2. Bill Dice. 🎩

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     El calor ya no colisionaba en todo mi cuerpo, claro que la temperatura corporal de mi era alta, pero ya no al extremo como antes. Mi cuerpo se siente pesado, los dulces y ásperos dedos de alguien sujetaban mí mandíbula, estos recorrieron con lentitud a la clavícula, la respiración cálida chocando con mi piel me hizo reaccionar. Abrí los ojos con pesadez, y ahí me encontré a un loco rubio tratando de morder mi cuello

—¡A la! ¡Quitate loco! —me alejé rápidamente del tipo antes de que sus colmillos profanaran mi carne. A reacción de eso caí al suelo. No me arrepentía, si el llegaba a marcarme sería por siempre de su propiedad.

—Ah, despertó. —Froté mi cabeza disminuyendo mi dolor.

—¡Wow! ¡bajame! —el rubio me había tomando desprevenido devolviéndome en donde me localizaba hace unos momentos. —E-Esper...—Mis muñecas eran sujetadas con presión por arriba de mi cabeza. Mis labios eran tomados con rudeza, él se introducía sin permiso alguno, ¿Qué no le enseñaron modales?

Primero se inicia con una linda cita o al menos que el protagonista de la historia se tropiece con el otro protagonista y terminen felizmente juntos y enamorados, eso me enseñaron los libros.

—¡Que pares! ¡Joder! —debía admitir algo, besa jodidamente bien el tipo, o tal vez era por mi cero experiencia en el romance por lo que pensaba eso.

—¿Lo dices tú o tu cuerpo? —Me tomó de la cintura acercándome a él.  Un parche negro escondía su ojo derecho, el otro era de un color dorado profundo, sus pestañas ¡Joder! Sus pestañas eran sumamente largas, creía que era yo el único tipo que las tenía de esa clase.
Debía ponerme firme, tengo que volver a casa, ¿Qué hora será? Mabel a de estar preocupada.

—¿Quién eres? ¿Cómo vuelvo a casa? —Él se acercó hasta mí quedando justo cara a cara, un hormigueo recorrió todo mi cuerpo, era una sensación extraña y agradable.

—Eres realmente cruel. —él sonrió. —Estás desprendiendo tantos aromas hipnóticos imposibles de ignorar. —tragué saliva. Esto era malo, tomando consciencia de mi propio cuerpo, lo que decía era cierto ¿desde cuándo dejé escapar mis feromonas? —Por tú expresión me doy cuenta que no lo habías notado. Qué dulce. —se alejó sentándose en la orilla de la cama.

Tengo que pensar, debo volver a casa. Siempre he podido controlar y manejar las cosas perfectamente, ¿por qué ahora no?

—Oye... —Levante la vista, me tape con las sabanas todo mi cuerpo, me siento impotente, débil y pequeño. Era una sensación espantosa. —¡Joder! Tenía que tocarme un omega niño —dijo frustrado el rubio —Me llamo Bill, Bill Cipher, mocoso. —Este me extendió la mano, me mordía el labio inferior dividiendome en dos si debía aceptar su saludo. —Niño, se me cansa la mano.

Con un temor electrizante recorriendome lo saludé.

—M-Mason Pines, aunque algunos me dicen Dipper.

—¿Por qué Dipper? —Cuestionó interesado.

—Es una larga historia. Quiero ir casa.

Traté de sonar firme. Bill levantó su rostro.

—No puedes. Ahora esta es tu casa. Es mejor que te acostumbres.

—¡Tú no puedes darme órdenes! —estaba enojado, de por si ya es malo haber sido secuestrado y ahora este hombre me dice lo que tengo que hacer.

—Parece que no te has dado cuenta, yo te compré. —Me tomó del brazo. —Eres mío gracias a los billetes verdes que entregué por ti. Entiendelo, como un omega deberías saberlo.

—No soy un artefacto que se puede comprar. —respondí altanero, me enoja, me enoja saber que la gente nos miran como cosas que solo sirven para dos estúpidas cosas.

—No puedes ir a casa, punto final. —Se fue a pasos rápidos de la habitación, di una mirada completa a la zona, todo era tan... costoso. Escuche los pataleos de frustración de alguien afuera de la habitación.

—Aún te oigo. —le dije al tal Bill que al parecer seguía del otro lado de la puerta. Creo que arruiné su noche de "placer".
Me reí de mi propio pensamiento. Intenté de levantarme de la cama pero mis piernas no respondieron, me sujeté del buró de a lado. Fue inútil. Algo debió tener esa jeringa. El sonido de la puerta abriéndose me alarmó, ahora me encontraba en los brazos del rubio.

—Te han introducido una droga que paraliza la mayoría de tus sentidos. —me dejó en la cama con suavidad, era la primera vez en toda mi vida que la voz de un alpha me pareciera tan reconfortante.

—¿por qué haces eso? —pregunté. Cualquier otro aprovecharía la oportunidad de aparearse con un omega, el pareció apuntó, pero se detuvo cuando se lo pedí.

—Creí que estaría solo por siempre. —Se escondió en mi cuello. Algo me decía "alejalo" pero no lo hice. Su respiración y calor junto a mí me encantaban, mi instinto animal pedía más, trate de controlar eso.

     El cálido silencio fue interrumpido por grandes retumbaciones del exterior, a caso eso eran, ¿sonidos de balas?

—Hay que irnos.

Fin del capítulo 2.

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Mi Mafioso |BillDip| (Bill X Dipper) Gravity FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora