MI PROBLEMA CON LA VIDA

PEDAZO DE HOJA.

Querida Ann:

Cogí esta hoja sin motivo alguno,
me pasé horas frente al viejo lago,
las palabras, frases ni se asomaban,
deseaba escribir algo que conmueva,
hasta al más rocoso ser del mundo.

Así que te imaginé, pensé en ti por un momento,
mi muñeca se guiaba por el palpitar,
de un inocente corazón,
que se excitaba,
con solo oír el nombre de Ann,
y escribí sin detenerme.

Hoy sólo quiero hablar de aquella doncella,
que pasaba día a día frente a mi ventana,
ella no lo sabía pero de esa forma me enamoraba,
nunca quise acercarme, no era aquel caballero de alta figura,
hasta ese entonces guarde mis sentimientos antes de ahuyentarte.

Coloque las rosas más dignas de tu presencia,
en el camino por donde a diario pasabas,
solo para que éstas se sientan enfermas,
al envidiarte y sabiendo que no podrán igualarte,
así es, era yo el hombre que armaba ese sendero sólo para ti.

Por las noches preparaba el discurso,
mis manos se adormecian ya que no hallaba palabras,
una tras otra carta, era destruida,
ningúna adecuada para el sentimiento,
preso en mi interior.

Asique lo más probable que al terminar esta carta,
la destruiré junto con las otras,
porque me siento un cobarde,
confesándote mi amor,
en esta hoja garabateada.

Descubríste que fue un hombre,
cuyo propósito al despertar tan temprano,
era únicamente perfumar tú destino,
guiar una sonrisa a tú rostro,
verla feliz hacia que su día regocije.

Muchos hablaban, especulaban,
querías conocer a aquel hombre de tal detalle,
pero me atemorizaba el hecho de saber,
que teniendote frente a mi,
yo no sea aquel que esperabas ver.

No dejaré que llegue ese entonces,
le negaré a mi corazón,
su última decepción,
podría sentir tu respirar tan cerca mío,
antes de que tus expectativas al contemplarme, caigan
Pero me niego.

No será esta carta la desdichada,
no la haré añicos como las demás,
la quemare y dejaré que el viento,
la dirija a donde se le plasca,
mientras esfuma la evidencia de que me encantas.

Si lose, te preguntarás,
quien fue el sujeto que te amo en secreto,
pues es quien una vez te pregunto la hora,
y sostenía una flor roja en su brazo,
esa misma que en la mañana siguiente aromatizo tus cabellos.

Así que bien con miedo al rechazo,
esperaré el día en que la valentía,
manipule cada parte mía,
para no tener miedo a perderte,
y arriesgarme aún así fuese lo único que pueda hacer.

Mañana te volveré a ver detrás de mí ventana,
y retendré el aliento,
para liberarlo y dedicartelo,
en bellas líneas de sentir sincero,
cada noche que por ti yo muero.

Ojalá llegue un día más,
en el que pueda irradiar tu caminar,
quizá ahí me presente,
pero no lo haré, aguardaré,
aguardaré por unos años más.
-FIN-

El  hombre quemo dicha carta y está voló calcinandose hasta que una brisa helada la apago convirtiéndola en un pedazo de hoja que aún se llegaba a entender y ésta callo a los pies de una hermosa mujer llamada Ann...