-¿me vas a decir ahora por qué estabas llorando?-preguntó él.
-No deberías estar aquí, yo no debería estar aquí, contigo- dije sin responder a su pregunta.
Pareció meditar sus palabras.
-pero lo estoy, Ani - dice con una sonrisa, así solía decirme antes de que pasará todo lo de la apuesta.
-yo ya me voy, te estas comportando muy raro y no vuelves a llamarme así nunca más.-dije con la intención de levantarme pero el me tomó por la muñeca y me lo impidió.
-es así como siempre quise comportarme contigo- lo dijo tan bajo que casi no pude oírlo, nunca había tenido la oportunidad de hablar con él después de lo que pasó hace un año ¿este sería el momento?
-Elias yo...- me callé, bueno me calló.
Me está besando, ¿qué le pasa? Me quede estática, antes de que pueda hacer algo él se separa un poco y me mira intensamente como si esperara que le diga algo pero nada sale de mi boca, el mira por mi hombro y yo volteo la cabeza y no me gusta nada lo que veo.
Está Anthony y Danna en la puerta de el gimnasio, Elias me había llevado ahí para que me tranquilice.
Danna pasa su mirada de mí a Elias, puedo notar que sus ojos están cristalizados y luego los cierra fuertemente y se va corriendo, Anthony solo me mira a mí con ¿decepción? y se va detrás de Danna ¿como pasó todo esto? Ahora me siento la peor persona del mundo.
Todo esto es tan absurdo, no entiendo nada.
-lo siento- dijo cogiendo mis mejillas para que lo miré- no debí hacerlo, pero tenía mucho tiempo queriéndolo hacer que no me pude resistir y ni siquiera me di cuenta que no era el momento, me aproveché de tu fragilidad- hizo una pausa esperando ver mi reacción pero no podía pensar nada y continuo- lo lamento mucho... perdóname por favor.
Esperé unos segundos o minutos para hablar, bueno para pensar que podía decir pero mi cabeza estaba vacía.
-yo... No sé que decir- dije al fin.
Él iba a decir algo pero se vio interrumpido por el timbre que anunciaba el fin del descanso. El más largo de mi vida.
Él estiró su mano para que la cogiera, yo dudé si hacerlo o no, lo miré y el tenía una sonrisa, una encantadora ¿qué? Ya perdí la cabeza.
-anda, vamos. No voy a comerte, no hasta que tú lo quieras. - dijo con una sonrisa pícara.
-no le robes el puesto a Erica - dije sonriendo y pasando delante de él.
Ella es la persona más insufrible
- ¿el puesto?-preguntó con el seño fruncido.
-Ah, si. Lo siento. Es que últimamente las cosas que creo que pienso, resultan que salen de mi boca sin aviso. -dije
-Sigo sin entender- dijo arqueando una ceja.
-¿qué quieres entender?
-uhmm pues... Por qué estabas llorando y por qué le quité el puesto a Pierina.
- como te dije últimamente las cosas que creo que pienso, resultan que salen de mi boca sin que yo quiera. - frunció el ceño e hizo con la mano para animarme a continuar- en serio ¿quieres saber?- el asintió, le iba a hacer un mini resumen de lo que pasó pero puso un dedo sobre mis labios
-te espero en la salida, yo iré a dejarte a tu casa- dijo con una sonrisa enorme y luego me guiñó un ojo.
Iba a protestar pero avanzó más rápido que yo.