Volver a sentir

2K 131 10
                                    

Seguí andando y vi el centro comercial a lo lejos. La gente entraba y salía, ya lo habían abierto.

Ande un poco más deprisa, cuanto antes llegara, mejor. Me dedique a mirar a la gente mientras caminaba. La gente salía y entraba de las tiendas, con regalos en las bolsas. Ya solo faltaba dos semanas para Navidad y la gente ya empezaban a darse prisa en comprar regalos para sus seres queridos. Eran mis primeras navidades aquí en Burguess, y tenía pensado en comprar regalos para Jamie, Sophie, Pippa, Cupcake y todos los demás, tendría que empezar a pensar que les regalaria.

Llegue al centro comercial y entre. Había bastante gente, pero se podía caminar sin empujarse así que yo me alegre, así no tendría dificultades para llegar.

Camine mirando como el centro comercial ya estaba adornado con adornos de navidad y todos los escaparates también estaban adornados. Ya se notaba que la navidad había llegado, reí un poco, yo también tendría que empezar a adornar mi casa.

Me dirigí hacía donde yo trabajaba, tal vez me tomara un chocolate caliente después de ver a Alex (N/a: Para quien no se acuerden de quien es, en el primer capitulo se decía quien era :3) Pase por delante de la cafetería donde trabajaba y reí al ver como mis compañeros y a mi jefe iban de aquí para allá, hoy había mucho trabajo. Mi jefe me vio y me saludo. Le salude y le hice una señal diciendo que vendría después, el solo asintió y siguió trabajando.

Seguí andando y entre en la tienda que había justo al lado de la cafetería, esa era la tienda de Alex. La tienda tenía de todo para quien le gustase la música. Había todo tipo de discos, incluso discos antiguos de hace ya mas de 50 años. También había todo tipo de instrumentos, se podía pedir por Catálogo y a las pocos días ya lo tenías; y también vendía mp3, auriculares y todo tipo de cosas. Esa tienda era la mejor que había en todo Burguess. Dentro de la tienda, siempre había música puesta muy aleatoria, para que siempre los clientes estuviéramos satisfechos.

Cuando entré, vi a Alex y a su mujer hablando. Alex era un hombre de 60 años, ya empezaba a tener algunos pelos blancos y tenia un pequeño bigote, pero el seguía estando muy en forma. Era un buen hombre y siempre quería el bien de las personas y de sus clientes. Su mujer se llamaba Rosario y tenía también 60 años y ella tenía ya el pelo completamente blanco. Era una mujer dulce y siempre estaba alegre, igual que su marido. Me había cogido mucho cariño y me había dicho muchas veces que yo era su nieta perdida.

Reí por eso último que había pensado, me sentía muy querida por ellos, eran como mis abuelos y yo para ellos su nieta. Me acerque a ellos.

-Buenos días Alex, Buenos días Rosario-salude con una sonrisa y me acerque a ellos. Ellos se dieron la vuelta y me vieron. Sonrieron y corrieron a saludarme. Rosario se me acerco y me abrazo, le correspondí el abrazo.

-¡Buenos días a ti también querida! ¡Cuanto tiempo ya sin vernos!-dijo Rosario abrazandome y me daba un sonoro beso en la mejilla. Yo solo reí.

-Jajaja si, ya hace mucho tiempo-dije sonriendo. Me soltó y me sonrió de vuelta. Alex también se acerco a mi.

-Buenos días Elisabeth, no has cambiado nada, aun sigues teniendo ese parecido a tu padre-dijo sonriendo mientras me revolvia los pelos, el sabía que no lo soportaba.

-Si, sigo estando igual que hace dos semanas, ¡pero no me revuelvas los pelos, que me ha costado mucho ponerlos bien ordenados! -dije haciendome la molesta,  lo cual hizo que los dos se rieran como nunca. Y al final, me uní a sus risas.

-Jajaja por cierto, ¿porque no hay nadie? Esto esta habitualmente lleno-pregunte mientras dejaba de reírme. Ellos dejaron de reírse también y la mirada se les puso triste.

La guardiana de la creatividadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora