domingo, 18 de diciembre de 2016
la gente tiene corazones demasiado llenos, como bombones de chocolate con licor o como bombas preparadas para la acción.
Así era el, lleno de una maldad que ocultaba su inseguridad, y con un aire de superficial para acabar de adornar lo que se había convertido en su nueva realidad.
Pese a esa cara simétrica y ese cuerpo que para muchas es deslumbrante, lo que había en su cabeza le convertía en un cobarde.
Esos aires de egocentrismo siempre cuatro pasos por delante hacían que a primera vista no pareciera tan insignificante, pero entonces máscara en el aire, y descubrías que esa sonrisa no era lo único cortante.
Y el príncipe del cuento se convertía en el tonto del rodeo, mostrando manipulación por ser el mejor e intentando buscar algo que le diera morbó (acentuó en la o porque es mi rima y me sale del corazón). El pobre rufián acabó con lo más simple llegando al declive, culpándose a si mismo de la infelicidad con la cual malvive, y bueno, aún queda lo mejor, se culpó por abandonar lo que siempre el amó.
Aunque desgraciadamente, ese parte se la ha inventado mi mente, dejemos que se de cuenta el solo de lo gracioso que es oírle en ese tono.
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Llámame a Orgasmos
PoetryLibro de poesía contemporánea erótica de la no tan anónima @ExcusayMentira. 'Llámame, pero no con gritos, con gemidos, con amor, con sexo.'