ESCRIBIR ES UN OFICIO

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Yo a escribir empecé hace relativamente poco. Un par de años, tal vez más. La verdad, no lo recuerdo. No es de esos eventos tan identificables como para marcarlo en el calendario o escribirlo en el diario de vida (sí, tengo un diario... algún día escribiré sobre eso...). Uno se da cuenta que esta ESCRIBIENDO tiempo después, cuando te ves sumergido en un libro y ya no puedes salir. Cuando te das cuenta de que NECESITAS terminarlo, ojalá pronto, porque te pican los dedos. O (y esta es la frase que definirá todo lo que suba aquí) así me pasó a mí. 

Pero, para simular algo de estructura y trabajo de memoria, digamos que el verdadero inicio de mi viaje, el momento en que salí de la Comarca, fue en el año 2014. A mediados de ese año, después de ser despedida de un trabajo, cuando corría el riesgo de sucumbir a lo que denominaré como una depresión, de repente llegó a mi mente una frase: "Todo comenzó con las tres pipas de Sherlock Holmes". Esa frase, que obviamente vino a mí por haber estado leyendo sin descanso los libros del detective, fue mi Gandalf, aquel evento que me hizo salir de la monotonía, que le dio un sentido a mi existencia. Y aquí no estoy exagerando... de verdad que esa frase y el libro que trajo consigo le dieron un sentido a mi vida. Por esa época aún creía que si no tenía un título universitario mi peso en el mundo era nulo, aún creía que una carrera profesional era lo que me volvía importante. Comenzar a escribir fue para mí, en ese entonces, un salvavidas.

Así fue el inicio; sin embargo, no es ese el tema que quiero tratar hoy. Es sobre lo que vino después de lo que quiero hablar. De ese momento en que me di cuenta que tener una idea, el hilo principal de una historia, era solo el comienzo de un proceso que puede definirse sin miedo como "muy difícil", "terrible",  y "una tortura". Tal vez no siempre, pero sí la mayor parte del tiempo. Eso de ir creando a los personajes, dándoles quizás no profundidad, pero sí rasgos distintivos... o estructurar la historia para que todo calce... o lograr que lo tienes en la cabeza sea más o menos parecido a lo que termina escrito en la hoja o en el computador... Eso, no lo neguemos, solo nos divierte porque somos masoquistas. A mí me gusta quedarme despierta hasta altas horas de la madrugada intentando encajar las piezas del puzzle que tengo con mi actual libro de misterio, aunque al día siguiente camine como un zombie. Me gusta, lo disfruto. 

Esa es una clave, hacer esto porque se disfruta. De lo contrario, cualquier obstáculo que tengamos en el camino (críticas negativas, rechazos de editoriales, una respuesta lenta de los lectores en Wattpad, etc.) puede llegar a ser un golpe demasiado grande para nuestra firmeza. Si lo hacemos porque nos gusta y, más importante aún, escribimos sobre lo que nos interesa, las dudas durarán un poco menos de tiempo. Por ejemplo, yo me dedico a escribir sobre fantasmas y detectives porque es lo que más me gusta. Disfruto, primero, leyendo libros sobre esos temas, viendo películas o series que traten de ellos. Desde que escribo novelas sobre fantasmas y detectives, mucha gente me ha dicho: "eso no es original", "eso se parece mucho a *inserte historia a elección*", "se nota mucho la influencia de Sherlock o de Conan en lo que escribes". Además de rodar los ojos ante esas opiniones (es que no puedo evitarlo), lo que hago casi siempre es no tomarlas en cuenta. Así de simple: NO LAS TOMO EN CUENTA. Creo que son las únicas opiniones o críticas que me salto casi sin pensar. Esto puede esconder un enorme ego, sí, pero creo que tiene más relación con el hecho de que jamás, jamás de los jamases estuvo en mis planes escribir sobre temas, situaciones o personas que no me despierten interés. Es bueno innovar y salir de la zona de confort, pero más importante para mí es disfrutar con esto de escribir. 

Y el pasarlo bien es esencial, sobre todo, porque escribir es un trabajo. Pero ojo, no entendamos "trabajo" como esa tortura que las clases de poder idearon para controlar a las clases más bajas. No, entendamos "trabajo" como el acto de poner nuestros talentos, nuestro tiempo y nuestra energía en un propósito concreto. Eso, al final, es lo que hacemos cuando escribimos un libro: le dedicamos un porcentaje (a veces uno bastante considerable) de nuestro ser a trabajar una idea y convertirla en una novela, en una serie de poemas o en un cuento. Y acá, entro por fin a lo que dice el título: ESCRIBIR ES UN OFICIO.

Una persona puede tener una gran imaginación, puede saber mucho de gramática o de redacción, puede ser un diccionario andante con un enorme vocabulario a su disposición, puede querer escribir una obra que cambie la historia... puede ser un genio o un enviado de los dioses para mejorar el panorama literario mundial... puede ser lo que sea y saber lo que sea, pero si no se sienta a escribir y se esfuerza en hacerlo lo mejor posible, incluso teniendo una gran idea en la cabeza, esa idea morirá con él o con ella. Yo eso tuve que aprenderlo a la fuerza. Siendo una floja de manual durante toda mi vida, de repente quería dedicarme a algo que me obligaba a trabajar de verdad para conseguir mi propósito. Por fortuna no me tardé tanto en entender que lo mejor era avanzar capítulo a capítulo, sin apresurarme, sin querer llegar al final saltándome todo el proceso que se encuentra en el centro. Al principio detestaba corregir, por ejemplo, ya que a mi juicio alargaba el trabajo y era tedioso. Ahora, sin embargo, aunque no es mi parte favorita del proceso, sí la disfruto cuando llega el momento. 

Entendí, en definitiva, que para llegar a terminar un libro o ser tan buena como esperaba la instrucción era simple y concisa: ESCRIBE. 

Si luego se debe borrar todo porque no te convence, no importa. ESCRIBE.

Si alguien viene y te hace una crítica demoledora, no importa. ESCRIBE.

Si la gente no parece interesada en leer tu libro, no importa. ESCRIBE.

Si tu familia o tus amigos no te apoyan en tu propósito, no importa. ESCRIBE.

Si estás cansado/a y sientes que tus esfuerzos no se están traduciendo en una notable mejoría. En ese punto, sobre todo, más que en los anteriores, SIGUE ESCRIBIENDO.

El libro perfecto no existe, la novela absoluta tampoco. Nunca serás todo lo que bueno que puedes ser. Solo te queda, nos queda, SEGUIR ESCRIBIENDO. 


PERO ESCRIBIENDO...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora