30. La visita del amor...

360 32 3
                                    

Ya llevabamos platicando bastante tiempo, había continuado aquellas clases sobre las constelaciones que alguna vez habíamos dejado pendiente. Percy sorprendentemente me escuchaba atento mientras veía lo que le señalaba.

Entonces un resplandor apareció frente a nosotros, ambos nos giramos para evitar quedar hechos cenizas.

—Oh mi querido Percy Jackson —dijo la diosa del amor.
—Hola Afrodita —dijo Percy en un tono bastante normal, bastante raro para un chico que ve a Afrodita por primera vez. A menos... que no fuera la primera vez, lo volteé a ver confundida.

—Es bueno verte de nuevo mi querido héroe, vengo a aclarar un poco tu mente.
—Pues... la última vez no quedó muy clara que digamos —masculló Percy.
—Percy, prometí hacer tu vida amorosa interesante... y lo he cumplido ¿O no?
—Déjeme felicitarla, su trabajo ha resultado bastante bien —dijo Percy con ironía, pero Afrodita ignoró olimpicamente el tono irónico.

—Gracias querido. Creeme que hacerte llegar hasta ella fué dificil, pero demostraste que eres digno de un romance que se recordará por Eones entre los semidioses. Nuestra querida oráculo también fue una dura prueba, pero aún me quedan ciertas sorpresas para tí. Mi hijo Eros ha hablado con mi querida Lyra, me partió el alma verla llorar. Regañé a Eros desde luego. Luego podrás hablar con ella sobre eso. Estoy segura que querrá hablarlo contigo.

¿Que podía tener que hablar Lyra con Percy, que estuviera relacionado con el dios del amor? Esto no era nada bueno.

—No es necesario que se tome tantas molestias en mí o en Lyra, créame, estoy seguro que tiene cosas más importantes que hacer.
—Querido, su vida amorosa es impactante... no sabes cómo he evitado jugar con la de Lyra, pero siendo la diosa del amor, es inevitable... intento interferir lo menos posible, después de todo, ella no necesita ayuda para complicar su vida amorosa.
—De acuerdo, juegue con la mía lo que quiera, pero déjela a ella en paz.
—Y esa la razón de que ame jugar con ambas... ella le pidió lo mismo a Eros.

¿QUÉ? Eso no es posible. ¿Tanto querra Lyra a Percy?

—Creo... que aquí no tengo nada que hacer yo... —comencé a decir.
—Oh no Annabeth Chase —dijo Afrodita— en esto todos tienen que ver. Te haré un favor y dejaré de hablar de Lyra. Miren semidioses, su camino no es fácil, y lo que buscan, no es lo que esperan.
—¿Y cuándo lo es? —pregunté contrariada.
—Ustedes están buscando sentimientos, por eso es que su misión es tan importante. Los sentimientos son los que despiertan las peores guerras, los sentimientos son como una pequeña brisa sobre el mar... ¿Qué sucede cuando las aguas se agitan y los vientos también?

—Hay problemas —dijo Percy.
—Exactamente Percy Jackson, ustedes están buscando las brisas, de lo que se convertirá en una peligrosa tormenta. Sin embargo, también decidirán el rumbo que tomen esas brisas. La guerrera antigua ha despertado, y es un mal augurio para todos.
—No entiendo —dijo Percy, a decir verdad, tampoco me había quedado completamente claro.
—Volverás a verla Percy Jackson, y en el peor momento. Ella también estará confundida —ya había empezado a brillar, cuando volvió a hablar— Cuando veas a Lyra, dile que el vestido de Flores opaca sus ojos, que no lo use.

Dicho esto se esfumó en una brillante explosión de colores rosas... Esa diosa si que era cursi, y definitivamente rara.

—¿De qué hablaba Percy?
—No tengo idea Annabeth, normalmente Afrodita solo viene cuando mi mundo se va a poner de cabeza.
—¿Ya habías visto a Afrodita cierto? Por eso no actuaste como un tonto enamorado.
—Bueno... sí, pero no es por eso que no actué así, Afrodita sabe mover sus piezas.

—Percy ¿Confías en mí? —pregunté con cautela. Por alguna extraña razón, temía su respuesta.
—Claro que si Listilla, ¿Cómo podría no confiar en tí?
—Entonces contéstame Sesos de Alga —le pedí— ¿A qué se refería con eso de tu vida amorosa más interesante?
—Se refiere a jugar con mis sentimentos Ann —dijo bastante triste.

—¿Y... en cuanto a Lyra? —pregunté con recelo.
—No puedo decirte mucho, lo único que sé es que su vida amorosa tampoco ha sido fácil. Ella dice que nadie más que ella tiene la culpa, que no supo usar las palabras adecuadas, y que eso mandó todo al Tártaro.
—¿Y tú Sesos de Alga?
—¿Yo qué Listilla? —dijo evasivo.
—¿Tú, que hiciste mal?
—Es lo mismo que me pregunto siempre —dijo con una mirada llena de dolor— pero nunca encuentro la respuesta. Aveces pienso que era mejor no haber sido tan leal. Eso al menos me habria evitado vastante dolor.

—¿Percy, a quién volverás a ver? ¿A Lyra? —ultimamente hablar con Percy me lastimaba, más si el tema tenía que ver con esa niña.
—Seguro que vamos a verla... —dijo con una sonrisa ladina— digo, no creo que Afrodita me deje morir sin pasarle su recado del vestido.
—Sesos de Alga —dije mientras lo empujaba juguetonamente— me refiero a lo que dijo al final.
—No estoy seguro de que eso sea posible, solo la ví una vez. Y no puedo volver.
—Está bien Percy, no voy a presionarte.

—Gracias Annabeth, hay cosas que son muy dificiles de hablar.
—Lo se, Sesos de Alga.

Recargué mi cabeza en su hombro.

—El tema del amor es delicado ¿no? —pregunté para aligerar la cosa.
—Ni que lo digas, creo que es el tema más complicado del mundo —dijo serio.

Entonces comencé a preguntarme ¿Por qué Afrodita lo había visitado? ¿Que le estaba haciendo a su vida amorosa? Jamás pensé que Percy pudiera estar enamorado de alguien, de hecho, si lo pensaba bien, en este viaje estaba descubriendo muchas cosas que jamás creí posibles y lo eran. Me costaba trabajo centrarme en Percy como un chico enamorado y coladito por alguien, al parecer si estaba coladito por alguien... alguien que no era Rachel, eso lo había dejado claro Afrodita, alguien a quien no había visto... aunque pensandolo bien, tampoco había negado ni acotado nada referente a Lyra. Ella no era buena, y me dolía pensar que Percy pudiera quererla tanto como para pedirle a la diosa del amor que no la hiciera sufrir. Percy merecía a alguien buena, no a una niña misteriosa que tramaba cosas, no a alguien como Lyra, definitivamente no.

*      *      *

—Vallan a dormir ustedes dos... que no quiero ser comida de monstruo —dijo, o más bien gritó Thalia.

Con eso había terminado de despertarme.

—Pero Thalia...
—Percy, es evidente que estás cansado, vallan a dormir, yo vigilo. Ustedes duerman tranquilos.

No se si fué impresión mía, tal vez sí, porque ya estaba muy cansada, pero creí ver a Percy sonrrojado, y mirando a Thalia de forma asecina. Y a esta, intentando no reir.

*************

Hola mis queridos semidioses!!!! Lamento no haber actualizado el juves, pero tuve el trabajo muy pesado :( solo por eso les dejo dos capítulos hermosos, espero les gusten.

Abrazos y Saludos

Azeneth

El Secreto del Olimpo |CRUDET 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora