mientras se hundía en la oscuridad de la noche. Sacó su móvil mientras marcaba el número de Zachary y se llevaba el celular a su oído suplicando que esté pudiera contestar. Después de unos segundos este cogió su teléfono y ambos concordaron en encontrarse en un callejón.
