Es normal que uno complique las cosas, a veces concentrándonos en pequeños detalles que, a la larga, importan poco. Este rasgo lo veo mucho en mi dificultad (y en la de otros, claro) para usar la palabra ESCRITOR/A para denominarse a sí mismos. Como si la palabra quemara, como si fuera el nombre de Voldemort o algo así XD
Peeeeero, más allá de la broma, es normal que pase. La palabra en sí remite de inmediato a personas que admiramos, que consideramos mucho más allá de nuestras capacidades o de nuestro talento. Cuando escucho la palabra pienso en J. K. Rowling, John Connolly, Arhtur Conan Doyle, Charles Dickens, Cornelia Funke, etc, etc, etc. Pienso en mis ídolos, pienso en lo que escribieron, en lo que consiguieron más allá de sus obras (películas, fandoms, crear a personajes inolvidables, cambiar el curso de la literatura o hacer leer a miles y miles de personas). Pienso en cosas que, a menos que ocurran un a larga serie de milagros, yo nunca conseguiré. Cuando escucho la palabra ESCRITOR/A pienso en lo que quiero llegar a ser, no en lo que soy.
Sin embargo, a veces bajo a tierra y me digo que es solo un sustantivo que va ligado a un verbo, es decir, a una acción. Escritor es el escribe. No el que publica, no el que es famoso, no el que gana dinero, no el que sale en revistas o cuyos libros están en las vitrinas principales de todas las librerías del mundo. Escritor, en su definición más elemental, es aquel que escribe. Así de simple y sencillo. Supongo que podemos culpar a la sociedad capitalista y exitista de añadir toda esa carga adicional a la palabra. Es fácil entender por qué algunas personas alzarán las cejas de forma despectiva si decimos abiertamente y a viva voz que somos escritores. Y justo por eso, porque lo entendemos y, en el fondo, quizás, compartimos dicha opinión, es que comenzamos a añadir palabras a la presentación: "soy escritor de Wattpad", por ejemplo; o "escribo en mis ratos libres", "escribir es mi hobby", "escribo pero aún no me publican", etc.
Los invito a analizar cada una de esas frases. Todas incluyen la palabra ESCRITOR o directamente el verbo ESCRIBIR. Es decir, nos reconocemos como tal, sabemos lo que somos, pero sentimos que algo nos falta, que aún no somos merecedores del título y es por eso que damos explicaciones adicionales. Pero, ¿nos falta algo en realidad? Una persona que se sienta todos los días o varios días a la semana, al menos durante un rato, a escribir y avanzar en sus proyectos literarios, ¿no merece llamarse escritor solo porque ninguna editorial lo ha publicado aún? O pongamos un ejemplo más cercano: un autor de Wattpad que recién llega a la plataforma o que, por el contrario, lleva mucho tiempo aquí sin que la cantidad de lecturas en sus libros aumente de forma considerable... esa persona, aún cuando escriba y escriba, con el objetivo consciente de mejorar su escritura, ¿no merece llamarse escritor? ¿Cuándo es que nos ganamos el derecho de llamarnos así? ¿Cuando publicamos en físico? ¿Cuando en Wattpad alcanzamos las mil lecturas, las diez mil, el millón? ¿Cuándo merecemos autodenominarnos escritores o escritoras?
Hace unos años, antes de comenzar a escribir una versión más seria de Las Tres Pipas, había personas que sabían que me gustaba escribir. A veces ellos decían abiertamente y, supongo, a modo de halago: "ella es escritora". Cada vez que oía algo así, no podía evitar torcer un poco el gesto. Notaba el halago y lo agradecía, pero no me consideraba merecedora de él, mucho menos me consideraba merecedora del título. El problema es que aún no había escrito nada. Sí, tenía algunos cuentos, un par de intentos de novela escritos a mano en libretas, pero nada más. Los escritores que yo admiraba no solo eran muchísimo mejores que yo, no solo habían sido publicado en físico, sino que tenían una obra, una producción literaria. Yo tenía ideas, pero solo eran eso, ideas. Entonces lo entendí: tener ideas no me hacía escritora; escribir esas ideas sí. Fue ahí que me propuse una meta y decidí que al cumplirla, daba igual si otros no pensaban como yo, ya no me sentiría mal cuando alguien me llamara escritora. Mi meta era escribir de cabo a rabo un libro que me diera vergüenza mostrar a otros.
Esa fue la línea que yo me puse y que yo me esforcé por atravesar. La de ustedes puede ser la misma u otra completamente distinta. Pero lo que de verdad quiero decir con esto es que no debemos dejar que una concepción ajena determine desde cuándo debemos autodenominarnos escritores. Que no sean las editoriales o el dinero o, en el caso de Wattpad, la cantidad de lecturas. A mi juicio, que no tiene por qué ser el correcto, si una persona se sienta a escribir, se esfuerza por mejorar cada día sus historias y personajes, le hierve la cabeza de ideas, lee con avidez porque quiere aprender, sonríe como un niño cuando teclea, todo lo vincula con sus ideas, todo lo ve con ojos de narrador o de poeta... esa persona, para mí, es un escritor. Da lo mismo si publica o no, da lo mismo si lo leen o no, da lo mismo cuántas lecturas tenga en Wattpad y, especialmente, da lo mismo lo que le digan los demás. ES UN ESCRITOR O UNA ESCRITORA.
La palabra no quema, no le están quitando el título a nadie más al llamarse a sí mismos escritores. Es más, ese título ni siquiera los define, solo describe lo que les gusta hacer. Así que no le temamos. Por sí misma, poco puede hacer. Son las historias lo que de verdad importan.
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PERO ESCRIBIENDO...
Non-FictionMI CARRERA LITERARIA Rechazos de Anagrama, Grijalbo, Planeta, con toda seguridad también de Alfaguara, Mondadori. Un no de Muchnik, Seix Barral, Destino... Todas las editoriales... Todos los lectores... Todos los gerentes de ventas... Bajo el puente...