Capítulo 3: Es una Herramienta Sorpresa que nos Ayudará más Tarde

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Pues ahí estaba, corriendo de nuevo por los pasillos. Mi misión era encontrar a alguien para matar el tiempo (y a poder ser que me diera conversación real).

El destino quiso que esta vez me chocara con Anna.

— Ay jo Juan ten más cuidado...

— ¿QUIERES HACER ALGO?

— Bueno, vale ^^

Y nos fuimos dando saltitos a lo Mago de Oz hasta el gimnasio. Nos fuimos allí básicamente porque era un lugar tranquilo y había donde sentarse.


— ¿Y que tal lo llevas?—pregunté tras sentarnos en una esquinita.

— ¿Lo de Diu y Espe? Bueno, pues mal. Ellos eran mis amigos aquí dentro y eso así que...Además, también tengo un poco de miedo con esto.

— ¿Miedo? ¿Y eso?

— Bueno, en cualquier momento puede venir alguien y me puede matar. No sé ni como he aceptado venir sola contigo si te soy sincera.

— A ver, es comprensible que tengas miedo, creo que puedo asegurar que todos lo tenemos. Pero desconfiando los unos de los otros constantemente no vamos a hacer nada, solo crear mal rollo y eso...— "además, si te cogen cariño luego no son capaces de matarte tan fácilmente".

— Aún así, no puedo evitar ser un poco desconfiada.

— Ya...Pero, por lo menos te has traído al novio aquí, no estás completamente sola, y no parece que Raúl vaya a dejar que te maten, digo yo que si no no sería tu SHSL novio.

— Bueno ya, pero jo tampoco es que dependa de él ni de que vayamos a estar pegados siempre ya sabes.— me echó una miradita muy rara.

— Meh, espero que al menos puedas llegar a confiar en mí.— dije estrechándole la mano con una sonrisa.

— Te estás poniendo muy dramático en un momento, Juan.

— L-lo siento...

El resto de la tarde nos la pasamos hablando sin más de la vida de Anna, me contó algunas anécdotas que tuvo con Raúl en un sitio llamado "Bilbao", pero ni idea de dónde queda. En realidad no estuvo tan mal, siempre es mejor que estar durmiendo en la habitación. 


Llegó la noche, y tras separarme de la chica fui al comedor, que parece que se está convirtiendo en la zona de encuentro común. 

— Buenas noches.— nada más llegar, Bya salió a mi encuentro.

— Buenas.— le saludé amablemente.— ¿Estás sólo?

— Sí, estuve estudiando en la biblioteca.

— .....— preferí no hacer comentarios y lo senté a cenar en una mesa. Ah sí, le di una tila. 

— ¿Y tu que tal el día?

— Bueno, digamos que he estado profundizando amistades. Nada memorable para contar, la verdad.— eché un vistazo al lugar, y a excepción de Anna, Raúl y Yu, estaba prácticamente vacío.— Es raro que esto esté tan tranquilo, me da mal rollo.

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