***
-¡Hay amor! Que cosas dices Eduardo.-Pero esas cosas te lo puedo asegurar, son ciertas, no hay mujer más bella que tú.
-Amor, deja eso, obviamente habrá mujeres más bellas a mí.
-No para mi hermosa, créeme; no hay mujer más linda para mí que usted.
-¡Eduardo! Amor, basta bebe, me voy a apenar más de lo que ya me encuentro; bebe es hora de dormir, mañana tendremos un día agitado.
-Claro hermosa, cierto lo había olvidado ¿Trabajaras?
-Si, para mi mala suerte, fuiste afortunado en que te dejaran descansar.
-Lo dudo, créeme no me vendría mal un poco de dinero extra.
-¿Necesitas dinero? ¿Quieres que te ayude en algo?
-No amor, muchas gracias, solo soy un poco codicioso.
-Amor no es bueno que seas así.
-Lo se hermosa, solo estoy jugando, anda, vayamos a dormir, te veré el día de mañana.
A la mañana siguiente me levanto temprano, Rebeca y yo hemos quedado en ir a comer, reviso el celular y envió un mensaje rápido a Rebeca:
Eduardo:
Te veré en la tarde amor.
Te amo, Eduardo.
Dejo el celular sobre la cama y bajo al comedor para desayunar, me sirvo un poco de cereal y enciendo la televisión, disfruto mucho el sentarme y relajarme mientras como un plato de mi cereal favorito; comienzo a comer y me siento realmente contento, tomo el control de la televisión y comienzo a cambiar de canales; me detengo en uno que llama mi atención, en pantalla observo a un hombre que esta hincado frente a una mujer, la dama luce realmente sorprendida e incluso se observan múltiples lágrimas en sus ojos, el caballero sostiene en su mano un estuche y de ese estuche emerge una sortija en lo alto.
-¿Quieres casarte conmigo?
Las palabras de ese hombre suenan tan seguras y tan confiables al mismo tiempo, son perfectas para la ocasión; la mujer brinca y festeja de alegría, se lanza en sus brazos y juntos caen en el suelo.
-Sí, claro que quiero.
Todos a su alrededor celebran y festejan el momento de los novios, se les ve tan felices juntos. ''Increíble, demasiado cursi para mi gusto''. Tomo el control del televisor y cambio de canal, trato de olvidar las imágenes que mis ojos acaban de captar, me levanto de la silla y dejo mi plato en el fregadero, subo las escaleras y comienzo a cepillar mis dientes; ¿Que me está pasando? ¿Por qué no puedo dejar de pensar en esa pareja? ¿Acaso Rebeca habrá pensado en algún momento en casarse conmigo?
-Santo dios...
¿Pero en que estoy pensando? Rebeca es tan libre y dudo que por su cabeza pase si quiera la idea de casarse algún día, imposible, no creo que ella; ¿O sí?...
-¡Eduardo! ¿Puedes por favor cerrar la llave del agua? Llevas minutos desperdiciándola.
-Lo siento mamá, ahora lo hago.
Termino de cepillarme y entro a mi cuarto, tomo mi celular, la cartera y salgo de casa, me dirijo con paso lento para encontrarme con Rebeca, aún tengo un poco de tiempo, creo que podre pasar a comprar un par de dulces.
Entro en una tienda y comienzo a observar, Rebeca ama los chocolates, creo que le llevare algunos.
-Disculpe señor, podría darme un par de chocolates.
-Claro jovencito, tómelos están a un lado de los anillos.
Mi mirada se centra en una caja donde yacen varios anillos de dulce, son tan curiosos, puedo notar una base de plastico con forma de circulo, supongo se puede colocar en cualquier dedo de la mano, encima de la base veo un caramelo de dulce con forma de diamante. Inaceptable, por alguna razón recuerdo la escena que vi por televisión y comienzo a sentirme apenado.
-¿Esta todo en orden jovencito?
-Sí señor, lo siento, solo recordaba. Deme por favor estos dos chocolates y un anillo de dulce por favor.
Salgo de la tienda y continuo mi camino, no logro entender por qué compre el anillo de dulce, me intriga mucho porque tengo en mente estos pensamientos, estas ideas y muero de ganas por saber que pensara Rebeca al respecto, creo que podre preguntárselo hoy por la tarde solo debo esperar al momento indicado.
-Hola amor.
Rebeca sale de trabajar, me abraza y me da un beso en los labios, yo la observo y sonrió, tomo su bolso y comenzamos a caminar, ambos tomamos un taxi y salimos a buscar un buen sitio para disfrutar de una buena comida.
-Amor ¿Te pasa algo?
Rebeca se ve preocupada, fija su mirada en mí y podría jurar que está leyendo mis pensamientos.
-No amor, nada en absoluto, solo estoy pensando en qué lugar sería bueno para comer.
Ambos seleccionamos un sitio que nos parece adecuado, bajamos del taxi y entramos en un restaurante que ofrece servicio al aire libre, Rebeca y yo pedimos una mesa y un mesero nos hace el favor de llevarnos a un lugar que se encuentra justo en un balcón, la vista es más que asombrosa, espero Rebeca disfrute tanto como yo.
-¿Tomo su orden?
La comida ha estado maravillosa, Rebeca me platica un poco sobre su día mientras disfrutamos de un helado, ambos reímos y jugamos como todos unos pequeños; mientras rió con Rebeca regresa a mi mente la escena de la propuesta matrimonial, me quedo frió, pero, tengo que preguntarle.
-Amor me gustaría mucho preguntarte que piensas con respecto a un tema en particular ¿Puedes responderlo?
-Claro Eduardo. Dime ¿De qué se trata?
-No aquí amor. ¿Madame sería tan amable de acompañarme hasta nuestro lugar favorito?
Rebeca sonríe y me da su mano.
-Por supuesto caballero, nada me haría más feliz que acompañarlo.
Pago la cuenta y salimos del lugar, abordamos un taxi y comenzamos un nuevo camino.
-¿A dónde los llevo?
-Al gran reloj señor.
El gran reloj es una estructura enorme, se encuentra en un punto de la ciudad donde, prácticamente se puede observar todo. Rebeca y yo solemos acudir a este sitio en momentos donde queremos relajarnos o queremos simplemente disfrutar de la vista.
-Jamás me cansare de esta vista tan extraordinaria.
-Tampoco yo Eduardo, me alegra poder compartir momentos así contigo.
Comienza a anochecer las luces de los edificios alumbran nuestra velada, es impactante, de vez en cuando no está nada mal detenerse a observar, me gusta esto, me gusta mi vida, me gusta lo que estoy haciendo, podría permanecer así por el resto de mis días.
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Del Amor Al Odio
RandomDicen Que Del Odio Al Amor Solo Hay Un Paso, Pero Del Amor Al Odio Cuantos Habrá?... -Una Historia Escrita Por Abdi Juárez Cáliz.-