MIS MANÍAS AL ESCRIBIR

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Tenía una entrada más seria y útil preparada, pero luego miré mi escritorio y se me ocurrió hablar sobre cómo son los momentos en que me siento a escribir, cuáles son esas cosas que hago o que no hago, mis costumbres y/o manías, etc. No es muy útil, pero... yo nunca lo he sido :)

1.- No puedo escribir en una ambiente silencioso. En serio, es más fuerte que yo. El ruido no me desconcentra y cuando escribo siento la necesidad de recurrir a estímulos (tan visuales como sonoros) inmediatos. Cuando avanzo mis capítulos en el computador, escucho música a todo volumen y de tipos variados: desde música docta hasta grupos o estilos más actuales. Creo que la elijo por un sistema arbitrario que ni yo entiendo. Si estoy escribiendo a mano en alguna libreta, pongo películas o series, casi siempre algo repetido y que me guste mucho.

Tampoco me gusta escribir en un lugar de paredes blancas, lisas y libres de imágenes. Mi pieza está llena de pósters, citas, dibujos y ese tipo de cosas. Lo cierto es que así me llegan más ideas.

2.- No suelo tomar apuntes de mis historias. Antes lo hacía, escribiendo incluso fichas de mis personajes. Ahora, en cambio, lo guardo casi todo en mi memoria. Eso a veces es un problema, sobre todo con esos personajes más improvisados, que aparecen una o dos veces y de los que apenas recuerdos los nombres. Cuando eso me pasa, tengo que buscar en los capítulos anteriores hasta encontrar el maldito nombre, o la maldita fecha, o lo que sea. 

Mi memoria, eso sí, es muy buena almacenando líneas argumentales, hechos o diálogos que planeo. 

3.- Me gusta usar los nombres o los apellidos de las personas que conozco en mis personajes. Es más usual que lo haga con personajes secundarios, pero no todos los protagonistas se escapan. El de El Club, por ejemplo, se llama como mi papá. 

No sé, creo que es una forma de hacerlos parte de lo que escribo.

4.- Hay datos básicos que necesito saber sobre mis personajes, al menos de los secundarios y de los protagonistas: ambos nombres y apellidos (aunque nunca los diga), su fecha de nacimiento y el nombre de sus padres y hermanos. Tal como en el punto anterior, suelo robarles las fechas de nacimientos a mis amigos y familiares. El criterio de elección es, por supuesto, el zodiaco. Necesito saber a qué signo pertenecen mis personajes y, aunque no sigo las descripciones de estos al pie de la letra, si me ayudan a hacerme una idea de la personalidad que tendrán. 

5.- Cuando era más joven y recién comenzaba a escribir, la apariencia de mis personajes era muy importante. No era extraño que los creara a partir de una imagen, ya fuera la foto de alguien famoso o un personaje de anime. De una antigua historia de fantasía (inventada en mis años de colegio), lo único que tenía claro era cómo lucían los personajes, cómo se llamaban y quién hacía pareja con quién. 

Con El Club hice más o menos lo mismo al principio, pero con el correr de los años cada vez se me hizo más difícil tener una idea clara de la apariencia de algunos personajes o, peor incluso, encontrar alguien (real o dibujo) que los caracterizara a la perfección. En la actualidad soy muy flexible con la apariencia de mis personajes; no me importa que mis lectores se los imaginen distinto a mí o tengan sus propios referentes. Me concentro, más que nada, en sus gestos, en el aire que tienen. Por eso mucha gente, algunos famosos o personajes de anime, me recuerdan a ellos... al mismo tiempo que nadie logra representarlos en su totalidad.

6.- Me encanta escribir a mano. De hecho, todas mis historias, aunque hayan sido escritas originalmente en el computador, las traspaso a libretas. Eso implica un gasto de tiempo y energía innecesarios, lo sé, pero me gusta. Tengo un tipo de libreta favorito (de tapa dura, casi siempre negra y hojas con líneas) y una marca habitual de lápices (tiralíneas Staedler negro). 

La primera versión de El Club la escribí en once libretas de bolsillo (para poder llevarlas al trabajo y que no se notaran tanto) y ahora estoy traspasando la nueva versión... solo porque sí XD

7.- Reconozco que prefiero escribir sentada en un sillón, con la libreta o notebook encima de las piernas, que apoyada en un escritorio. A veces hago esto último, sobre todo para sentirme más profesional, pero prefiero el sillón o la cama. Debe ser también porque en el escritorio me duele mucho más la espalda, la parte de mi cuerpo que ha sufrido horrores por esto de escribir.

8.- Me da una vergüenza horrible que otra persona que no sea Ciruela lea lo que escribo frente a mí. Ella puede hacerlo incluso en voz alta, pero si lo hace cualquier otro me empiezo a reír como una idiota. Es terrible. Eso sí, no me cuesta hablar sobre mis historias si me preguntan. Puedo contarla completa si así lo quieren XD

9.- No puedo comenzar una historia si no conozco el título, si no tengo más o menos claro el final y si no sé a quién se lo voy a dedicar. Es más, casi siempre tengo la dedicación ya escrita XD

10.- Escribo muy rápido y con eso me refiero a que puedo comenzar y terminar un capítulo largo en un día, incluso en una tarde. También me refiero a que tecleo a bastante velocidad y con cierta brusquedad. Varias veces me han dicho que parezco un caballo al galope. Creo que esto se debe a que hace un tiempo escribía en una máquina de las antiguas y, bueno, para hacerlo uno necesita cierta intensidad XD

11.- No lo hago siempre, ni con todas mis historias, pero suelo expiar esos recuerdos que me duelen con la literatura. Me di cuenta de ello mientras cursaba un taller durante el año 2015. Me mandaron escribir un texto y hablé de un tema no resuelto con mi papá desde mi infancia. Al escribir el texto, me sentí por fin libre de ese rencor y de esos recuerdos. 

12.- No suelo planear muchas escenas de mis historias, solo aquellas que son más importantes. Lo que sí hago es planear los diálogos. Los actúo cuando estoy sola, simulando las voces de los personajes que participan y todo eso. No es raro que, si el diálogo es muy emocional, acabe llorando. 

13.- Cuando escribo las escenas siniestras de El Club lo hago con la luz encendida y tengo pesadillas con el antagonista de ese libro.

14.- Me cuesta mucho escribir de día, con las manos sucias y mientras estoy comiendo.

15.- Cuando encuentro un problema argumental en mi historia, puedo pasar horas de insomnio pensando en cómo arreglarlo. Suele pasarme en las noches en las que decido dormir temprano, como si mi mente decidiera joderme un poco la vida. Aunque en el momento mismo deseo que mi cerebro tenga un interruptor para apagarlo, luego recuerdo que gracias a esas noches en velas he mejorado mis libros... aún así, quiero ese interruptor.


PERO ESCRIBIENDO...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora