Todo Por Nuestro Amor

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Los meses iban pasando, cinco en total y el plan de Marinette iba creciendo y dando sus frutos, al igual que el vientre del pelirrojo, parecía que tenía una pequeña pelota bajo la remera, además de que su estado de animo era un desastre, en todo sentido.

- ¡No seas boludo! Ya te dije que NO, no quiero ir a ver a tu padre.

Al rubio le tomó dos meses enteros convencer a su padre para que conociera a Nathaniel, pero ahora que lo consiguió, este no quiere verlo.

- ¿Otra vez con eso? Ya te dije que vamos a ir igual, te guste o no.

Ese comentario enojó más al menor, se levantó de golpe para empujar al rubio fuera de su habitación, sin importarle las cosas que Adrien dejó arriba de su cama, además de Plagg, obviamente.

- ¡Nathaniel! No me hagas esto de nuevo. ¡Abre la puerta!

Se escuchaba desde el otro lado de la puerta.

- Mmm, déjame ver... ¿Le abro al que me dejó embarazado... o lo dejo afuera? - se notaba a kilómetros que no tenía pensado abrirle.

- Yo nunca quise dejarte embarazado, fue un puto accidente. ¡Déjame... - el rubio al darse cuenta de lo que dijo, se reprendió mentalmente.

No sabría como lo tomaría el menor.
Acercó su oído a la puerta y lo escuchó reír, luego de unos segundos pudo distinguir sollozos. La cagó, era la séptima vez que arruinaba las cosas con Nathaniel, solo agradecía que por esta vez Bustier estuviera trabajando hasta tarde, ya que de lo contrario lo hubiera echado de su casa a escobazos.

- Nath, ábreme. Necesitamos hablar.

Nada, no se podía escuchar nada en la habitación.
Frustrado reviso en su bolsillo, allí estaba la copia de la llave de la habitación, pero al colocarla y girarla se dio cuenta de que no estaba con llave.

- Eres estúpido, rubio oxigenado.- le dijo enojado el minino traspasando la puerta.

- Fue sin querer.

- ¡Ya son 7 veces con esta! - ahora fue el pequeño zorrito quien se mostro frente al rubio.

- Ustedes tampoco soportan sus cambios de humor, ¡Es muy estresante!

- Pero eso no te da derecho para decir que mi embarazo fue un accidente o un error.- abrió la puerta provocando que el rubio cayera de espaldas por haber estado apoyado contra esta.

- Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Prometo que ya no lo haré nunca más. Perdón. Perdón.- repetía mientras abrazaba las piernas del menor.

- Ya idiota, suéltame.- secó el resto de sus lágrimas con la manga de su chaqueta.

- No, a no ser que vayamos ahora a lo de mi padre.

- Ya estoy listo, vámonos. - eso alegró a Adrien, quien se levantó para abrazarlo con mucho cariño.

- Si, vamos antes de que te arrepientas.

Tomaron algunas cosas y salieron calmadamente hacia la mansión Agreste.
Al ya estar adelante de Gabriel, el ambiente se puso muy incómodo, él estaba sorprendido.

- ¿Es una broma? Me dijiste que era hombre, pero me traes a una joven ante mi.- dijo demasiado confundido.

Adrien se quiso reír a carcajadas por el hecho de que su padre creyera que Nath, era mujer.

- Soy hombre, señor.- si no fuera por su voz y genitales, no tendría diferencia a una mujer.

- Oh, veo que al menos elegiste bien, el joven es lindo. - lo miró de arriba abajo unos segundos.- cuando tengas una sesión de fotos, él irá contigo. Quiero que sepan que serás padre y que crean que él es mujer. Ahora sin más, me retiro. - dicho esto se fue dejándolos con la palabra en la boca. Nathaniel frunció el ceño, ni siquiera le pregunta si quería travestirse. 

- ~Tendrás que usar vestido~

- ¡Cierra la boca! - las mejillas de Nath, estaban algo rojas. No podía creer que Adrien aceptara todo lo que su padre le decía. 

- Tienes algo en la cara..- el rubio intentó cambiar el tema y se acercó poco a poco a la cara del menor.

- ¿Qué cosa? - el mayor le dio un beso en los labios.

- Eso tienes.

- Idiota.- ambos comenzaron a reír mientras se abrazaban, el menor por los hombros y el mayor por la cintura.

- Te amo Nathaniel, y nadie puede impedir lo nuestro.

- Yo también te amo y el bebé que crece dentro mío es una prueba.

Lo que ambos no sabían, era que una chica desquiciada estaba por arruinar todo en un futuro cercano.