Soltó su probablemente décimo siseo de dolor al finalmente acabar de limpiar la herida. El trapo había quedado completamente ensangrentado y ahora tenía que buscarse otro pedazo de tela para vendar la piel en carne viva.
La cabaña en la que había tenido que asentarse esos días le congelaba el culo, pero se la estaba prestando la familia de Lazar, el cantinero, y no podía quejarse. Tenía un hogar muy pequeño y había que cortar demasiada leña para calentarla debidamente pero JJ verdaderamente no tenía tiempo para eso. Se la pasaba más afuera que adentro y las pocas veces que regresaba solo lo hacía para cambiarse los vendajes y dormir. Pasaba el frío tomándose varias botellas de vodka, cayéndose dormido un rato después a causa de la borrachera.
-¡Señor JJ! -espetó una vocecita conocida, abriendo de golpe la puerta.
-¡Ten más cuidado, enano! -exclamó molesto- Esa puerta apenas sí se mantiene en pie por sí misma.
-He venido a visitarlo -dijo ignorando la regañada-. Las muchachas del pueblo le han mandado algunos regalos.
Minami señaló la cesta de mimbre que traía colgando del brazo. De ella salía un aroma exquisito y a JJ se le hizo un poco agua la boca luego de haber estado sobreviviendo esos días a base de alcohol, pan añejo y frutos silvestres.
Le hizo una seña para que acercara la cesta a la mesa y JJ se apoderó de ella al instante, sacando un buen pedazo de queso para comenzar a comer con avidez. Minami abrió los ojos con sorpresa mientras lo veía, concentrándose particularmente en su brazo vendado que iba del hombro hasta el codo.
-¿Problemas? -murmuró con algo de temor. JJ se encogió de hombros.
-Los gajes del oficio -respondió con la boca llena-. Solo estoy a medio camino de cumplir mi cometido.
Y era cierto, en parte.
En su expedición a las Hermanas del Deshielo, JJ había logrado cazar una legendaria áspid. Era una criatura de pesadillas, con pico de ave, cuerpo de serpiente y una piel hecha a base de piedras preciosas. Su piel era impenetrable, no importa que afilada flecha u hoja intentases clavarle; nada la detenía más que el mismo fuego que era capaz de escupir. JJ estaba simplemente encantado.
Una vez que acabó de comer su pedazo de queso se dirigió a la cómoda, de dónde sacó una piedra preciosa más grande que sus dos manos juntas y la alzó para enseñársela a Minami. Los ojos le brillaron al ver el inmenso pedazo de piedra rojiza.
-¿Eso es...?
-Uno de sus ojos, sí -dijo con orgullo-. Ahora solo me falta el otro y tendré control total sobre la Señorita Rubí.
-¿Señorita...? -empezó a preguntar el más chico, ahogando una risa.
-¡Tiene que tener un nombre! -chilló molesto, dejando la homónima piedra preciosa sobre la cómoda otra vez.
ESTÁS LEYENDO
Thorns and All [Otayuri] - YURI ON ICE
Fanfic[AU DE LA BELLA Y LA BESTIA] En el grandioso Reino de Novokabirsk había un joven rey, o al menos eso decían las leyendas: nunca nadie lo había visto salir de su inmenso y misterioso castillo en la cima de la colina. Lo único que el pueb...