9. Un regalito.🎩

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     Sus manos ásperas recorrían mis caderas sin piedad alguna, yo me aferraba a su saco evitando sacar un estúpido gemido. ¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora? No lo sabía, pero si sé que me era adictivo oler la camiseta de Bill mientras el aspiraba mi olor en mi cuello.

—Dipper. —Me llamó en un jadeo. Mantenía cerrado mis ojos dejándome llevar por donde sus manos tocaban. —Dipper... No me entierres tus uñas en mi nuca por favor... —Fijó su vista en mí, ¿cuándo había enterrado mis uñas en el? No lo sé, en el momento que miró mi rostro, formó una sonrisa altanera que aumentaba su ego. ¿Qué rostro tendría yo ahora? No lo tenía claro, cada cosa del lugar se me es borroso a excepción del ojo dorado de Bill que eran faros impidiendo que me extraviase del momento.

—Admitelo, te atraigo. No por nada soy tu alpha. —masculló con altanería. No sabía que decir, las palabras no se formulaban de ninguna manera en la que yo pudiese negarme. Cambió drásticamente su expresión a una con mayor seriedad causándome algo de curiosidad. Con cautela y cuidado el rozó mis labios, este era mi segundo beso, se detuvo en la comisura de estos esperando mi aprobación, callé al no saber como decir un "sí". El beso se intensificó al grado donde el ahora metía la lengua en mi interior.

—¡Dipper! ¿Dónde están los vas... —Mabel había entrado a la cocina con una expresión de shock. Salió de forma casi inminente de la cocina dejándome solo con Bill de nuevo. Me alejé de los brazos acogedores del rubio y tome los vasos saliendo del cuarto. Debía actuar como si nada hubiese ocurrido. Por ahora.

—¿Por qué tardaron? —cuestionó mi madre. Apreté los labios, sé que nuestros padres nos dan todo, a excepción de una cosa que sólo he conseguido en libros.

—Dipper no alcanzaba los vasos y le ayudé. —habló Cipher llegando a la mesa con toda naturalidad.

Traté de esquivar la mirada de Mabel donde escondía un millonal de preguntas. Me mantenía escondida bajo la sombra de mi gorra.

—¡Oh dios! Sé a hecho tan tarde. — afirmó Bill mirando su reloj de su muñeca izquierda, después aunque solo fueron un par de segundos donde me vio, hizo una sonrisa casi de victoria. —me preguntó si habrá un hotel con habitaciones dispuestas a esta hora... —fingió un rostro de preocupación y tristeza, ¡maldito mentiroso!

—No se preocupe señor Cipher, tenemos una habitación de huéspedes donde puede pasar la noche el día de hoy. —habló con toda seguridad mi padre.

—¿Enserio? Pero no quiero ser una molestia. —argumentó el rubio.

—No es ninguna molestia, al contrario, es un honor. —Mamá se levanto de su asiento.

Todo se me figuró borroso, ¿cómo? ¿Cuándo? De una palabra a otra todo se volvió un desastre, Bill dormirá aquí, en mi casa. Dejé el plato casi lleno de comida y sin decir palabra alguna subí con enjundia a mi cuarto. El tiempo y la ignorancia ante mis padres sobre mi me fueron beneficiarias, la media noche sobrepasaba ante mi reloj, no quería dormir ya que a un par de pasos de mi habitación se encuentra la recámara del maleante. Con los ojos pesados me resigne de seguir como vigilante y por fin decidir dormir.

                            ***

La temperatura de mi cuerpo aumentaba, aunque me abrazara a mi mismo era una sensación de soledad, mi boca se tornaba seca deseando así que alguien llegara y la humectara.

—Pino. —susurrran a mi oído. —Mason Pines... —llamaron, pero la pesadez sumergida en mi cuerpo por completo evitaba el simple acto de levantarme.

Una corriente eléctrica se torno en toda mi parte baja. Era placentera, se sentía jodidamente bien pero luego esa parte se puso húmeda y pegajosas.

—Mini Pino ya se levantó, ¿por qué tu no?

Abrí los ojos de golpe encontrándome con los ojos ámbar del rubio en frente de mí con una sonrisa altanera. Su mano aferraba mi pene con suavidad.

—¿¡Q-Qué hace!? ¡S-Sueltame! —grité avergonzado, ¡maldita sea! El apretó mi miembro con mayor fuerza sacándome un quejido de placer y dolor. —Mierda... —suspiré.

—Guarda silencio Pino, o levantaras a tus padres. Me encantan tus facciones.

—¡Alejate! —le dije susurrando con molestia.

—No quiero. —bajo por mi cremallera y la empezó abrir, ¡no porfa! Empecé a forcejear para escapar de sus manos, esas manos que me causaban un millonal de sensaciones nuevas al menos para mí.

—Quedate quieto. —dejé de moverme, su voz había salido ronca y sería, firmé y seductora causandome cierto temor, el idiota de Bill uso su jodida voz de alpha. —Supe que fue tu cumpleaños. — logré entender pues el mordisqueaba una de mis tetillas, las chupaba y exprimía de una manera violenta, reprimía varios jadeos exponentes de mi boca. ¡¿Cómo es posible que usara su voz de alpha?!, ¡está prohibido! Las leyes lo confirman.

—¿Y-Y qué? —traté de formular. —Suel..Sueltame.

—Quiero darte un presente de mi parte como tú alpha. —formuló sonriendo.

—M-Me encantaría que me dejaras en...en paz, no quiero u-un asesino conmigo. —dije temeroso.

—¿Asesino? —soltó. —¿quién te dijo eso? —me preguntó serio. —No recuerdo haberte dicho nada de eso.

No sabía que contestar, su mirada era fría y calculadora dejándome sin respiración.

Fin del capítulo 9.

•Creditos al creador de la imagen.

Mi Mafioso |BillDip| (Bill X Dipper) Gravity FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora