MI PROBLEMA CON LA VIDA

DILEMA DE FIN DE SEMANA

Cada fin de semana puedes admirar,
personas alegres inundando un local,
con ansias de comenzar a librar,
lo que de lunes a viernes deben soportar.

Pero no todos bailan o beben,
hay quienes el único lugar donde se pierden,
es en las ciudades de fantasía que a diario leen,
uno y varios libros, esos que suelen ser mejor que un vaso de ron.

Y ese soy yo, el inusual hombre,
el que no busca la mejor chaqueta al interior del closet,
me defino como el  raro que compra libros a diario,
el que llora o ríe con lo que encuentra en ellos plasmado.

Las invitaciones no me faltan,
a lugares de incómodas luces coloridas,
el ruido atordecedor de aquel parlantes,
que no hace nada más que hastiarme.

El alcohol me hiere la garganta,
pero anestesia mi demás sentidos,
me arrebata violentamente,
el interesante en mis pesados libros.

Adiós a los dragones enfurecidos,
a los adolescentes con complicaciones,
a esas bellas frases impresas,
porque ahora sólo quiero unas cervezas.

Marchitaba lo que leía,
el fin de semana me destruía,
por que tanto bebidas, baile y descontrol,
no era lo mío lo sabía,
pero por no perder amigos igual asistía.

Es gracioso no lo crees,
como hago a un costado mis libros,
con la intención de ser aceptado,
y que al llegar al otro día no me ignoren ni me hagan a un lado.

A mis padres les agrada que salga,
cuando la pasó en mi habitación encerrado,
leyendo obra y obra,
me dicen que soy un antisocial amargado.

El fin de semana me tiene petrificado,
los únicos días que puedo visitar,
las obras de arte de un gran autor,
debo salir y fingír que me divierte beber alcohol.

Así debe ser el fin de semana de algunos,
siguiendo como rebaño a los demás,
para que no seamos visto como perdedores,
ya que los dichosos fiesteros "son los mejores".