Epílogo.💣

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Dipper. 📚♠
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     Alicia no quería bajar del árbol, pues creía que si hacía eso, nunca alcanzaría sus sueños, algo bobo sin lugar a dudas, sin embargo, estamos hablando de una niña. [...] Alicia no quería perder al sombrerero loco, se dio cuenta de que ya no era una niña pequeña, no entendía completamente en donde se encontraba, la flores malvadas le habían dicho que en el país de las maravillas, pero en la escuela jamás le enseñaron donde se ubicaba ese país.

[...] "¡No quiero! Debes venir conmigo."

"No puedo mi amada Alicia, si voy contigo, desapareceré." le dijo el sombrerero, "pero siempre estaré en tus sueños, esperándote con una dulce taza de té"

"¡Sí puedes! Podemos pedirle ayuda a la reina Esmeralda" contestó la chica de cabellos chocolate y rebeldes. Con dolor en la garganta, Sombrerero tomó sus manos, ¡demonios! ¿Por qué debía ser tan hermosa? ¡Y tan joven! "Te juro. Qué haré todo lo que puedan mis manos"

"No se vale, no quiero vivir en ese mundo hipócrita, donde solo hay dolor, y mucho, mucho aburrimiento"

"Entonces tú curalo y vuelvelo divertido" sonrió [...] Alicia era toda una señorita, sus caderas lucían mucho más llamativas con aquel vestido azul cielo, en lugar de su antiguo gran moño celeste, traía unas argollas de oro, sonreía liberalmente en su vigésimo cumpleaños, con la frente en alto. [...] El señor Croos sostenía firmemente el rostro de Alicia, hipnótico ante esos orbes azulejos, y ella ante esos ojos verdes imborrables ante su memoria.

"Mi amada Alicia, creciste preciosa"

"Tardaste en volver, nunca te volví a ver en sueños"

"Pido disculpas"

"No quiero disculpas, te quiero a ti"

"Yo también"

—¡Dipper! ¡Despierta! ¡Deja ese celular! ¡Te quedarás ciego de leer tanto PDF! —gritó Mabel haciendo interrumpir mi lectura. ¡Ya nadie puede quedase ciego en paz!

—¡No importa!

—¡Sí importa! ¡Mueve ese trasero ahora! ¡Llegáremos tarde en nuestro primer día en la universidad!

Frustrado guardé el móvil. Me coloqué la típica gorra, la cual ya me caracterizaba en la escuela. Acababa de terminar el segundo libro hecho por Gravedad cero, el primero...

—¡Felicidades por ser un anciano! —me felicitó entregándome una caja azul marino, esto ya era típico.

—¡Felicidades por tener 30 años! Sí no te apuras hermana, quedarás sin hijos antes de nietos. —le contesté burlesco.

—¡Dipper! ¡No digas esa barbaridad! ¿Por qué me aumentas diez años?

—Creo que veo una arruga en su ojo derecho. —aterrada por mil, Mabel se dirigió al espejo de la puerta del baño.

—Baboso... No hay nada.

—¡Lo sé! —le lancé una bolsa rosa, igual que el color de su tiara y salí corriendo hasta la salida.

Vivimos en un departamento, no era una habitación de cinco estrellas, sin embargo era lo suficiente para nosotros dos, nos gusta lo sencillo, nos pareció perfecto ya que contiene las comodidades de una casa y cada quien tiene su habitación. La mejor inversión que hemos hecho después de independizarnos de nuestros padres. Tomamos el metro donde en veinte minutos nos llevaría a la universidad, la mochila me pesaba como una roca de 200 kilos. Nos presentamos, nos compararon, lo típico. Y regresamos a casa.

—¡Dipper! ¡Alguie llama al teléfono!

—¡Yo contesto! —exclamé velozmente dirigiéndome al piso de abajo, donde Mabel sostenía el teléfono y en su otra mano un esmalte de uñas. —¿bueno?

—¿Mason? —habló del otro lado de la línea mí editor.

—S-Sí.

—¡Joder! ¿Sabes cuando acaba la fecha límite de entrega? —preguntó con cierta molestia.

—mañana... Pero no te preocupes Charles, ya lo tengo listo, —llego a escuchar un suspiro de total tranquilidad junto un par de murmullos que reconozco de inmediato, —¿es Ford?

—Sí. Ha entregado un manuscrito.

—Pasármelo... —tras la línea alcanzo a oír como hablan un par de minutos e intercambian el teléfono.

—¿Sucede algo, Dipper? —me pregunta Ford con tono cansado. —Por cierto, Feliz vigésimo cumpleaños.

—¡Gracias! Ah... ¿Cómo esta él? —preguntó directamente. Ford suspira con cierto dolor y frustración.

—Mason, deberías olvidarte de él, no recuerda nada... Nada ocurrido cinco años antes de conocerte.

—Ya me has dicho eso muchas veces, sin embargo aun no contestas mi pregunta.

—Esta en alguna parte de Asia "trabajando", seguramente bien, sabes de que consta su trabajo.

—Ya veo... ¿Encontró a alguien?

—¿Estas seguro que quieres torturarte?

—mentalmente me he torturado cuatro años, esto no es nada. 

—Nadie, según yo. ¿Cómo vas cómo autor fantasma? —me cuestiona mucho más animado.

—Bien, eso creo, los límites siguen siendo solo el problema. Es divertido ser Gravedad Cero. —Lo escucho reír.

—Raro, ¿no crees? Antes eras el fan número uno y ahora remplazas el trabajo de Bill. —Me siento en una de las sillas cerca del comunicador y me giró levemente en esta, en busca de torpemente algo. —Escribes hermoso, Mason.

—Gracias Ford, disculpa. Debo colgar.

—Esta bien.

—Ford... —le llamó una última vez.

—¿Sí?

—Gracias por mantenerme al tanto de Bill... aunque no sepa de mí simple existencia. —no recuerdo el momento en el que mis mejillas estaban humedecidas por mis lágrimas, sin embargo un ardor de impotencia dominaba mi garganta en este momento. —Gracias por cuidarlo... Gracias... —Mi pecho duele. Él aspira aire. 

—No Pino, gracias a ti.

Fin del epílogo.

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¡Muchas gracias por seguir esta obra! Me dieron tanta risa los comentarios pasados, dando sus opiniones al respecto de lo ocurrido, iba a dejarlos una semana con la duda en la boca, sin embargo decidí publicar el capítulo ya hecho. 
¡Gracias!

Y al rato.

Mi Mafioso |BillDip| (Bill X Dipper) Gravity FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora