Scream

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Una luz pasaba por mi ventana, y me daba en la cara. Gruñi molesta, ¡¿es que no podía dormir hasta tarde un maldito sábado en paz?!

Me tape con la sábana hasta la cara y me di media vuelta, dándole la espalda a la ventana. Esta noche he tenido un sueño muy raro y no me ha dejado dormir, y siempre me pongo de mal humor cuando no duermo por lo menos mis 6 o 7 horas diarias.

Cerre los ojos y intente volver a quedarme dormida, pero hoy al parecer el universo estaba en contra mia.

Me levante y me dirigí al baño, no hay nada que un buen baño no pueda arreglar.

Entré en el y abri el grifo, dejando que el agua caliente y el agua fría se mezclaran y que la bañera se llenara hasta arriba. Me quite la ropa de ayer y la deje caer al suelo.

Cuando verifique que el agua estaba en su punto, cerré el grifo. Primero metí un pie, después el otro y me senté, disfrutando de lo relajada que estaba.

Poco a poco me fui deslizando hacía abajo hasta quedar totalmente abajo del agua. Aguante la respiración y me quedé con los ojos cerrados, había una tranquilidad que me relajaba. Me sentía tan bien, pero me quede sin aire y tuve que salir.

Cogi una botellita verde y eche un poco de champu en mi mano. Empecé a lavarme el pelo lentamente, dejando que el olor a naranja y miel se quedara en el aire rodeandome y que se quedara impregnado en mi cabello.

Cogi otra botellita azul y eché un poco de jabón en una pequeña esponja. Empecé a lavarme el cuerpo, con movimientos firmes y suaves, tenía todo el tiempo del mundo, asi que iba a mi ritmo.

Después me volví a sumergir abajo del agua y me quite todo el champu y el jabón de todo mi cuerpo. Me senté y apoye mi espalda en un lado de la bañera y cerré los ojos. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan relajada.

Abrí los ojos y me quedé ahí un ratito más. Salí de la bañera, me tape con una toalla y empecé a secarme el pelo mientras salía del baño.

Abrí el armario y busque algo que ponerme. Al final me decidí por una blusa blanca, pantalones cortos negros, unos leotardos y unas botas.

Me quité la toalla y me puse la ropa que elegí. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina. Me prepare unas tostadas con mermelada y desayune tranquila.

Estaba lavando los platos cuando de repente, sonó el timbre. Me seque las manos y me diriji a la puerta. La abri y me encontré con el señor Bennet.

-Buenos días señor Bennet-le salude con una sonrisa.

-Buenos días Elisabeth-dijo con una sonrisa-He venido porque quería pedirte un favor...

-Claro, ya sabes que puedes pedirme cualquier cosa-le sonrei más.

-¿Podrias cuidar de Jamie y Sophie hoy? Es que nos han surgido unos asuntos de trabajo y no queremos dejarlos solos...- me explicó el señor Bennet. Sonrei y asenti con la cabeza.

-Claro, podéis contar conmigo, total no tenía nada que hacer hoy-dije sonriente.

-Muchas gracias Elisabeth-me agradecio-Estamos a punto de irnos y Jamie y Sophie siguen dormidos-dije riendo.

-Espere voy a coger unas cosas-dije adentrandome en mi casa. Cogí las llaves, la misma bufanda de ayer y mi cámara de fotos.

Salí y cerre con llave. Me dí la vuelta y el señor Bennet me estaba esperando. Le sonrei y me puse a su lado.

-Ya podemos irnos-dije sonriendo. Andamos hasta su casa y abrió la puerta. Entramos y vi a Rubí, la mujer del señor Bennet, poniéndose un abrigo. Me vio y me sonrió.

La guardiana de la creatividadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora