Capítulo 3: Última Ronda

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Llegó el segundo día de hacer turnos. Esa mañana por petición mía y de Claudia hubo un cambio en las parejas. Tras pensar un poco, concluimos en que cuanto más cerca tuviéramos a alguien más fácil era que sus emociones nos llegasen, entonces forzándonos a estar separados si uno notase algo extraño podría tomar las..."medidas necesarias".

Así pues, esa mañana yo me fui con Natt a vigilar a Ana, Bya se quedó con Claudia, Anna y Raúl (no los íbamos a separar ok) con Yu y Arnau y Andrea descansaron. 


Estar con Ana no era tampoco tan malo. Bueno, no le gustaba que le estuviéramos mirando como si fuera un animal de zoo, así que nos miraba y amenazaba constantemente, pero nos quedábamos siempre al margen mirando como escribía. 

— ¿Y qué escribes?— preguntó Natt con toda la tranquilidad del mundo. 

— A ti que te importa.

— Es que es aburrido estar mirándote solo escribir, por lo menos dinos de qué va. 

— No va a gustarte, te lo aseguro.

— Bueno, eso seguro que no es verdad...— dije yo protegido detrás de una estantería. Sí, estábamos en la biblioteca, cómo no. 

— Pues es una historia de amor no correspondido en la que al final el enamorado se suicida por no poder estar con su amada.

— Vaya, menudo dramón.

— Ya te dije que no te iba a gustar.

— Oye, tampoco es eso, pero ¿y por qué no le corresponde, si se puede saber?

— Porque su amada ya está con otro, así de simple, no hay nada que hacer. 

— Bueno, eso no es del todo cierto...— dije yo aún con miedo. 

— ¿A qué te refieres Juan?

— Pues, podría haber intentado conquistar a su amada a pesar de todo antes que elegir suicidarse, ¿no?

— Hm, se me había ocurrido otro final.

— ¿Ah sí? Pues cuéntalo mujer, que no te vamos a comer, ¿verdad que no Juan?

— S-supongo...

— Pues había pensado que en vez de sucidarse...podría haber matado a su rival.

— Vaya, eso sí que es radical.

— Y un cliché que no me gusta nada, prefiero escribir una historia de amor imposible con final trágico para él que una historia de celos y asesinatos. 

— También podría no morir nadie...

— Juan, no seas aburrido, así no tiene gracia.

Tras eso, Ana empezó a insultar a todos esos autores que no quieren matar personajes por miedo al que dirán y blablabla. Para ser sincero, no estaba escuchando, ella y Natt parecía que sabían suficientes cosas y yo tenía miedo de que me pegase. Por lo menos no me había dolido nada raro en toda la mañana...



Después de comer, nos hicimos cargo de Yu. Por la mañana parece que se había dedicado a hacer bizcochos de muchos sabores, y tras obligarnos a probar todos y cada uno de ellos, se fue corriendo a dar una vuelta por ahí con la excusa de que "tenía un subidón de azucar". 

Cuando alcanzamos a la chica, la encontramos echándose unos largos en la piscina mientras silbaba cancioncitas cursis. Lo peor fue que a mi también me entraron ganas de bañarme, así que como Natt no ponía objeciones nos tiramos también a nadar un rato. 

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