Mi mejor dia

656 5 9
                                    

CAPITULO 7  ♡

-Punto de vista de Bianca:

Llegamos John y yo al campo donde entrenamos tanto él como quarterback como yo de cheerleader. No hay nadie como era de esperar, todos están comiendo y los que no no creo que tengan ganas de entrenar.

-Bueno John ¿de qué querías hablar?

-Primero empezaremos con que parece te lo estabas pasando muy bien debajo de la mesa mientras había en la cafetería una guerra de comida…

-¡Osea hace más de una semana que no hablamos y me vienes echando en cara lo que estaba haciendo!

-¡Pues claro por eso soy tu novio y me interesa lo que hagas debajo de una mesa con un tío! De todas formas para discutir no te habría traído hasta aquí, asique para responder a tu pregunta quería pedirte perdón por cómo me he portado durante esta semana y en la cita. Lo estropee diciendo que dejases de ser amiga de Casey, la chica es muy buena amiga tuya… En fin también me parece mal que le llamase estúpido con el que estabas haciendo adivina tú debajo de la mesa. Por eso te pido perdón y me gustaría que me perdonases mi comportamiento como un autentico imbécil, también me he dado cuenta lo mucho que te necesito y lo mucho que te he echado de menos esta semana… Te quiero Bianca –termina su discurso dándome un beso de esos dulces suyos que provocan que me derrita por dentro y me olvide de que lleve una semana cabreada con él por lo imbécil que fue, por eso cuando me pregunta en un momento del beso en el que me deja respirar:

-¿Me perdonas?

Yo le contesto como una autentica idiota:

-Te quiero John

-¿Eso es un sí?

-Sí – le contesto con una sonrisa de oreja a oreja, porque en ese momento me encuentro mejor que nunca sin recordar lo mal que me ha hecho pasar la semana. Me coge de la mano e igual que habíamos venido aquí volvemos hacia la cafetería, a diferencia de hace 10 minutos es que ya no hay nadie dentro y que las señoras de la limpieza ya han empezado a limpiarla porque aunque solo veo una parte del desastre se ve que está hecha mierda. Entramos por una puerta trasera que da al final del pasillo principal y nos dirigimos hacia nuestras taquillas cogemos los libros y las mochilas y ya solo me quedan 2 clases mas y seré libre… ¡Mierda el profesor de biología nos ha castigado después del instituto y no le he dicho a Casey que no me tiene que llevar a mi casa!

-John ¿vas a ver a Casey mas tarde?

-Si bueno tengo con ella clase de matemáticas, ¿quieres que le diga algo?

-Sí dile que no hace falta que me lleve a mi casa, estoy castigada asique supongo que me iré andando a mi casa. Hasta mañana, te quiero John.

-Y yo – me responde mientras se va hacia su aula de matemáticas.

¿Ahora como iré a mi casa? Porque andando ¡ni de coña!, soy muy vaga para eso.

Las Clases que me quedan pasan muy rápidamente son arte y cocina, que hoy hemos galletas he cogido unas cuentas para tomármelas mojadas en leche como hacía en España eso sí las galletas no las hacía en el instituto allí las clases son mucho más aburridas, hay mucha teoría que estudiarte en vez de prácticas, además se me ha pasado tan rápido porque se me dan bien. Dibujar es mi pasión, si lo sé no me pega nada pero es mi forma de relajarme y concentrar todos mis pensamientos en algo, disfrutando de lo que hago. Podría decir que también tengo clase de arte en las demás asignaturas que tengo porque si los profesores viesen como están decorados mis cuadernos lo primero que harían seria suspenderme en vez de felicitarme.

Al final de mi última clase suena la campana, ¡qué bien ya podemos salir de esta cárcel! Mierda tengo que quedarme todavía una hora aquí… ¡Qué fácilmente se me olvidan las cosas que no me gustan, es increíble! Recojo las cosas de dibujo y me voy hacia mi taquilla pero antes de llegar noto que alguien me coge del brazo y me mete en el armario de las señoras de la limpieza. Está todo a oscuras, noto como la persona que me haya metido dentro me empuja hacia el fondo del armario, que tampoco es tan profundo. Noto en mi espalda lo que parece ser una fregona y unas batas, todo hay que decirlo noto como una telaraña me roza el brazo. Aunque sea el armario de las señoras de la limpieza no es que limpien mucho…

Un corazón invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora