Quince

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Como para no perder la costumbre iba llegando tarde a clases, caminaba sin preocupación a través del pasillo vacío; despegue la vista de la pantalla de mi teléfono por un segundo y vi una mujer a unos metros más adelante. Su larga y lacia cabellera castaña, esa cintura pequeña que se ocultaba entre la ropa holgada y ese balanceo de cadera, era ella, Selena.

Avance con rapidez para intentar alcanzarla, y logre rebasarla para que se detuviera centímetros antes de la puerta –hola- le sonreí.

-buenos días- sus bonitos ojos tenían un brillo especial. Traía unas capas de maquillaje, probablemente para cubrir su mejilla y en su labio había un pequeño corte.

-¿Cómo estás?-

-bien- respondió –sabe que está llegando tarde a clases ¿no?-

-eso es llegar con estilo- bromeé y ella rió -¿te sientes mejor?-

-lo estoy, gracias por preguntar- volvió a mostrarme su bonita sonrisa –yo también voy tarde- agregó –y aunque es agradable verlo, mis alumnos me están esperando- intentó acercarse a la puerta.

-tienes razón y a mí me espera el aburrido señor Adams- bufé –te veré luego-

-nos veremos luego- estaba a punto de irme cuando me llamó – y señor Bieber- la miré –estamos en la escuela-

-lo siento señorita Gomez- le sonreí y ella también.

¡Dios, es tan hermosa!

Mi día pasó demasiado lento y aburrido para mi gusto, la clase del señor Adams no puede ser más insufrible, de verdad ese hombre no se cansa de estar sentado mirándonos leer.

Tuve que soportar a Stephanie encima de mí toda la mañana, me pregunto si ella no se da cuenta cuando la gente no está interesada. Aunque tengo admitir que Bella, su hermana mayor, está bastante bien. Quizás la considere para mi diversión del fin de semana.

Y los insoportables de mis amigos estuvieron riéndose de mí toda la puta mañana, ganas de partirles las  caras no me faltaron, pero ya verán quien se burla de quien cuando esto termine.

***

Estaba esperando el autobús para regresar a casa cuando un auto se estacionó a mi lado; sentí mucho miedo, mi corazón latía frenéticamente, mis manos sudaban y seguramente estaba pálida, mordí mi labio inferior y me aferre a mi bolso. Cuando bajó la ventanilla dejándome ver su rostro me sentí aliviada, y no pude evitar suspirar.

-perdón si te asuste- dijo con una sonrisa coqueta –te llevo a tu casa- abrió la puerta –sube-

Negué con mi cabeza –te lo agradezco, pero el autobús no tarda-

-vamos, no te dejaré aquí sola- habló con firmeza.

-no insistas, no me iré contigo-

-anda, nadie nos verá… lo prometo- aseguró –además está parada está lejos del colegio- explicó –por favor Selena, no seas terca- hizo un puchero, y yo no pude evitar sonreír, se veía tan tierno –esa sonrisa es un si-

No sé por qué lo hice, pero miré hacía ambos lados y me subí a su automóvil –no creo ser más terca que tú- y él sonrió victorioso.

-¿te gustaría ir a almorzar?- arrancó el auto –yo muero de hambre-

-¿no comiste en el almuerzo?-

-sí, pero siempre tengo hambre- dobló por una esquina –vamos ¿quieres?-

-Justin no está bien, ni siquiera es correcto que deje que me lleves a casa-

-¿por qué?- lo miré, la respuesta era más que obvia –sé que eres mi profesora y todo eso, pero ya no estamos en la escuela… así que solo somos Selena y Justin-

-de verdad que eres terco- lo regañe.

-podemos ir a un restaurante que conozco, la comida es muy buena y está bastante lejos de la escuela, de mi casa, de la tuya y de la casa de la directora si es lo que te preocupa-

Lo mire con una expresión de incredulidad -¿sabes dónde vive la directora?-

Asintió –digamos que Katherine y yo somos viejos conocidos-

-okey- preferí no preguntar.

-ella tiene una hija de mi edad, y salimos un tiempo… así que ya sabes, tuve que ir a su casa un par de veces-

-oh ya veo-

-entonces ¿vamos?- volvió a insistir.

Solo comeremos juntos, no tiene nada de malo ¿verdad? –vamos- 

El camino al restaurante fue bastante largo, estaba alejado del centro de la ciudad, y si era lejos de mi casa y de la de Justin, hasta del colegio.

No estaba muy lleno, quizás porque eran alrededor de las 3:30 de la tarde de un día martes. Era bonito y elegante pero sencillo, nos sentamos en una mesa cerca de un enorme ventanal.

Yo no tenía mucha hambre en realidad, pero al leer la carta se me antojo spaghetti con salsa boloñesa, al igual que Justin.

-deberías haber visto la cara de la señora Grammer, creo que nunca imaginó que terminaría poniéndome un diez- rió mientras enrollaba el spaghetti en el tenedor.

-me alegro por ti, felicidades- le di un sorbo al agua de mi copa.

-te lo debo a ti- me sonrió -de verdad eres muy buena en todo-

-soy un poco nerd, te lo dije- reímos -aunque tu mamá tenía razón, eres muy inteligente-

-ella me quiere por eso lo dice-

-no es así Justin, lo digo en serio, eres muy inteligente- le sonreí -pero demasiado holgazán-

Él rió -hey- se quejó.

No puede evitar reír -lo siento, es la verdad-

-supongo que sí- rasco su nuca y luego alboroto su cabello.

El camarero que nos atendió, se acercó para preguntar si podía retirar nuestros platos y nos dejó la carta otra vez.

-tenías razón, la comida es muy buena-

Observaba el menú -te lo dije, y según tú no tenías hambre- se burló.

-oye- le reclamé -fue tu culpa…-

-ahora yo soy culpable- fingió estar dolido -¿quieres postre?-

-no gracias, ya fue suficiente para mí-

-bien entonces no te importará que pida- vi como llamó al camarero -una porción de pastel de manzana, por favor- ordenó mirando al hombre de unos treinta y tantos que anotaba en una pequeña libreta.

-en un momento se lo traigo- dijo antes de retirarse.

-gracias- sonrió al ver la enorme porción de pastel -estas segura que no quieres- le dio un bocado -esto esta muy bueno, podemos compartir-

Negué con mi cabeza -no, te lo agradezco Justin-

-tu te lo pierdes- me quedé mirándolo, se veía tan lindo -me incomodas Sel- dijo sin quitar la vista del plato.

Me sentí tan avergonzada de que se diera cuenta -disculpa- baje mi vista hacia la servilleta que tenía en mi regazo, y cuando volví a mirarlo vi como paso su lengua por sus labios.

¡Mierda se veía tan sexy haciendo eso!

No pude evitar sonrojarme y esperaba que él no lo notara -queda el último trozo, estas segura que no quieres-

-está bien, acepto- sonrió y no esperaba que él mismo llevará el tenedor a mi boca. Y estaba en lo cierto, el pastel sabía increíblemente bien -esta muy bueno- con mi mano cubrí mi boca para hablar.

-te lo dije- sonrió victorioso.

Tenemos una apuesta [Jelena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora