Capítulo 6

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Desde que entré a el aula puede sentir la mirada de Anthony, nunca había sido tan larga una clase de literatura, fue muy incomodo. No sabía que hacer, ¿hablarle? ¿ignorarlo? Estoy muy confundida. A ver analizamos las cosas. Él muy cerca de Danna, besándose, yo celosa, yo diciéndole cosas sin sentido, él viéndome besar con Elias... Elias otra cosa más. Todo es tan complicado.

Estaba en mi pupitre frotandome la cara con frustración, sentí una mano en mi espalda y levanté la cabeza asustada.

-lo siento no quería asustarte ya ha sonado la campana de cambio de hora- dijo Anthony con culpa.

-No te preocupes, gracias- le agradecí.

-bueno nos vemos mañana en la mañana- dijo a modo de despedida, estaba apunto de salir por la puerta pero se detuvo y caminó hasta mí, cogió una silla de alado y se sentó enfrente mío mirándome intensamente.

-¿qué hay entre Elias y tú?

-¿Qué?

-Repondeme... Por favor- dijo un poco afligido.

-No... No hay nada- dije nerviosa.

-Estás segura, no me pareció, estaba muy enojado cuando se dio cuenta que- se quedo callado y apartó la mirada- te había agarrado de la cintura- dijo avergonzado.

-ah... este... pues- ¿qué le puedo decir? ni yo sé por qué lo miró de esa manera- no tengo nada con Elias- aseguré.

-Me alegro mucho- dijo poniéndose de pie y dejándome con la mayor intriga de mi vida. ¿Le alegra que no esté con Elias?

-¿ y qué hay entre tú y Danna? - pregunté recordando su beso.

- No hay nada - sonrió - No puede haber nada. Es como mi hermana, y está enamorada de otro chico.

- Si claro, tú besas a las chicas que se supone no puedes besar y que están enamoradas de otro chico- me reí con ironía.

- Si, es mi especialidad- sonrió con sarcasmo- No, nos besamos, Melanie, no lo hicimos, viste mal, ¿por eso te bajaste con Elías? - creo que acertó, esa fue la razón por la que seguí su beso, porque estaba enojada.

No respondí, él sonrió desganado y se fue.

Las dos últimas horas fueron las más aburridas una más que la otra pero ya habían acabado al fin ahora si podía irme a casa con Pierina, lo bueno de que ella se quede conmigo es que podrá levantarme temprano porque mañana era sábado. Si, el sábado más divertido de mi vida, no hay nada mejor que ver a el chico que te gusta con la chica que te detesta sin sentido, ¡si! ¡Genial!

Ya, tragame ya, en serio.

Llego a el estacionamiento y busco el Audi de mi pelinegra pero no lo encuentro, ella siempre me espera ¿dónde estará? Miro para todos lados pero nada.

-¡caracol!-grita Elias tras de mí asustándome y provocando que de un pequeño saltito.

-¡idiota! ¿¡qué tienes en la cabeza!? ¡Pude morir de un infarto!- dije mirándolo como si lo quisiera asesinar, lo que no estaría nada lejos de la realidad, él estalla en carcajadas.

-¿te estás burlando de mí?-dije poniendo los brazos en jarras y él no paraba de reírse de mí ¡en mi cara! -Ya eh tenido suficiente- dije dirigiéndome a la parada de autobús, pero me detuvo.

-espera, cielo- me detuve en secó ¿cómo me había llamado? Ahora estaba frente a mí, cara a cara. Muy cerca. Demasiado.

-¿Cómo me has llamado?-inquirí

-¿qué?- dijo frunciendo el ceño.

-Oíste perfecto- le espeté

-tú tambien lo hiciste- dijo con una sonrisa burlona que se borró enseguida al darse cuenta que a mí no me divertía.

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