» 1 «

18.2K 1.9K 229
                                    

Aviso.

Como dicho está en la descripción, esta historia tiene contenido chico x chico. Está bajo su responsabilidad leerlo.

Si no te gusta la temática, te invito a no leerlo, si te gusta, bienvenida/o.

Historia basada en la saga de Harry Potter de J.K. Rowling.

♣ ♣ ♣ ♣

Miró su armario, ¿cuál sería conveniente usar? Tal vez debería usar el de la niña de vestido turquesa, era muy adorable y las personas solían hacer muchas cosas por él cuando usaba ese disfraz, aunque el disfraz del mesero también sirve, siempre termina hablando con alguna hermosa dama. Pero no. No iba a usar ninguno de esos dos disfraces, él ya los conocía.

Desgraciado, ¿cómo era posible?

Suspiró y tomó una ligera poción que le ayudaba con el insoportable dolor, poco después -con ayuda de algunos hechizos- se convirtió en un pequeño y tierno niño de diez años, ¿quién se iba a resistir a tal ternura? Se vistió con sus usuales camisetas y una túnica ligeramente más grandes para su nuevo cuerpo. Se miró en el espejo y asintió.

Salió por aparición de su casa, yendo a un callejón oscuro, hoy quería recorrer el Callejón Diagon y saber qué haría la gente por él, porque sí, todo era un experimento social. Sólo eso. Bueno, al menos que llegara un joven de ojos azul platinado y con sonrisa que, si antes era burlona, ahora no podía descifrar con claridad.

—Disculpe, señorita —llamó con el timbre de su voz demasiado dulce. Oh, pobre de la señora que había decidido como víctima—, ¿sabe dónde está una dulcería?

—Oh, claro, querido —respondió la castaña sonriendo—. Si quieres te acompaño, no debes estar solo, pequeño.

Harry sonrió apenado y agarró la mano de la bruja que le 'ayudaba' a llegar a su destino, con un poco más de suerte y buena actuaciones, conseguiría que la señora le comprara un poco de dulces, aunque no es como si los necesitara, pero, maldición, sí que tenía ganas de una rana de chocolate.

Justo cuando iba a abrir su boca para decirle lo amable que era a la mujer y lo agradecido que estaba con ella, una mano se coló en su hombro y le detuvo de hacer su caminata.

—Oh, aquí estás, pequeño.

Conocía esa voz.

Maldición, pensó tratando de escapar de él.

—Mi hermano usualmente le gusta escapar cuando vengo a comprar ingredientes para mis pociones —dijo el pelinegro mientras le acariciaba la cabeza con cariño.

Debía admitir que sus caricias eran realmente relajantes, le hacían querer estar con él sólo para poder recibirlas como hace mucho no las había recibido.

—Oh, está bien —contestó la señora confundida.

La castaña se alejó de ellos justo a tiempo para no oír el gruñido que salió de Harry o el cómo Tom Riddle, su estúpido enemigo que se comportaba como su niñero, le jalaba hacia el callejón de donde había salido momentos antes.

—¿Por qué lo haces? —preguntó el niño con el ceño fruncido.

—Porque es divertido estropear tus planes.

—¡Consíguete una vida! —gritó molesto.

—Eh, tranquilo —interrumpió acariciando la mejilla del ojiplata—. Sólo quiero saber quién eres.

—¿Por qué?

—Me interesas —argumentó.

—Pues tú a mí no —escupió—, ahora, o me compras los dulces que esa señora me iba a comprar o te destruyo el trasero en hechizos.

—No te voy a comprar dulces.

Harry observó a Tom cambiando su expresión de rabia a una de tristeza, mirando a otro lado inflando las mejillas.

—Púdrete —susurró dolorido empezando a caminar hacia la salida del callejón.

—Está bien, te compraré dulces. —el pequeño detuvo su andar y miró el piso, decidiendo qué hacer— Vamos, no quería estropear tu plan.

Harry dio media vuelta y miró al hermoso joven frente a él, dudoso.

—¿Realmente me comprarás dulces? —preguntó dando un paso vacilante.

—Claro.

—¡Entonces vamos! —gritó emocionado, agarrando la mano de su rival y jalándole hacia la enorme dulcería con triunfo.

A Harry le encantaba engañar a las personas, más si esa persona era su guapo acosador, ¿cuántas veces podías hacer que el gruñón Slytherin te comprara dulces?

—Eres un maldito manipulador —gruñó molesto—, siempre lo haces con las otras personas y ahora conmigo.

El menor rió por lo bajo, haciendo que el ojiazul lo mirara con adoración. El niño era sumamente adorable y no podía dejar de contemplar las pequeñas acciones que éste hacia, como la pequeña y angelical risa.

—Juraría que sí eres un niño pequeño si no llevara conociéndote desde hace dos años —comentó—. ¿Cuántos años tienes? No, mejor, ¿quién eres? No entiendo porqué haces esto...

—No revelo información a la gente de desconfianza.

—Podríamos conocernos —informó acercando al cuerpo del pequeño al ver a un grupo de magos mirándolo con interés—, ¿mínimo me dirás si eres hombre o mujer?

—Buena suerte con eso, querido —murmuró entrado a la tienda.

Tom Riddle sonrió. Le encantaban los retos y el chico que tenía frente a él era, exactamente, su favorito, y dudaba que lo dejara de ser aún con el tiempo. Joder, ya habían pasado dos años desde que lo encontró vagando por el museo de Los Noventa Hechizos como un chico de veinticinco años con cabello rubio/castaño y lentes rectangulares tapando unos hermosos ojos verdes.

Oh, claro que sería un hermoso reto descubrir a ese hermoso humano.

El primer día, Tom pagó todos los dulces que el niño agarró.

Disfraz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora