4. Mi osa mayor.🎩

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Debía parar, pero mi cuerpo suplicaba más por el tacto y calor de Bill. Su cercanía se me era sumamente adictiva. Sus manos tocaban zonas donde siempre creí que eran impuras de tocar hasta que estuvieras casado. Era una sensación pecaminosa.

—B-Bill —El seguía jugando con mi miembro jalandolo de arriba y abajo, eran demasiadas sensaciones recorriendo mi cuerpo.

Estaba indeciso, si continuaba el podría marcarme volviéndome un ser sumiso para él, sin siquiera conocerlo, quedando una probabilidad de 98% embarazado. Y otra donde muy podía dejarme llevar a la lujuria.
Todo parecía ser borroso.

—P-Para...¡ahg! —supliqué, Mabel me espera en casa, necesito volver, se deprimirá si no la veo. Necesito supresores. Muchos. —¡Que pares joder! —me alejé de golpe cayendo al suelo gracias al agua.

—¿Qué haces? ¿Acaso te gusta ser lastimado? —Me dolía la cabeza y todo mi cuerpo está en llamas. Cipher me cargo del nuevo como un simple muñeco yo fuera. Me recostó con brusquedad a la cama. —Niño no te entiendo, eres complicado, se supone que los adolescente como ustedes tienen una vida relajada.

Se levantó de la cama tomando una toalla cubriendo su buen formado cuerpo, un hipnotizante cuerpo, ¿por qué yo no lo tengo así? Jodida vida. Lanzó unos frascos en la cama y salió enojado, muy enojado de la habitación. Alcancé la botella, ¡Gracias dios! Es un supresor.

—¡Ay! ¡Qué malo eres pequeño! Con lo exquisito que es tu aroma. —miré de donde provenís la voz, un chico peliazul esta recargado en la ventana. Tengo ahora malas experiencias con ellas así que me aleje un poco cubriéndome con las sabanas. —Tranquilo niño, no te haré nada, tú, quieres volver a casa ¿cierto?

No podía hablar, en esos momentos el supresor esta haciendo su trabajo. Solo asentí.

—¡Bien! Yo te puedo llevar. —miré extrañado al tipo, no me conocía, no lo conocía como para que nos ayudemos mutuamente. Últimamente la suerte o desgracia está de mi lado. —Seguramente te estés preguntando ¿por qué te ayudaría si somos un par de desconocidos? Cierto... —¿cómo lo supo? —Bien, Cipher te compró, lo más probable que fuera por capricho, pero si continuas con él te hundirás en un mundo oscuro donde no podrás regresar. Creeme niño, hago esto por tu bien.

Me había dado cuenta yo solo que Bill no era una persona normal. Pero... No sé, algo me decía que me quedara con él, tal vez era mi instinto animal que lo suplicaba, ¡suplicaba muchas cosas!

—Te vez dudoso, bien lo diré niño. Cipher no es una persona cualquiera, si continuas con él terminaras muerto, tan muerto como una mosca, eres pequeño y lindo, una excelente presa. No tienes una mente retorcida, aún, como para entrar a la mafia, creeme. —Sus palabras me aterraron, estuve a punto de morir hace menos de 24 horas, y no sabía porque se escuchaba tan horrible en palabras. —Algunos tienen cuidado para no perder, jugando con cuidado definitivamente perderás. —lo miré. El observa el exterior de la ventana con melancolía. —Hay un avión esperándonos en 50 minutos si quieres llegar a California en menos de 7 horas. Puedo decirle a tus padres que te perdiste, que te quedaste en mi casa dos días porque aun no te ubicabas y listo, vuelves a tu vida normal. —respondió serio.

Recordé a Mabel, seguramente a de estar sola.

—¿Tienes ropa? —pregunté sonriente, siempre he creído que el amor no es para mí, tal vez esto era una señal. No la voy  a desperdiciar. Este me lanzó una playera blanca y unos pantalones oscuros.

—Te esperó abajo. Por cierto, soy Will. —Este bajo por la ventana como si nada, estas personas eran confusas. Me puse la ropa y me dirigí a la ventana, el chico esperaba abajo, solo eran dos pisos.

—¡Salta! Yo te atrapo. —gritó, me debatí internamente hasta que oí pasos fuera de la habitación, fue entonces que decidí brincar.

El chico me atrapó, parecía ser que yo pesaba lo mismo que una hoja.

—¡Vamos! —Nos dirigimos a una calle que nos llevó a un auto negro, todos usaban ropas tan invernales, después de un rato de sólo caminar en un terreno solitario un avión esperaba partir justo en frente de nosotros.

—Primero los omegas —me dijo dando una pequeña reverencia. Entré. Me senté en el primer asiento que vi.

—¿Qué eres para Bill? —me atreví a preguntar. Él sólo me miro sonriente.

—Ya no tienes que preocuparte por él, pronto ya no será nada para ti.

Baje mi vista mirando mis dedos, todo el trayecto mire la ventana, me sentía nervioso, algo intranquilizaba mi corazón dandome unas urgencias ganas de llorar. Logré mirar la osa mayor, idéntica a mi marca de nacimiento, ¿Bill se habrá dado cuenta que la tenía? ¿Por qué me importaba lo que él pensaba?

                             ***

—Mason, despierta —decían. —Estamos en tu casa.

Reaccioné, me ubicaba dentro de un auto y justo en frente mi casa, ¿Enserio soy tan ligero como para que me metan de un lugar a otro? 

—Le he dicho a una chica castaña lo "ocurrido", te espera justo en frente. Espero no volver a verte. —Me dijo sonriente, no sabía si eso era bueno o malo. Me bajé del auto y me encaminé a casa, Mabel me abrazo como nunca.

—¡Dipper! ¡¿Cómo se te ocurrió perderte?! ¡Tú! Dipper. —volvió abrazarme.

—Lo siento.

Fin del capítulo 4.

Mi Mafioso |BillDip| (Bill X Dipper) Gravity FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora