—No lo volveré a repetir Mason. —Su voz salía fría y terrorífica, no había ningún rastro de aquel pervertido o de su juguetón tono de voz. Su ojo ámbar se volvió vacío como si hubiera aspirado todas las palabras de mi conocimiento. Su voz alpha me obligaba a decir algo, ¿pero qué?
Sólo una vez me habían llamado con esa voz, y a la media hora, aquella persona ya era llevada por policías, esas es una de las razones por las cual detesto a los alphas.
—Y-Yo...—No podía articular palabra alguna.
—¿Crees qué sería capaz de matarte? —Me acorraló hasta más no poder en la pequeña cómoda. Mi corazón se aceleraba pues su pregunta rebotaba sin cesar en mi cabeza. —Respondeme.
No sabía que expresión tenía yo en ese momento, pero parecía dolerle a Bill todo.
—Siempre pensé, que un ser tan corrompido y maldito como yo jamás tendría derecho a un amor. —Me miró, apretaba sus labios tratando de retener algo, tal vez estaba arrepentido, no tenía en claro todo lo que a hecho en su vida, aunque de seguro no era nada bueno, la incertidumbre de que en cualquier momento puede llegar alguien y meterme en un auto como si un muñeco fuese me carcomía, y todo era su culpa, él no me dejaba amarlo como cualquier pareja normal.
—Y-Yo no sé... Nada... ¡Nada! ¡No te conozco! ¡Los poco que he oído ti son sólo cosas malas! ¡Te conocí en una subasta! ¡Subasta de venta de humanos! ¡Eso es ilegal! —No recuerdo en que momento me moví para ser ahora yo quien estaba encima de Bill. Sin embargo, recuerdo perfectamente su acosamiento, pude haber puesto una demanda o algo por el estilo para que lo metieran a la cárcel, pero no lo hice, quería olvidar su existencia, he oído qué varios omegas viven tranquilos sin un alpha.
Ahora contando con la voz de alpha...
—Pino. —me llamó suave, sí, lo admito, quería a este estúpido alpha con lo poco que llevo de conocerlo, pues se que le gusta ser posesivo (justo como me encanta en los personajes de libros), ser un jodido pervertido y que me toque con esas grandes y ásperas manos. Sólo desearía que fuera alguien normal, que nos hubiéramos conocido en una fiesta o en la escuela. Que me halla invitado un café y después tuviéramos nuestra primera cita, un beso bajo la luz de la luna después de que viéramos una película y prometernos amor eterno ante aquello, ¡pero no! Tenía que tocarme un criminal donde en cualquier momento podían dispararme y morir en la calle o un puente abandonado, ahí quedaría toda mi existencia, el fin de Mason Pines. Mi garganta ardía de coraje, también está mi familia, yo la puedo poner en riesgo si continuó con Cipher, entonces Mabel, ¡dios! Imaginar a mi hermana desmembrada no ayuda. —No llores, Pino. —¿llorar? ¿Estaba llorando? Su brazos me a cobijaron en su cuello. —Lo siento, te puse en una situación difícil, ¿cierto? —Pude apreciar como mis lágrimas humedecían su camisa blanca. —Dame una oportunidad Dipper, te mostraré que no soy un ser tan desgraciado. —afirmó. —Al menos en frente de ti. Pero por favor, deja de temblar. No te haré nada.
¡Maldita sea! ¿Por qué? Mi instinto animal es tan jodidamente bipolar, me pide que me quede y que huya.
***
Esa noche sólo la recuerdo en pequeños fragmentos, una cena con mis padres, unas manos, llanto y una cita que me pidió Bill al amanecer. Quería conocerme, deseo conocerlo.
La cafetería estaba algo concurrida, aun así se me hizo fácil su ubicación, ya que había ido después de clase, traía la estupenda mochila detrás de mi espalda. Me daba miedo de tan sólo girar la perilla, ya visualice donde esta sentado Cipher dándome aquello un nerviosismo de los demonios.
Tragué saliva y me adentre al establecimiento.—Buenas tardes, Pino. —Saludó el rubio.
—Ho-Hola.
—No debes de estar nervioso. —bebió un sorbo de su café.
—No estoy nervioso.
Él rió.
—Aunque no te halla marcado eso no significa que no pueda sentir algunas de tus emociones, así como tus inseguridades.
Guardé silencio, él tenía razón.
—¿Te gusta la cafetería? —cambió de tema.
—Sí. —simplifiqué, parecía una pulga delante de Bill.
—Que bueno, su aspecto es importante para mi como inversionista.
¿Inversionista? Cuantas pequeñas empresas (también grandes) Tiene en su poder.
—Su café joven. —Una muchacha de tés blanca y cabellera pelirroja me entrega una taza de café.
—G-Gracias.
Ella hace una ligera reverencia.
—¿Tienes hermanos? —empiezo mi cuestionario. La incertidumbre de no saber quién es por completo me impulsaba.
—Dos.
Silencio.
—¿Cómo se llaman? —continúo.
—¿Quieres azúcar?
—Bill. —él quería cambiar el tema, ¿por qué? Se suponía que hacíamos esto para conocernos.
—Uno se llama Will y el otro Phill.
¡Will!
—¿Uno de cabello azul?
—Sí. —me miró serio. ¿Por qué su hermano no me quería cerca de Bill? Se supone que es su hermano. Deberían apoyarse como son.
—¿Algo más? Si quieres te digo también cuando voy al baño, o cuando voy a estornudar. —dijo burlesco. Iba hablar pero la misma muchacha de hace un rato llegó.
—Señor Cipher.
—¿Qué quieres Wendy? —masculla Bill.
—Tenemos un problema con el sótano. —me mira.
—¿No lo pueden arreglar ustedes?
Ella niega con la cabeza.
—Ahora vuelvo Pino.
Se fue dejándome con el Jesus en la boca, acompañó a la tal Wendy por detrás de la barra. Que molestia. Ya nadie supervisaba la tienda, los clientes están hundidos en sus platicas y chismes. No es que sea un chismoso o entrometido pero la curiosidad me llevó hasta la barra y me adentro en la única puerta cerca de ahí. ¡No fui yo! Fue la curiosidad. Baje con sigilo unas escaleras subterráneas quedándome varado detrás de otra puerta solo a escuchar.
—P-Perdoname la vida... —suplicó alguien. Un escalofrío no muy grato recorrió mi ser.
—Que te perdone dios, yo solo arreglo tu encuentro con él. McGuckent —¡Bill!
Un grito ahogado y fue todo.
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•Creditos al creador de la imagen.
Al rato.
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Mi Mafioso |BillDip| (Bill X Dipper) Gravity Falls
Hayran KurguDipper es un omega con cero experiencia en el amor ya sea con un alpha o beta, un simple día que salía del colegio una banda de desconocidos lo obligan a meterse en un auto. Ahí conoce a Bill Cipher. Quien lo confundirá más de una vez en si mi...