91. El Ático

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Corría tan rápido como podía como mis piernas me lo permitían, pero no era suficiente, necesitaba ir más rapido si mi plan era alcanzar a Percy. Me concentré en eso, en correr, y en llegar. Fije mi meta y no despegué mis ojos de eso, la acera estaba vacía... por alguna extraña razón, corrí rápido, muy rápido sin pensar en otra cosa hasta que finalmente toqué la pared de la intersección. Entonces miré alrededor buscando a Percy, aún venía hacia mí, había ganado.

-Te gané Sesos de Alga -le dije cuando me alcanzó, ya venía caminando.
-Debemos encontrarla - exigió, logrando que la enorme sonrisa de mi rostro decallera- Ahora.
-Percy, no te entiendo -dije enojada, odiaba que sacara a Lyra a colación en cualquier lugar o circunstancia.
-Annabeth, esto no es un juego, entiéndeme -dijo serio y enojado- se que odias que la mencione, pero te recuerdo que estamos aquí por ella. Esto es mas grande de lo que tú piensas. Ella me necesita, y no voy a abandonarla. necesitamos encontrarla ahora. No quiero llegar demasiado tarde y todo esto vaya a afectarla mucho, me necesita Annabeth, ¿Puedes entender eso?

Solo lo miré sin decir nada, no sabía que decir, ¿Cómo podía Lyra necesitarlo? ¿En que Forma? Percy me miró con desepción, bajó su mirada y luego negó en silencio. Entonces pasó a mi lado dirigiéndose hacia su "presión" esa, reaccioné demasiado tarde, y estaba segura que esa mirada nunca iba a irse de mi cabeza. Percy nunca, me había mirado con desepción, dolia, esa mirada dolía.

-Percy -lo llamé, pero no volteó, entonces comencé a caminar hacia él mientras lo llamaba, seguía sin voltear, caminé mas rápido hasta que lo alcancé, le toqué el brazo- Percy, lamento eso, solo que no sabía que responder.

Solo asintió con la cabeza cerrando los ojos y suspirando pesadamente. Sin decirme palabra.

La casa de verdad inspiraba miedo, ahora entendía a Percy, y su sensación de presión, la casa de verdad imponía, si tuviera que describirla, podría facilmente decir que era una de esas casas de terror de las películas. Inclusive el estilo viejo y destartalado, la maleza la cubría, y las paredes eran más enredaderas que muros.

-Debe ser en silencio Annabeth -me dijo Percy en voz baja. Si, definitivamente estaba molesto. Yo solo asentí.

Seguí a Percy por la entrada, estaba entreabierta y pasamos por un ladito Percy miraba a todos lados nervioso.

-Esta es la parte de atrás, pero ellos deben estar en el frente, debes seguir mis pisadas exactas.

Quería preguntar cómo es que Percy sabía que esa parte era la trasera, ya que se veía como si en antaño hubiera sido la entrada principal de la casa; sin embargo noté que efectivamente era la parte de atrás al ver que había una pequeña casa en el jardín, probablemente la casa de las personas de servicio o el ama de llaves. Caminamos por el jardín hasta la puerta de atrás. Tenía los vidrios intactos, solo que sucios y llenos de polvo, pero no rotos o estrellados. Percy sacó de su mochila Ambrosía y le puso a las bisagras un poco, luego abrió la puerta, la cuál milagrosamente no rechinó. Estaba sorprendida, jamás pensé que la Ambrosia pudiera fungir como aceite, y mucho menos que Percy supiera eso.

Al entrar pude darme cuenta de varias cosas, la primera de todas, que no estábamos solos, había marcas de pisadas en el suelo lleno de polvo, pero no parecían desesperadas, los muebles estaban intactos, no parecía que hubieran movido nada, Percy comenzó a mirar a todos lados a parecer estábamos en un área muerta, entonces Perc comenzó a caminar hacia la izquierda, yo lo seguí pisando exactamente donde él pisaba. Entreabrió la puerta y ambos contuvimos el aliento.

Dentro de la habitación habían monstruos, miles, de todos tipos que conocía y muchos otros que no lograba ubicar, demasiado tarde reaccionamos para salir corriendo, Percy me guió escaleras arriba yo lo seguí sin rechistar, comenzamos a abrir puertas por todos lados, los monstrus venían a nosotros, pero a mi me preocupaba uno en particular, Oreius. Uno de los osos que nos habían atacado a Percy, Luke y a mí cuando buscábamos el vellocinio de oro.

-Sepárate Annabeth -me dijo Percy y él se metió en una habitación y yo a otra.

Lo curioso de esa casa, es que pronto me di cuenta de que en realdidad era como una tipo mansión... y que todas las habitaciones llevaban a otra, no importaba en que habitación estabas, encontrabas entradas a otra por cualquiera de los sies lados de la habitación. No podía detenerme, así que cuado llegué a una y vi la trampilla en el techo tuve que apilar muebles para alcanzarlo, sabía que Oreius iba tras de mí, lo escuchaba. Pero no quería mirar a trás, una vez en esa habitación y tras asegurarme que la unica entrada era por la que acababa de subir, me asuguré de trabarla bien. Tal vez eso me daría una oportunidad de encontrar algo con lo que luchar contra el oso.

Estaba obscuro todo, para mi suerte el hombre-oso no era muy inteligente que digamos, por lo que tal vez tardaría un poco en encontrarme. No podía ver nada, entonces recordé que traía una lámpara en mi mochila, la saqué y la prendí, me sorprensí bastande de lo que vi, entonces me situe mejor y me di cuenta de que estaba en el ático de la casa, pero no era un ático cualquiera, estaba arreglado, polvoso pero en su tiempo debió ser lujoso. Era una habitación, una de chica, había demasiado rosa en ella. La cama era adoselada y había un closet, no pude evitar la curiosidad y me acerqué a abrirlo. Esta vez la puerta rechinó, traté de hacer el menor ruido posible.

Había muchos vestidos, vestidos bastante hermosos, pude identificar seda entre las telas, todos eran vestidos muy bonitos, había zapatos y gorros, me fijé mejor en la habitación, habían juguetes tirados, muñecos, y en una de las paredes había una fotografía, era de una niña pequeña que tenía una carriola, me hizo sonreír, en esa casa había vivido una niña pequeña. Escuché un ruido en la trampilla, di un paso atrás, tropecé y caí hacia atrás, alumbré el objeto con el que había tropezado, era un joyero.

En él habían tres cosas que llamaron mi atención, una tiara, un dije y un anillo. Me acerqué y miré mejor.

 Me acerqué y miré mejor

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Casi me caigo de la impresión, la figura del anillo la reconocería en cualquier lugar, era Medusa, no identificaba el collar, pero la tiara se me hacía conocida, guardé las tres cosas en mi mochila, algo me decía que no me quedaba mucho tiempo, me...

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Casi me caigo de la impresión, la figura del anillo la reconocería en cualquier lugar, era Medusa, no identificaba el collar, pero la tiara se me hacía conocida, guardé las tres cosas en mi mochila, algo me decía que no me quedaba mucho tiempo, me dirigí a la ventana y la rompí con una silla, la construcción estaba frágil, así que no fue complicado, y salí por la ventana.

El Secreto del Olimpo |CRUDET 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora