18. ¡Da!🎩

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     Me levanté a causa de los extraños murmullos de Bill, quien no dejaba de hablar con aquel acento ruso tan seductor, a decir verdad me sorprende todo el tiempo el cual se limitó por hablar en su idioma natal. Comunicándose solo con el mío.
Él había memorizado el acento americano tan increíblemente bien, que ahora que lo escucho en su lengua, me dieron ganas de aprender su idioma sólo para escuchar su bella voz.

—¡Da! —gritó con entusiasmo, lo cual no entendía.

     Calculaba que era alrededor de las cuatro de la madrugada, la "casa" porque para mí es un jodido castillo, malditos ricos, se encontraba en un silencio absorto, las ganas de orinar se acumulaban en mi vejiga, con cuidado para no levantar al rubio, quien dormía como un tierno querubín, me encaminé a las afueras de la ostentosa habitación. Creo suponer que ando caminando por la simple inercia, el sueño aun golpeaba mi cara como treinta cachetadas. Después de hacer mis deberes orinales, volvía para estar en los brazos de mí alpha.

La puerta del baño rechinó.

—Omega encontrado. — escuché.

—¿eh? —entre el sueño sucumbido en mi cuerpo y la inexorable sensación de flotar, giré mi rostro para ubicar a la persona quien habló. Un par de brazos tomaron mí cintura. La oscuridad yacía como rey de la zona, ¿por qué no hay al menos una lamparilla? —¿Pero qué mierda? —vocalice. —¡Sueltame! —empezando a ser consiente, consiente de todo, el aroma era de un alpha, un maldito alpha con único deseo, ¡maldita sea!

—Tranquilo... No te haremos daño. Por ahora. —¿haremos? ¿Hay más?

—¡Déjame he dicho! ¡Joder! —La ansiedad empezaba a controlar mi ser. Pataleaba, les mordía a quien fuese el que esté haciendo eso. Pero mi ansiedad aumentó  cuando empezaron a arrastrarme hacia no sé dónde. —¡Maldita sea! ¡Qué me dejen ahora! ¡Mierda! ¡Maldito dorito despierta!

     Escuchaba como los perpetradores murmuraban con fastidio, siempre que empezaba a gritar o golpear, mas mis golpes, o mis intentos de golpe solo le eran caricias para ellos. Mis pies, pues me encontraba descalzo, los sentía humedecer de algún líquido.

Los pasillos, las escaleras, el corredor, las entradas de las puertas, todo el jodido lugar se ilumino con la velocidad de un cometa en un color semi-azul, para convertirse en un vivo bosque en llamas. Las bellísimas paredes que parecían estar hechas por los más caros escultores, se transformaban en un negro quemado, el olor a carbón empezaba a llenar mis pulmones. La mansión se esta quemando.

     ¡Bill! ¡Mabel! ¡Joder! Yo empezaba a toser ligeramente y la angustia se atravesaba como pequeñas agujas en mi garganta.

—Denme el cloroformo. —pidió uno. Lo único que llegaba a ver era un rojo entremezclado de un vivo naranja. Un Bill atrapado por una muralla de fuego arriba de las escaleras, con expresión ahogada y sumergida en miedo, no por su vida, sí no por mí.

     De un suspirar, el mismo tiempo se pausó, todo se volvía borroso, el piso al menos para mi, se movía como pequeñas olas en un día de playa. Y entre el desteñir de mí mirar, llegué a distinguir a un Bill tratando de seguirme, con una tripulación a sus espaldas.

Sin lograrlo.

Entonces me ahogué por completo en el cloroformo.

***

—¿Quemaron todo?

—Absolutamente.

—¿Y Bill?

—Probablemente vivo.

Mis fosas nasales captaron un ligero aroma a sal combinada entre el característico olor a playa.

Mi Mafioso |BillDip| (Bill X Dipper) Gravity FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora